Virus por voluntad divina
Los calvinistas holandeses sufren una epidemia de sarampi¨®n por su negativa a vacunarse La enfermedad ha causado ya 466 casos en ni?os, de los que cinco est¨¢n muy graves
Una epidemia de sarampi¨®n desatada en el denominado Cintur¨®n B¨ªblico holand¨¦s, zona de mayor¨ªa calvinista que cruza el pa¨ªs de oeste a este y rechaza las vacunas por motivos religiosos, ha provocado un debate nacional sobre los derechos del menor. O mejor, sobre el derecho del Estado a obligar a los padres a proteger a sus hijos de enfermedades infecciosas evitables. La cifra oficial de ni?os afectados asciende a 466, pero el Instituto Nacional de Salud P¨²blica (RIVM en sus siglas en holand¨¦s) calcula que puede ser 10 veces mayor. ¡°En esa comunidad, no todo el mundo acude al m¨¦dico ni alerta a las autoridades sanitarias¡±, se?alan los vir¨®logos, que han puesto en marcha una campa?a urgente de inoculaci¨®n para 6.000 beb¨¦s entre 6 y 14 meses. ¡°Es una invitaci¨®n, porque el calendario de vacunaci¨®n es voluntario en todo el pa¨ªs. En la pr¨¢ctica, lo sigue m¨¢s del 95% de la poblaci¨®n, as¨ª que ahora la ofrecemos all¨ª donde haya menos de un 90% de vacunados¡±, a?aden. Entre 1999 y 2000, tres ni?os murieron de sarampi¨®n en un episodio similar y 150 fueron hospitalizados.
La vacuna brindada incluye sarampi¨®n, paperas y rub¨¦ola ¡ªtambi¨¦n constatada en la regi¨®n¡ª y los m¨¦dicos de cabecera se encargan de animar a los padres a inocular a su prole. La tarea no es f¨¢cil. El n¨²cleo duro de los calvinistas holandeses suma unos 600.000 miembros y cuenta con tres esca?os en un Parlamento de 150. Su credo les lleva a anteponer el ¡°plan de Dios y las pruebas mandadas a sus criaturas¡±, a la evidencia cient¨ªfica sobre el riego y prevenci¨®n del virus. Otros ortodoxos, por el contrario, admiten que la presi¨®n social les lleva a no vacunar a sus hijos. Los que abren la puerta al m¨¦dico si acude a domicilio, act¨²an con verg¨¹enza y a escondidas para no ser marginados por los suyos. Consciente de la situaci¨®n, confirmada por varios m¨¦dicos, el RIVM se ha asegurado de que sus cartas lleguen a las direcciones particulares. De constatarse efectos secundarios da?inos, los especialistas s¨ª son bienvenidos. Por eso se sabe que ha habido dos casos de encefalitis y dos neumon¨ªas. Otro peque?o est¨¢ muy grave, y cinco m¨¢s, graves. En 1971, la misma visi¨®n b¨ªblica favoreci¨® la aparici¨®n de una epidemia de poliomielitis que acab¨® con la vida de cinco menores y dej¨® con secuelas a otros 44. En 1999 hubo un segundo brote.
A la vista de que el pico de la actual epidemia de sarampi¨®n a¨²n no ha sido alcanzado, el cruce de reproches entre predicadores y pol¨ªticos ha adquirido dimensiones insospechadas. Los primeros ofrecen su apoyo pastoral a las familias y advierten, como Wouter Pieters, de que ¡°nada hay por encima de la Biblia¡±. ¡°Los servidores p¨²blicos pueden hablar en nombre propio, pero el creyente decide por s¨ª mismo bajo la mirada del Se?or¡±. Respond¨ªa as¨ª al llamamiento de la antigua ministra de Sanidad, Els Borst, liberal de izquierda, a la vacunaci¨®n. ¡°No va en contra de Dios. Y si todo es voluntad divina, tambi¨¦n lo son las vacunas¡±, dijo ella. Su postura fue refrendada por el propio primer ministro, Mark Rutte, liberal de derecha, creyente y protestante, que considera imposible ¡°que el Creador quiera que estos ni?os sufran las consecuencias de una enfermedad peligrosa¡±. ¡°En este mismo mundo creado por ?l hay vacunas¡±, se?al¨®, en su alocuci¨®n semanal de los viernes. Edith Schippers, titular de la cartera de Sanidad, y miembro a su vez del partido en el poder, prefiri¨® poner la nota pragm¨¢tica: ¡°Si bien el sarampi¨®n no es inocuo y no vacunar es un error, vivimos en un pa¨ªs libre¡±.
