Algo se mueve en la Universidad
La ruptura de la igualdad de oportunidades en el acceso a la educaci¨®n moviliza a los estudiantes La falta de perspectivas profesionales alimenta las protestas
Jueves 27 de marzo, doce y media de la ma?ana. Varios miles de estudiantes se desga?itan en la calle Atocha de Madrid. ¡°?El dinero del banquero, para el instituto obrero!¡±. ¡°?Lo llaman democracia y no lo es, es una dictadura, eso es...!¡±. Sobre sus cabezas, en el nubloso cielo de la reci¨¦n estrenada primavera, el helic¨®ptero de la polic¨ªa les vigila. El zumbido de sus alas se escucha con fuerza. ¡°?Menos polic¨ªa, m¨¢s educaci¨®n!¡±, gritan ellos. Algunos llevan consigo la esterilla que han usado para dormir en el suelo de la facultad, donde se han encerrado esa noche pasada. Como Mayte, de 21 a?os, que estudia cuarto de Arqueolog¨ªa y viene de pasar la noche en la facultad de Historia de la Universidad Complutense. Dice que eran unos 80. Que ella est¨¢ esperando con angustia su beca, porque es de Ja¨¦n y vivir en Madrid es muy caro. ¡°No puedes trabajar para ayudar en casa, hace unos a?os s¨ª, pero ahora no encuentro trabajo¡±, se queja. La manifestaci¨®n avanza. ¡°?Obreros estudiantes, unidos adelante!¡±, corean. La semana pasada ha sido de encierros, barricadas y marchas. Ha habido decenas de detenidos. La polic¨ªa ha vuelto a los campus, en una imagen que recuerda a ¨¦pocas pasadas. Los estudiantes, parece, han empezado a despertar de la apat¨ªa. Lo gritan las j¨®venes gargantas en la calle Atocha: ¡°?Si no hay soluci¨®n, habr¨¢ revoluci¨®n!¡±.
Que algo se mueve lo sabe bien el rector de la Complutense, Jos¨¦ Carrillo, al que se le han echado encima por pedir a la polic¨ªa el pasado mi¨¦rcoles que desalojara su vicerrectorado, donde un grupo de j¨®venes llevaba una semana encerrado en una protesta por la falta de becas a la que se hab¨ªan sumado muchos que no eran estudiantes de la propia universidad. Hubo 53 detenidos, de los que solo ocho eran alumnos. El campus de Ciudad Universitaria ofrec¨ªa ese mi¨¦rcoles por la ma?ana una imagen de conflicto. No quedaba una facultad sin pintadas. Ni sin pancartas. ¡°600.000 alumnos sin beca¡±, dec¨ªa una que recib¨ªa a la salida del metro. El propio edificio del vicerrectorado estaba bien salpicado de grafitis. ¡°Okupa las becas¡±, se le¨ªa.
¡°Hay un resurgir de la protesta, no solo en la universidad, tambi¨¦n en secundaria", afirma Carrillo. ¡°En los ¨²ltimos dos a?os, desde que soy rector, hemos tenido muchas m¨¢s huelgas estudiantiles¡±. Exactamente 14 huelgas generales en dos a?os, puntualiza el Sindicato de Estudiantes, el convocante de las protestas de esta semana pasada, junto con el colectivo Tomalafacultad. Un paro cada algo menos de dos meses.
El rector de la Complutense: ¡°Al tiempo que el baj¨®n de las becas, la subida de tasas ha sido monumental¡±
El rector de la Complutense entiende que sus alumnos se movilicen. Tienen motivos, admite. Los conoce perfectamente. ¡°Las becas se han recortado, se exige mayor rendimiento acad¨¦mico para acceder a una ayuda cuando es absurdo, un alumno becado cuesta al Estado 36.000 euros y uno no becado 30.000. Al que tiene recursos no se le pide que justifique esos 30.000 euros que el Estado gasta en ¨¦l¡±, argumenta. ¡°Al mismo tiempo que el baj¨®n de las becas, la subida de tasas ha sido monumental. En Madrid el incremento de los precios es de m¨¢s de un 60% de media, y eso en grado, porque en m¨¢ster la subida ha sido en un a?o de un 130%¡±. Las universidades p¨²blicas madrile?as, explica el rector, han perdido por ese motivo un 20% de los estudiantes de m¨¢ster. ¡°Es un problema social muy importante, hay una inquietud tremenda¡±.
