La lepra que no cesa
India declar¨® eliminada la enfermedad en 2005 Diferentes ONG denuncian que la falta de medios ha provocado su resurgimiento
Periamma es un buen ejemplo de lo que sucede si la lepra no se trata a tiempo. Al principio, esta anciana perdi¨® el tacto y se qued¨® ciega. Luego, poco a poco, a lo largo de a?os, fue arranc¨¢ndose las manos y los pies. Ya era demasiado tarde cuando le ofrecieron tratamiento ¡ªque es sencillo y barato¡ª para combatir esta enfermedad que ataca a los nervios y mata el dolor. As¨ª que ahora est¨¢ condenada a un mundo de tinieblas en el que solo puede arrastrarse. Su vida transcurre entre el fr¨ªo suelo de su peque?a vivienda de hormig¨®n y el barro del porche. Para comer, alguien tiene que colocarle una cuchara que han dise?ado de forma que se adapta al mu?¨®n, y, como no ve, la mayor parte de la comida se cae al suelo. Pero, por lo menos, Periamma sigue viva. A su hermano lo mat¨® la enfermedad, que naci¨® en India dos milenios antes de Cristo.
¡°Hace ya muchos a?os que se contagiaron los miembros de mi familia, y entonces nadie iba al m¨¦dico. Cuando se les ca¨ªa un dedo solo pensaban que era alg¨²n tipo de maldici¨®n, y se resignaban a que su vida fuera as¨ª. Como mucho, visitaban alg¨²n curandero y tomaban p¨®cimas tradicionales completamente ineficaces, hechas con hojas y ra¨ªces. Se iban descomponiendo poco a poco hasta morir¡±, cuenta su hija, Shanti, que cuida de Periamma y de su t¨ªa, tambi¨¦n devorada por el bacilo Mycobacterium Leprae.
Todas ellas sobreviven en una peque?a casa a las afueras de Bangalore, en Chikayakanahalli, uno de los mil asentamientos para leprosos que existen en India. No es, precisamente, un lugar alegre. El bullicio t¨ªpico de India se desvanece, lo mismo que las sonrisas, habituales en cualquier otra zona. Cerca del hogar de Periamma, Raju ejemplifica esa depresi¨®n con una actitud habitual entre los enfermos de lepra: la de quien no toma la medicaci¨®n como es debido. Hace ya dos d¨¦cadas que le diagnosticaron el mal, pero ha estado en tratamiento durante 10 a?os ¡ªla enfermedad se cura en un m¨¢ximo de 12 meses si se administra correctamente la medicaci¨®n¡ª y no ha conseguido salvar la pierna. ¡°Nadie cuida de nosotros. Nos meten en estos sitios y si nos morimos, mejor¡±. La sociedad los aparta y el alcoholismo mata la poca fuerza de voluntad que les queda. Raju reconoce que tiene dificultades para mantenerse sobrio. ¡°?Para qu¨¦?¡±, pregunta desafiante.
¡°Uno de los principales problemas de la lepra es el rechazo que provoca en la gente¡±, explica Ignasi Turr¨®, director de la ONG espa?ola Neem, que est¨¢ construyendo letrinas y ha adecentado los edificios en los que habitan las 44 familias de leprosos que han sido reubicadas en Chikayakanahalli. ¡°A la mayor¨ªa ni siquiera les alquilar¨ªan una vivienda, as¨ª que el Gobierno decide subvencionar la construcci¨®n de casas para ellos en este tipo de guetos¡±. El Estado aporta 500.000 rupias (algo m¨¢s de 7.000 euros) y el resto corre a cuenta de los beneficiarios. ¡°La mayor¨ªa no puede pagar, as¨ª que dependen de ONG para acabar la construcci¨®n. Y como el mundo cree que la lepra se ha erradicado, cada vez es m¨¢s dif¨ªcil recaudar fondos para esta causa¡±.
Pero la lepra no ha muerto. Al contrario, vive un peligroso resurgimiento. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, que aboga por una detecci¨®n precoz para erradicar esta enfermedad, 2011 marc¨® un alarmante punto de inflexi¨®n: por primera vez desde 2005, a?o en el que India asegur¨® que hab¨ªa "eliminado" ¡ªt¨¦rmino que supone reducir la prevalencia de la enfermedad a menos de un caso por cada 10.000 habitantes¡ª la lepra, el n¨²mero de casos aument¨®. 127.295 personas dieron positivo, 500 m¨¢s que en 2010, lo que supone el 58% de todos los nuevos contagios que se registran en el mundo. En Espa?a fueron 11.
