Una pena contra la emigraci¨®n
La organizaci¨®n Tostan (¡°romper la c¨¢scara¡± en wolof) mantiene un programa que prev¨¦ erradicar la costumbre de ablaci¨®n de genitales femeninos en Senegal para 2015. Ser¨¢ la primera en lograrlo en ?frica. Cuenta con el apoyo del Gobierno y de numerosos l¨ªderes sociales y religiosos. Ajenos a ello, en Espa?a, el comienzo de la campa?a coincidi¨® con una de las pocas sentencias de c¨¢rcel del mundo por esta pr¨¢ctica. El drama se acaba de repetir.
La ablaci¨®n de genitales es una norma controlada por las mujeres, y especialmente por suegras y abuelas, m¨¢s bien que madres. Las familias lo hacen por amor a sus hijas, como afirma Gerry Mackie, experto mundial y colaborador de Tostan. Como dice la antrop¨®loga Ylva Hernlund, los hombres lo ignoran como ¡°cosa de mujeres¡±. No es una conducta desviada, en las comunidades donde se practica lo habitual es que lo haga la mayor¨ªa. No es una costumbre de grupos marginados o ¡°atrasados¡±. No es necesariamente un rito de paso, o una marca ¨¦tnica, aunque muchas veces lo sea. No es un precepto religioso. La ablaci¨®n es algo necesario para poder casarse (como tambi¨¦n lo es para los hombres estar circuncisos, aunque la operaci¨®n sea, casi siempre, much¨ªsimo m¨¢s leve). Los genitales naturales son una se?al de desviaci¨®n social, a veces de suciedad y de malas costumbres, o simplemente algo propio de extra?os. Todo esto lo sabemos por abundantes encuestas y etnograf¨ªas (visiten la web de Demographic and Health Surveys). Cuando los padres y madres acusados en Espa?a dicen que es normal, que es algo que hizo ¡°alguien¡± de su familia, o que ha sido por su bien, seguramente dicen la verdad.
Tostan promueve el abandono colectivo de la norma por parte de todas las familias a la vez, tras un proceso educativo, mediante una declaraci¨®n p¨²blica. M¨¢s de 6.000 aldeas se han comprometido ya a abandonar la costumbre. El secreto es conseguir que las familias, una vez convencidas, sepan que podr¨¢n casar a sus hijos entre ellos. En Espa?a, la protecci¨®n integral de las ni?as requiere educaci¨®n familiar y perspectiva de arraigo (no tener que casarse ¡°all¨ª¡±). Tambi¨¦n podr¨ªa ofrecerse un compromiso p¨²blico, al modo de las declaraciones de Tostan, que ofrezca incentivos y sanciones bien dise?ados. No hay soluci¨®n f¨¢cil, pero la c¨¢rcel es cruel y no sirve a la protecci¨®n de las ni?as, sino a ense?arles d¨®nde est¨¢ la puerta de salida a las familias africanas.
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