Menos becas y m¨¢s tasas. La ecuaci¨®n es complicada. El curso anterior, el de 2012-2013, (el primero en el que se empez¨® a aplicar el endurecimiento de los requisitos acad¨¦micos para acceder a una ayuda), se cerr¨® con 20.000 becarios menos en todos los niveles educativos. El ministerio ha avanzado que este curso habr¨¢ un 8% m¨¢s de beneficiarios de becas universitarias, pero el dato todav¨ªa no se conoce porque a tres meses de que finalice el curso a¨²n no se han pagado todas las becas (algo que tambi¨¦n preocupa a los alumnos). En paralelo, en los dos ¨²ltimos a?os la subida media de las tasas para acceder a la universidad ha sido de un 20% en todo el pa¨ªs, con picos de m¨¢s del 60% en comunidades como Madrid o Catalu?a, donde una carrera cuesta ahora de media 1.800 o 2.000 euros al a?o, respectivamente.
¡°La educaci¨®n siempre ha sido un elemento muy nivelador¡±, apunta Jos¨¦ Felix Tezanos, soci¨®logo de la UNED. ¡°Pero ahora se ha quebrado la igualdad de oportunidades¡±, alerta. Ana Garc¨ªa, secretaria general del Sindicato de Estudiantes, cree por eso son ¡°los hijos de los trabajadores¡± los que est¨¢n protagonizando las movilizaciones. Ella misma tiene 27 a?os y est¨¢ en paro. No ha encontrado trabajo desde que termin¨® la carrera de Comunicaci¨®n Audiovisual. Se dedica a estudiar ingl¨¦s y a liderar la organizaci¨®n estudiantil con unos 20.000 afiliados, comenta. ¡°Son los hijos de los trabajadores los que se est¨¢n quedando fuera de la universidad¡±, se queja. ¡°?Que viva, la lucha, de la clase obrera!¡±, gritaban los estudiantes en las manifestaciones.
Las ¨²ltimas protestas estudiantiles
14 huelgas en dos a?os. Los estudiantes han ido a la huelga en los dos ¨²ltimos a?os hasta 14 veces convocados por el Sindicato de Estudiantes, de las cuales dos fueron compartidas con toda la comunidad educativa. La ¨²ltima, la semana pasada. Un paro de 48 horas que tuvo un seguimiento irregular, pero que sac¨® a miles de j¨®venes a la calle. En octubre de 2013, alumnos y padres tiraron de la ¨²ltima gran movilizaci¨®n educativa contra las pol¨ªticas del ministro Wert.
Barricadas y encierros. La protesta estudiantil se ha vuelto m¨¢s virulenta en los ¨²ltimos meses. En la de esta semana pasada, la polic¨ªa detuvo a casi 70 personas, 53 en el desalojo de un encierro en el vicerrectorado de la Universidad Complutense de Madrid (solo ocho de los detenidos eran alumnos del propio campus), y el resto por disturbios registrados en las calles de la capital, en Bilbao y en Pamplona. Hubo barricadas y quema de contenedores en Madrid, Bilbao y Vitoria.
Asambleas semanales. Los estudiantes se organizan en m¨²ltiples asociaciones, y casi por facultad, que funcionan de forma bastante aut¨®noma y no est¨¢n muy coordinadas. En el Consejo Escolar del Estado est¨¢n presentes el Sindicato de Estudiantes, la Federaci¨®n de Asociaciones de Estudiantes Progresistas (FAEST), la Confederaci¨®n Estatal de Estudiantes (CANAE) y la Uni¨®n Democr¨¢tica de Estudiantes (UDE). En la Plataforma por la Escuela P¨²blica, el coraz¨®n de la marea verde (integrada por asociaciones de padres, sindicatos de profesores y estudiantes), se a?ade tambi¨¦n una reciente organizaci¨®n, Estudiantes en Movimiento. Catalu?a tiene su propio sindicato de estudiantes, el Sindicat d'Estudiants dels Pa?sos Catalans (SEPC) y la Associaci¨® de Joves Estudiants de Catalunya (AJEC). En Madrid, una organizaci¨®n surgida del 15-M, Tomalafacultad, con amplia presencia en las universidades, organiza asambleas semanales en casi todas las facultades.
Movilizados por las becas Erasmus. Centenares de Erasmus se movilizaron por toda Europa el pasado noviembre despu¨¦s de que el Ministerio de Educaci¨®n decidiera limitar las ayudas gubernamentales al programa solo a los universitarios que perciben becas generales por falta de recursos, reduciendo dr¨¢sticamente la financiaci¨®n de miles de estudiantes con el curso ya empezado. La presi¨®n de los Erasmus y del propio PP oblig¨® al ministro de Educaci¨®n, Jos¨¦ Ignacio Wert, a rectificar.