Adem¨¢s, cada vez se dan m¨¢s casos en las zonas m¨¢s deprimidas de las ciudades. En Bangalore los nuevos enfermos han pasado de 135 en 2008 a 321 en 2011, y el problema est¨¢ en que cada vez m¨¢s casos son infecciosos. Fuentes hospitalarias y de Naciones Unidas, que prefieren mantenerse en el anonimato, aseguran a EL PA?S que, a pesar de que la lepra va perdiendo fuerza en el resto del mundo, los datos preliminares de 2012, a¨²n no publicados, confirman la tendencia al alza en India. ¡°Como no se haga algo r¨¢pido, el asunto se les puede ir de la mano a los pol¨ªticos¡±, comenta un m¨¦dico de un hospital de Bangalore.
¡°El Gobierno indio asegura que la lepra ha sido eliminada del pa¨ªs, pero es mentira¡±. George Kannanthanam, director de la Sociedad Sumanahalli, no solo refuta los datos oficiales. Tambi¨¦n tacha a los dirigentes de irresponsables. ¡°Ten¨ªan que mostrar al mundo avances en la lucha contra la lepra y, para conseguirlo, no se les ocurri¨® otra cosa que reducir el n¨²mero de trabajadores sociales destinados a la localizaci¨®n de enfermos. Desmantelaron casi todos los grupos de estudio y prevenci¨®n que hab¨ªa en cada distrito. Y as¨ª, en un solo a?o el n¨²mero de casos se redujo en 300.000. Pero la magia no existe, es solo un mal truco¡±.
De hecho, hace dos a?os un informe oficial filtrado al canal de televisi¨®n brit¨¢nico Channel 4 confirm¨® que, al menos en un estado indio, se hab¨ªan dado hasta cinco veces m¨¢s casos que los reconocidos por las Autoridades. En la misma l¨ªnea, a finales del a?o pasado el canal de televisi¨®n News X volvi¨® a echar le?a al fuego con un reportaje en el que, adem¨¢s de mostrar que a muchos pacientes se les negaban los medicamentos necesarios para recuperarse, te¨®ricamente por falta de fondos, tambi¨¦n quedaba al descubierto la vulnerabilidad de los hijos sanos de leprosos.
¡°En cuanto saben que vivimos en un barrio de leprosos, la mayor¨ªa de las escuelas rechazan nuestras solicitudes de matr¨ªcula¡±, afirma Dona, una mujer del extrarradio de Delhi. ¡°As¨ª no nos queda m¨¢s remedio que mendigar¡±. El estatus oficial de enfermedad "eliminada" hace que las campa?as de concienciaci¨®n se cancelen, y que los guetos como el de Chikayakanahalli sean lugares apestados, c¨¢rceles en las que ni siquiera se ofrecen los servicios m¨¢s b¨¢sicos.
El problema de la estrategia gubernamental de ignorar la magnitud que todav¨ªa tiene la lepra se manifiesta en otros dos puntos. ¡°Por un lado, combatir la enfermedad deja de ser prioritario al considerar que est¨¢ eliminada, un confuso t¨¦rmino t¨¦cnico que muchos equiparan err¨®neamente a la erradicaci¨®n. Se reducen los fondos, los especialistas prefieren dedicarse a males m¨¢s rentables, como el sida, y el mundo se olvida¡±, apunta el responsable de Sumanahalli, que mantiene una leproser¨ªa en Bangalore y recauda fondos con los que construye viviendas para quienes han superado la enfermedad pero han sido repudiados.
¡°Por otro lado, esta falta de medios provoca, en una enfermedad cuyos s¨ªntomas iniciales suelen ser ignorados, que los nuevos casos sean detectados en fases avanzadas de la lepra. Y que los enfermos solo busquen tratamiento m¨¦dico cuando ya es demasiado tarde. Por eso, los buenos resultados cosechados gracias al met¨®dico trabajo realizado en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas est¨¢n ahora en peligro, y tememos un resurgimiento de la lepra¡±, advierte Kannanthanam.
Durante la visita de este peri¨®dico al centro de Sumanahalli, un nuevo paciente llega al centro y comienza a llorar. ¡°Est¨¢ desesperado porque le han echado de casa. Viene de una zona rural y es un buen ejemplo de c¨®mo nos llegan ahora los enfermos¡±, explica el director despu¨¦s de hacerle varias preguntas. ¡°Ya sufre deformidades en las manos, as¨ª que, aunque se cure, frente a la sociedad ser¨¢ siempre un apestado. Su vida, tal y como la ha conocido, se ha acabado¡±, sentencia Kannanthanam. ¡°Teniendo en cuenta que el tratamiento multiterapia es eficaz y barato, resulta vergonzoso que cada vez haya m¨¢s casos como el de este hombre en un pa¨ªs que se vanagloria de su crecimiento econ¨®mico¡±. Consciente de ello, el Gobierno anunci¨® el mes pasado un ¡°gran incremento¡± en los recursos que dedica a erradicar la enfermedad, pero no ha detallado el presupuesto.
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