¡°La cig¨¹e?a embellece el cielo¡±
El bi¨®logo fue clave en la preservaci¨®n del humedal de los Aiguamolls de l¡¯Empord¨¤
Pregunta. Dedica su vida a cantar ¡ªy valga la palabra¡ª las excelencias de las aves. Pues debe detestar Los p¨¢jaros.
Respuesta. Exacto. Un mal favor hizo ah¨ª Hitchcock. Por suerte luego se han hecho otras pel¨ªculas, como N¨®madas del viento.
P. ?Cu¨¢l es el p¨¢jaro m¨¢s extra?o que ha visto?
P¨¢jaro a p¨¢jaro
El bi¨®logo Jordi Sargatal (Figures, 1957) fue decisivo en la preservaci¨®n de los humedales de los Aiguamolls de l'Empord¨¤, en Girona, un para¨ªso para las aves. Le gusta volar, incluso ha saltado dos veces en paraca¨ªdas. Es uno de los editores del monumental Handbook of the Birds of the World (Lynx Ediciones). Su poeta a¨¦reo favorito no es Shelley sino Neruda que en Arte de p¨¢jaros escribi¨®, recuerda, aquellos versos: ¡°P¨¢jaro a p¨¢jaro conoc¨ª la tierra¡±. Y a?ade: ¡°Eso es lo que yo hago¡±.
R. Un raro tal¨¦galo, en Pap¨²a, el megapodio de Waigeo. Son aves como pavos que entierran los huevos para que se incuben con el calor de la vegetaci¨®n podrida. Estuvimos nueve horas caminando junto a un r¨ªo hasta llegar a la monta?a en que lo observamos. ?ramos los terceros blancos en verlo.
P. No le preguntar¨¦ si vali¨® la pena.
R. ?Oh, y tanto!
P. ?C¨®mo empieza uno a aficionarse a ver p¨¢jaros? Esa gran birdwatcher que era Phoebe Snetsinger lleg¨® a observar 8.000 de las 10.000 especies que existen tras diagnostic¨¢rsele en 1981 un c¨¢ncer terminal y decirle los m¨¦dicos que le quedaba un a?o de vida. Se equivocaron. Muri¨® en 1999 en Madagascar en un accidente de autom¨®vil, tras a?adir el vanga de hombros rojos a su lista.
R. Yo he visto unas 6.000. Hay muchas maneras de comenzar. Empec¨¦ a los seis a?os en el jard¨ªn de la maternidad buscando la cig¨¹e?a que, me dijeron, hab¨ªa tra¨ªdo a mi hermano.
P. Es su ave favorita, ?verdad?
R. S¨ª. La cig¨¹e?a embellece el cielo. Luego no he parado hasta ver todas las 19 especies de cig¨¹e?as del mundo.
P. ?Y?
R. Puedo morir m¨¢s tranquilo.
P. Creo que tuvo una experiencia intensa llevando un grupo de cig¨¹e?as en coche.
R. S¨ª, en un R12. Transport¨¢bamos ocho de Extremadura a las marismas del Empord¨¤, al parque natural de los Aiguamolls, en 1978. Se marearon con las curvas y empezaron a vomitar: ranas, serpientes, lo que comen. Un viaje inolvidable.
P. Josefina re?¨ªa a Napole¨®n porque disparaba desde la ventana a los cisnes de la Malmaison. ?Las aves lo tienen mal con el poder?
R. Y a veces bien. Las ¨¢guilas, por ejemplo, han sido muy valoradas, como s¨ªmbolos. Esa an¨¦cdota lo que retrata mucho es a Napole¨®n, ?qu¨¦ bruto!
P. Hay muchas cosas asombrosas en las aves. Y no hablaremos aqu¨ª de la portentosa vida sexual del acentor, que aunque carece de pene, como la mayor¨ªa de los p¨¢jaros macho ¡ªalgo perturbador desde el punto de vista masculino¡ª, presenta unos test¨ªculos en verdad notables, 50 veces m¨¢s pesados, proporcionalmente, que los de un hombre corriente de los que ves en el gimnasio.
P. ?Es verdad que los p¨¢jaros no hacen pip¨ª?
R. Bueno, no exactamente. Orinar, orinar, no orinan. Lo hacen todo junto. El excremento lo incluye todo.
P. Parece que es cuesti¨®n de aerodin¨¢mica, qu¨¦ cosa...
R. Cierto, Est¨¢n dise?ados muy cuidadosamente para poder volar. Se trata de eliminar todo el peso superfluo. Por eso adem¨¢s evac¨²an tan a menudo.
P. Pues lo del acentor...
R. Ese sobrepeso solo lo tienen en ¨¦poca de reproducci¨®n.
R. ?Es importante el sexo para los p¨¢jaros?
R. Parecer¨ªa que s¨ª. Como para todos. Pero en general sus c¨®pulas son muy cortas.
P. ?De cu¨¢nto tiempo estamos hablando?
R. En muchas especies menos de un segundo.
P. Vaya, realmente es poco.
R. Les evita distracciones peligrosas. A m¨ª en todo caso lo m¨¢s maravilloso me parece la migraci¨®n. El charr¨¢n ¨¢rtico va cada a?o del ?rtico a la Ant¨¢rtida.
P. ?C¨®mo ser¨ªa el mundo sin p¨¢jaros?
R. Una cosa trist¨ªsima, no puedo imaginar nada peor. Los sitios en que no hay p¨¢jaros, como Pek¨ªn, son deprimentes.
P. ?No es un poco obsesivo lo de observar p¨¢jaros? Yo mismo he hecho cosas inconfesables para anotarme la orop¨¦ndola.
R. Es como un virus. Tiene algo de la pasi¨®n del coleccionismo. Es f¨¢cil empezar, basta con ponerse a mirar. Enriquece enormemente la vida. Te hace abrir los ojos a la belleza del mundo.
P. Los machos de las aves son en general m¨¢s vistosos y las hembras m¨¢s discretas. ?Hay alguna lecci¨®n ah¨ª?
R. Los machos gastan mucha energ¨ªa presumiendo y marcando el territorio. Y resultan m¨¢s visibles para los depredadores. Ellas son m¨¢s pr¨¢cticas.
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