¡°Los j¨®venes de hoy no necesitan tener coche¡±
Despu¨¦s de gestionar grandes fortunas decidi¨® bajar al terreno
Desde los c¨®modos despachos del Foro Econ¨®mico Mundial, en Suiza, a la basura, un problema del que solo nos acordamos cuando se acumula en nuestras calles. Parag Gupta (San Francisco, 35 a?os) es un emprendedor social que despu¨¦s de gestionar grandes fortunas decidi¨® bajar al terreno. Su gran apuesta se ha desarrollado en los ¨²ltimos cuatro a?os en India, pa¨ªs del que sus padres emigraron con 50 d¨®lares en el bolsillo. ¡°Tendr¨ªa unos 12 a?os cuando viaj¨¦ con mi padre y al ver tanta basura en las calles le preguntaba una y otra vez d¨®nde estaban los camiones¡±, recuerda. Esa imagen le marc¨®.
Con el lema, ¡°la basura de unos es el tesoro de otros¡±, Gupta ha implantado un sistema de cooperativas de recolectores que permite tratar el 80% de los residuos que quedan en las calles ¡ª¡°en una semana producen suficiente para doblar en altura el Empire State de Manhattan¡±, de 443 metros¡ª y dar un trabajo digno a trabajadores antes expuestos a la usura o la sobreexplotaci¨®n. ¡°A una de las mujeres con las que trabajamos le pregunt¨¦ si le importaba ser una recolectora. Me dijo que no, pero que quer¨ªa que sus hijos tengan una vida mejor¡±, relata. El sueldo medio, de un euro diario, se ha doblado, y tienen miras de llegar a triplicarlo. Con la basura, principalmente org¨¢nica, hacen compost. Los cr¨¦ditos de carbono por la reducci¨®n de emisiones piensan venderlos a empresas m¨¢s contaminantes.
Agradecido por ¡°haber nacido en el lugar y el momento adecuados¡±, algo que le ha permitido estudiar en la Universidad de Chicago y en la de Harvard, ha visitado Madrid para participar en el Congreso Mentes Brillantes. Chapurrea algo de espa?ol, lo justo para alabar el jam¨®n ib¨¦rico y las gambas al ajillo. Seis meses trabajando como consultor voluntario con peque?os agricultores de Nicaragua dieron sus frutos. ¡°Llevo 10 a?os sin hablarlo¡±, reconoce y contin¨²a la entrevista en ingl¨¦s.
Viste traje sin corbata y habla como un ecologista. ¡°Antes de plantearnos qu¨¦ hacer con la basura, tendr¨ªamos que reducir nuestro consumo¡±, afirma sentado en un sof¨¢ del Circo Price, frente a una lata de Coca-Cola. ¡°Yo no soy feliz al comprar una maquinilla de afeitar con cinco cuchillas, si me puedo afeitar con una o dos¡±, asegura. Es dif¨ªcil frenar ese consumismo, pero se muestra optimista con la actitud de los j¨®venes. ¡°Afortunadamente las nuevas generaciones en EE UU sienten que no necesitan un coche, que pueden usar el transporte p¨²blico (...). Usan programas de tel¨¦fono m¨®vil para compartir veh¨ªculos y gastar menos¡±.
Teatro Price. Madrid
Dos coca-colas.
Cortes¨ªa de la organizaci¨®n.
Como asesor de directivos de Fortune 500 y organizaciones sin ¨¢nimo de lucro ha advertido en m¨¢s de una ocasi¨®n a los pa¨ªses en desarrollo de que no sigan el modelo de crecimiento de los industrializados, como EE UU. ¡°No podemos decirles que no pueden crecer¡±, reconoce. Pero s¨ª que deber¨ªan de hacerlo de forma m¨¢s sostenible.
Su empresa, Waste Ventures, est¨¢ encantada de crear competencia. Trabajan en 44 municipios indios e intentan que se difunda en el mayor n¨²mero de Estados. ¡°Creamos carritos con licencia para que todo el mundo lo pueda utilizar, es low cost y se puede hacer en todos los pa¨ªses en desarrollo¡±, detalla. Todo, con un noble fin de fondo: ¡°Romper el c¨ªrculo de la pobreza y mejorar el mundo¡±.
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