Con el debate embarrancado, la senadora Heleen Dupuis, otra liberal ¡ªcasi el ¨²nico partido que ha intervenido en la discusi¨®n¡ª se ha atrevido a pedir que ¡°el Estado proteja a los ni?os de sus padres¡±. ¡°Es hora de abrir la discusi¨®n sobre la posibilidad de una vacunaci¨®n obligatoria. Tambi¨¦n lo es la educaci¨®n elemental. Otra manera, si se quiere, de forzar la voluntad paterna¡±, declar¨® en el informativo nocturno Nieuwsuur. A partir de aqu¨ª, la religi¨®n y la ciencia, enfrentadas como nunca, han cedido terreno al principio de la separaci¨®n de la Iglesia y el Estado. Y las opiniones se han multiplicado. Desde el historiador Hans van der Jagt, estudioso del protestantismo nacional, que ha escrito en el rotativo De Volkskrant lo siguiente: ¡°Los ¨²nicos que tienen la respuesta son los creyentes mismos. Pero estamos ante un grupo marginal y ego¨ªsta de ortodoxos protestantes [¡] Van desapareciendo, pero ni Rutte ni la sociedad puede cambiarles¡±. Al predicador y profesor de teolog¨ªa Arnold Huijgen, que lamenta ¡°la falta de respeto del Estado, con sus constantes intromisiones, por las libertades ciudadanas¡±. ¡°?Ad¨®nde vamos a llegar?¡±, se pregunta.
"Los virus forman parte del plan de Dios", dice un predicador
Con la sociedad en vilo por la suerte de los ni?os enfermos, y el temor a que la epidemia salte al resto del pa¨ªs, el microbi¨®logo Roel Coutinho, miembro del RIVM, ha sido a¨²n m¨¢s pr¨¢ctico que la ministra de Sanidad. ¡°Los contrarios a las vacunas tienen muy clara su postura. El calendario de vacunaci¨®n ha funcionado en Holanda sin problemas (desde su implantaci¨®n en 1957). El rechazo habr¨ªa sido mayor de haberse impuesto¡±, ha hecho saber, mientras preparaba las 6.000 cartas dirigidas a la comunidad calvinista.
Una amenaza recurrente
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud calcula que para que desaparezca el sarampi¨®n hay que vacunar al menos al 95% de los ni?os. En teor¨ªa, eso protege a toda la poblaci¨®n, pero casos como los brotes de 2011 han demostrado que no es suficiente. Algunas poblaciones que hab¨ªan quedado al margen hicieron que ese a?o hubiera m¨¢s de 3.500 casos en toda Espa?a (11 veces m¨¢s que en 2010, el 70% agrupados en Andaluc¨ªa y Madrid), seg¨²n el informe sobre ese a?o del Instituto de Salud Carlos III, y solo Cantabria, donde la tasa de vacunaci¨®n es del 100%, qued¨® libre de la enfermedad.
Como consecuencia de este resurgir el nuevo calendario vacunal que pactaron las comunidades y el ministerio ha adelantado la fecha de la primera dosis a la edad de 12 meses, y ha dejado la segunda entre los tres y cuatro a?os. Es esta segunda dosis la que m¨¢s falla. Los ¨²ltimos datos indican que la media supera ese 95% recomendado, pero eso no es homog¨¦neo: Andaluc¨ªa, Baleares y el Pa¨ªs Vasco quedaron en 2011, por poco, por debajo de ese m¨ªnimo. Los expertos descartan, sin embargo, que ello se deba a movimientos antivacunas.
Este a?o la situaci¨®n parece que va mejor. Hasta el 16 de julio (¨²ltima fecha con datos), el Instituto Carlos III ha registrado 107 casos de sarampi¨®n, la mayor¨ªa en Baleares y Catalu?a, frente a 1.129 en el mismo periodo del a?o pasado.
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