Dos f¨®siles siembran la duda sobre el ¨¢rbol geneal¨®gico de los mam¨ªferos

Ninguna genealog¨ªa hay m¨¢s compleja que la de la evoluci¨®n animal. En lo que podr¨ªa entenderse como un gui?o humor¨ªstico, Nature publica hoy el caso de dos f¨®siles de la misma ¨¦poca (hace entre 160 y 165 millones de a?os), de la misma regi¨®n, China, de dos animales de la misma familia (los haramiyidos) pero que, seg¨²n se interpretan, dan dos interpretaciones completamente diferentes al momento en que apareci¨® el ancestro com¨²n de todos los mam¨ªferos actuales.

Uno, el que han denominado Arboroharamiya jenkinsi, tiene, como su nombre indica, una extraordinaria adaptaci¨®n para la vida arb¨®rea. Y sus rasgos lo relacionan con los antepasados de los mam¨ªferos actuales. Se los presume omn¨ªvoros, pero gr¨¢ciles cazadores de insectos.

En cambio el otro f¨®sil, el del Megaconus, es ligeramente m¨¢s antiguo, pero, tambi¨¦n mucho m¨¢s primitivo. Por sus rasgos, se supone que era terrestre y herb¨ªvoro.

Richard Cifelli, del Museo de Ciencias Naturales de Oklahoma, y Brian Davies, de la Universidad de Louisville, en un comentario que tambi¨¦n publica Nature, apuntan a algo m¨¢s importante: la ubicaci¨®n que les dan los autores (Xiaoting Zheng del primero, Chang-fu Zhou del segundo) dentro de la l¨ªnea evolutiva de los mam¨ªferos actuales. Los haramiyidos no son en ning¨²n caso antepasados directos nuestros, pero podr¨ªa consider¨¢rselos unos t¨ªos lejanos. Seg¨²n la interpretaci¨®n que da Zheng de su Arboroharamiya, el antepasado com¨²n para los tres tipos de mam¨ªferos que han ¨Chemos- llegado a nuestros d¨ªas quedar¨ªa situado antes de la denominada explosi¨®n jur¨¢sica, hace unos 215 millones de a?os, ya en el tri¨¢sico, una fecha mucho m¨¢s antigua de lo que se supon¨ªa.

En cambio, la reconstrucci¨®n del ¨¢rbol geneal¨®gico hecha a partir del Megaconus se ajusta mejor a lo que se supon¨ªa: se desgaj¨® del ¨¢rbol com¨²n hace m¨¢s tiempo, y el antepasado de ornitorrincos, koalas y caballos, por poner un ejemplo de cada una de las ramas, quedar¨ªa en hace 170 millones de a?os, en lo que se denomin¨® la explosi¨®n jur¨¢sica.

Los analistas de Nature no se decantan por una opci¨®n o por otra. ¡°El siguiente paso es obvio: llevar a cabo an¨¢lisis que sinteticen y reconcilien los datos. Para ello ser¨¢ crucial disponer de m¨¢s f¨®siles, a ser posible de cr¨¢neos¡±, concluyen.