Pistorius entr¨® ¡°en modo combate¡± por el ruido de una lavadora
La an¨¦cdota ha sido recordada por Sean Patrick Rens, entrenador de armas y amigo del atleta, durante el juicio
El ¡°gatillo f¨¢cil¡± de Oscar Pistorius le llev¨® una noche al llegar a casa a ¡°entrar en c¨®digo rojo o modo combate¡± y escuchar un ruido sospechoso que result¨® ser la lavadora. La an¨¦cdota esa vez se acab¨® ah¨ª y hoy la record¨® Sean Patrick Rens, entrenador de armas y amigo del atleta paral¨ªmpico sudafricano durante el juicio por el asesinato de Reeva Steenkamp. El mismo Pistorius tuite¨® el episodio en 2012 pero fue borrado de su cuenta.
No es la primera vez que un testigo destaca esa pasi¨®n por las armas. Rens conoci¨® a Pistorius en mayo de 2012 y del trato se llev¨® el retrato de un hombre ¡°amante y entusiasta de las armas¡± hasta el punto de querer ampliar su colecci¨®n de armas por encima de las cuatro que la legislaci¨®n sudafricana permite a los particulares.
Rens regenta una escuela de entrenamiento de armas a la que Pistorius acudi¨® para obtener el certificado de capacitaci¨®n. Tras las lecciones pertinentes, el velocista conoc¨ªa bien la teor¨ªa de en qu¨¦ circunstancias pod¨ªa apretar el gatillo. Apenas dos meses antes de matar a tiros a su novia, respondi¨® correctamente a un cuestionario en el que se le presentaron hipot¨¦ticos escenarios de ataques, curiosamente, parecido al que le ocurri¨® en sus propias carnes.
En diciembre de 2012 el velocista encarg¨® a Rens seis pistolas por valor de unos 4.000 euros que nunca lleg¨® a recibir ya que el pedido se cancel¨® un mes despu¨¦s de la muerte de Steenkamp, el 14 de febrero de 2013. Pistorius contest¨® que en ning¨²n caso se puede disparar contra un intruso en la casa si la vida propia no peligra porque el ladr¨®n en cuesti¨®n apunta directamente con otra arma.
Poco despu¨¦s de estas respuestas, el paral¨ªmpico conocido como Blade Runner dispar¨® cuatro tiros contra su novia, a trav¨¦s de una puerta porque sospech¨® que se hab¨ªa colado un ladr¨®n en la casa. Solo contest¨® afirmativamente a la pregunta de si utilizar¨ªa su arma si se encuentra enfrente de dos hombres con pistola y navaja y ninguna puerta para protegerse. De hecho, el velocista doblemente amputado consigui¨® el certificado para las armas que solicitaba, una de ellas autom¨¢tica.
El entusiasmo de Pistorius por las armas no es un caso aislado. El sentimiento de vulnerabilidad en Sud¨¢frica es muy alto en todas las capas sociales, como lo demuestra el peso de las empresas de seguridad y las alambradas electrificadas que guardan la mayor¨ªa de casas y empresas.
Seg¨²n la asociaci¨®n Sud¨¢frica libre de armas, en 2009 el 17% de las mujeres muertas lo fueron a causa de disparos.
A Pistorius, su exnovia Samantha Taylor tambi¨¦n lo describi¨® como ¡°amante de las pistolas¡± y en su turno como testigo lleg¨® a asegurar que siempre dorm¨ªa con una arma al lado de su cama, al tiempo que record¨® que hab¨ªa disparado al aire cuando iba con un descapotable, enfadado porque la polic¨ªa les hab¨ªa parado previamente por exceso de velocidad.
En el und¨¦cimo d¨ªa de juicio tambi¨¦n subi¨® al estrado de los testigos Bennie van Standen, el polic¨ªa encargado de fotografiar la escena del crimen. Su testimonio no era f¨¢cil despu¨¦s de que en la sesi¨®n del viernes, un compa?ero suyo admiti¨® que se hab¨ªan cambiado los objetos de sitio y se advirti¨® que las im¨¢genes no ten¨ªan la fecha de captura ajustada.
Van Standen mostr¨® las propiedades de las fotograf¨ªas correctas, con el d¨ªa y la hora correcta en que se tomaron y que coincid¨ªan con el tiempo real de la madrugada del crimen. El inspector lleg¨® a casa de Pistorius y se encontr¨® al atleta en el garaje, en compa?¨ªa de su hermano Carl.
Tras un primer an¨¢lisis visual, el agente empez¨® a hacer fotos ¡°sin tocar¡± los objetos para posteriormente moverlos para buscar otros detalles ¨²tiles para la investigaci¨®n. Adem¨¢s tom¨® fotos de Pistorius ensangrentado y como le confes¨® que se hab¨ªa lavado las manos, le practic¨® la prueba de restos de p¨®lvora tambi¨¦n en los brazos.
El agente admiti¨® que movi¨® el edred¨®n de la cama de Pistorius al observar que ¡°hab¨ªa manchas de sangre¡±. Adem¨¢s, encontr¨® restos de sangre en la pared de la mesita de noche donde supuestamente hab¨ªa dormido esa noche Steenkamp, as¨ª como en el largo pasillo que conduce al ba?o donde se produjo la muerte de la joven.
Pistorius mantiene que dispar¨® contra la puerta del lavabo creyendo que dentro se escond¨ªa un intruso, aunque en realidad estaba encerrada su novia. El Fiscal le acusa de haber planeado el asesinato.
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