La percepci¨®n de los j¨®venes de que se ha roto la equidad en el acceso a la educaci¨®n es la causa principal que est¨¢ moviendo las protestas, coinciden los expertos. Y la falta de perspectivas, a?aden ellos. ¡°Los j¨®venes hemos alcanzado un grado m¨¢ximo de hartazgo¡±, proclama Fidel Gonz¨¢lez, presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones de Estudiantes Progresistas (FAEST), con unos 3.000 miembros. ¡°Estamos en una situaci¨®n de colapso como generaci¨®n. Hartos de que nos hayan pedido que nos formemos, que tengamos idiomas, que sepamos usar las nuevas tecnolog¨ªas, y luego no encontremos trabajo¡±. El soci¨®logo de la Universidad de Salamanca Fernando Gil, que est¨¢ a punto de publicar Los estudiantes y la democracia. Reinventando Mayo del 68, cree que los tiempos son tan convulsos como los de la revuelta francesa: ¡°Las causas de los movimientos estudiantiles que inspiraron Mayo del 68 siguen estando presentes, y con m¨¢s fuerza si cabe¡±.
El caldo de cultivo es importante, un ¡°malestar sordo muy patente¡±, en palabras del soci¨®logo de la UNED Jos¨¦ F¨¦lix Tezanos, pero a¨²n no ha terminado de cuajar. ¡°Creo que la movilizaci¨®n no ha explotado del todo¡±, apunta Tezanos, que entiende que la protesta estudiantil es parte de ¡°un movimiento multidimensional¡±, no solo estudiantil, donde est¨¢ participando toda la sociedad. Su colega de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, Benjam¨ªn Tejerina, s¨ª cree, sin embargo, que hay una movilizaci¨®n juvenil ¡°muy importante¡± si se tienen en cuenta todos los escenarios donde ellos se mueven. ¡°Tratamos de medir su comportamiento pol¨ªtico como med¨ªamos el de la generaci¨®n anterior, y ellos tienen sus propias armas. Las redes sociales, por ejemplo, est¨¢n en efervescencia¡±, se?ala.
La protesta, adem¨¢s, ha sido ¨²ltimamente algo m¨¢s virulenta, con barricadas, quemas de contenedores... Y los antidisturbios han vuelto a entrar en los campus. La imagen retrotrae al pasado, por el recuerdo en el imaginario colectivo de la represi¨®n de la polic¨ªa del franquismo en las facultades durante la dictadura. ¡°?Por qu¨¦ esta represi¨®n policial?¡±, se preguntaba en la manifestaci¨®n de Atocha Mayte, la estudiante de Arqueolog¨ªa que durmi¨® en la facultad. ¡°Por la ma?ana nos recibieron siete furgones de polic¨ªa¡±, se quejaba. El rector de la Complutense, cuyo perfil progresista es conocido (es hijo del fallecido l¨ªder comunista Santiago Carrillo) admite su incomodidad. ¡°No me ha gustado especialmente pedir la intervenci¨®n policial¡±, reconoce. ¡°Pero en el caso del secuestro del vicerrectorado no hubo m¨¢s remedio¡±. ¡°Llevamos un par de a?os con mucha tensi¨®n, a veces con actos de cierta violencia en las protestas. Es algo a lo que no est¨¢bamos acostumbrados¡±, se?ala la vicerrectora de Estudiantes de la Universidad Aut¨®noma, ?ngela Barrios.
En las facultades madrile?as hay asambleas todas las semanas. Las impulsa una organizaci¨®n nacida al calor del 15-M, Tomalafacultad, porque muchos de los que despertaron en el 15-M eran estudiantes. Los indignados, al fin y al cabo, eran en su mayor¨ªa j¨®venes, y no han parado de moverse. Como Arturo, alumno de 22 a?os de tercer curso de F¨ªsica y miembro del movimiento asambleario, que dice que desde los 18 a?os participa en todo lo que puede. ¡°No tanto por una cuesti¨®n econ¨®mica como por una conciencia social por los problemas que hay a mi alrededor¡±. ?l forma parte tambi¨¦n de un colectivo anarquista. ¡°La gente cada vez est¨¢ m¨¢s movilizada¡±, asegura. ¡°Lo notamos en los que llegan a primer curso¡±. Cuando se le pregunta si su protesta va a ir a m¨¢s, lo tiene claro. La situaci¨®n social y la ¡°presencia policial masiva¡±, dice, crean un clima inestable: ¡°No nos queda otra o la universidad acabar¨¢ como una escuela de ¨¦lites. Con cualquier chispa esto va a prender como un campo de cebada¡±.
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