El Se?or de los alacranes
Lourival Possani, reconocido con el Premio Carlos Slim en Salud, lleva 40 a?os en M¨¦xico estudiando el veneno de estos ar¨¢cnidos, que en este pa¨ªs mata a unas 100 personas al a?o
Lourival Domingos Possani habla espa?ol con palabras portuguesas por el medio. A las diez y media de la ma?ana se sirve en su despacho un caf¨¦ con unos granos de alta calidad que le mandan de Veracruz y que muele ¨¦l mismo. Naci¨® en 1939 en una ciudad del Estado brasile?o de R¨ªo Grande del Sur a 400 kil¨®metros de Porto Alegre, la capital. ¡°Porto Alegre queda xunto a un lago grand¨ªsimo¡±, dice. El doctor lleva barba en forma de candado, blanca, unas gafas doradas de montura delgada y camisa de manga corta para el calor. Avisa de que hay ¡°un otro estado¡± que se llama R¨ªo Grande del Norte.
¨C?Por qu¨¦ no ha aprendido a hablar del todo bien espa?ol?
¨CMe han aconsejado que no cambie ¨Cse r¨ªe el cient¨ªfico¨C, porque si la gente no te entiende muy bien, te presta m¨¢s atenci¨®n y te acaba entendiendo.
Lourival Possani ha sido galardonado con el premio Carlos Slim en Salud 2014 por el estudio de la estructura y la funci¨®n de los componentes del veneno de alacranes de casi todo el mundo, principalmente de Am¨¦rica Latina y del Caribe. M¨¦xico es el pa¨ªs con m¨¢s incidencia en picaduras de este ar¨¢cnido: unos 280.000 casos anuales, que provocan alrededor de 100 muertes al a?o. ¡°En los setenta y ochenta mor¨ªan entre 700 y 800 al a?o¡±, compara el investigador em¨¦rito del Instituto de Biotecnolog¨ªa de la UNAM, situado en Cuernavaca, una hora en coche al sur de M¨¦xico DF. Possani, que cuenta con m¨¢s de 300 art¨ªculos cient¨ªficos publicados en revistas internacionales, recibi¨® el premio hace una semana de manos del propio Carlos Slim.
¨C?Qu¨¦ tal con ¨¦l?
¨CAh, pues ah¨ª estaba. Solo lo salud¨¦ y me dio las felicidades.
Para llegar a que el segundo hombre m¨¢s rico del mundo le diese las felicidades, la carrera de Possani empez¨® a principios de los sesenta estudiando la licenciatura en Historia Natural en Porto Alegre. Dice que el enfoque acad¨¦mico en su facultad era de la escuela de Humboldt: ¡°Abrangia¡± ¨Cen portugu¨¦s, englobaba¨C ¡°todo lo que es la naturaleza¡±. En 1967 se fue a Par¨ªs para hacer un doctorado en biof¨ªsica molecular. Estudiaba en el Instituto de Biolog¨ªa Fisicoqu¨ªmica, que estaba en la zona del Barrio Latino. Una ma?ana de primavera de un a?o despu¨¦s, cuando como todos los d¨ªas sal¨ªa de la boca de metro Gare du Luxembourg, se encontr¨® con que no era capaz de reconocer el entorno: ¡°Vi todo esfumeado, todo levantado¡±. Cuando lleg¨® al instituto su tutor le dijo: ¡°?Qu¨¦ est¨¢s haciendo aqu¨ª? ?No sabes lo que pas¨® por la noche?¡±. El estudiante Lourival Possani ¨C¡°un joven interesado en la ciencia¡±, se define en retrospectiva¨C no se hab¨ªa enterado de que hab¨ªan empezado los disturbios del Mayo franc¨¦s.
Unos a?os despu¨¦s, llega a Nueva York para hacer su posdoctorado en la Universidad Rockefeller. Su tutor es Edward Reich, disc¨ªpulo de Edward Tatum, premio Nobel en Fisiolog¨ªa y Medicina en 1958. Reich estaba investigando sobre el veneno de una serpiente tailandesa y Possani se puso a trabajar con ¨¦l en este campo. Al llegar a este punto del relato de su trayectoria, el doctor trata de explicar lo que investigaba en el Rockefeller. La entrevista entra en una fase frustrante en la que el cient¨ªfico hace lo posible por hacer entender al reportero algo que el reportero no est¨¢ capacitado para entender. La conversaci¨®n se va metiendo en un remolino de t¨¦rminos especializados: acetil-colina, individuos pluricelulares, neurotransmisores, p¨¦ptidos¡ Possani garabatea nombres y dibuja estructuras qu¨ªmicas en folios. El reportero sigue sin entender. Como ¨²ltimo recurso, el doctor intenta ilustrar el asunto con objetos que tiene sobre la mesa. Agarra la taza en la que se hab¨ªa bebido su caf¨¦ de Veracruz y una goma y hace el movimiento de meter la goma en la taza.
Dice que la taza es el receptor de acetil-colina y que la goma es la alfa-toxina.
¡°?Queda claro?¡±, pregunta.
Sin necesidad de respuesta, da por cerrada la explicaci¨®n: ¡°Bueno, pues eso aprend¨ª en la Rockefeller¡±. Desde una esquina del despacho nos observa un lagarto venenoso disecado.
Despu¨¦s de Nueva York vinieron los alacranes. Lourival Possani llega a M¨¦xico a principios de los setenta y se encuentra con que sus picaduras son un problema de salud p¨²blica. Desde entonces, durante cuatro d¨¦cadas, ha estado estudiando la estructura y la funci¨®n de las prote¨ªnas que componen su veneno. Possani explica que M¨¦xico es el pa¨ªs con m¨¢s especies de alacranes: unas 240, aunque solo seis son venenosos, y est¨¢n solo en la costa Pac¨ªfico de M¨¦xico, no en las costas del Golfo ni del Caribe. Esto, que haya alacranes mortales y otros que no lo son, hace, seg¨²n Possani, que se genere un conocimiento popular equivocado sobre los remedios caseros y que se escuchen cosas como esta: ¡°Yo me puse una machaca de caf¨¦ con ajo y no me pas¨® nada¡±. Cuando la picadura es mortal no hay remedio que valga. Es necesario recibir una inyecci¨®n de ant¨ªdoto en menos de dos horas, sobre todo si se trata de ni?os menores de diez a?os o de adultos con problemas de salud que afectan a su sistema inmunol¨®gico. Las principales causas de muerte son el paro respiratorio y el edema pulmonar. Por lo general, un adulto de entre 70 y 80 kilos de peso es capaz de sobrevivir al veneno de alacr¨¢n. En cualquier caso, sea quien sea el afectado y sea como sea el alacr¨¢n, el doctor Possani advierte de que despu¨¦s de una picadura se debe acudir de inmediato a un centro de salud.
Al final de la entrevista, el doctor ense?a el aracnario de su laboratorio, donde en ¨¦poca de lluvias llegan a tener hasta 10.000 alacranes. El cuidador y criador de los bichos se llama Cipriano Balderas Altamirano. En la habitaci¨®n donde los guardan, Balderas los saca de sus cajas de pl¨¢stico y juega con ellos, incluso con los que tienen alguna toxicidad. ¡°No debes agarrar ese. Si te pica te vas a sentir mal¡±, le dice Possani cuando su empleado se pone en la palma de la mano un alacr¨¢n precioso de color negro mate y de movimientos nerviosos y agresivos. Balderas Altamirano lleva 25 a?os manej¨¢ndolos y le han picado varias veces. ¡°Como ya es mec¨¢nico, luego te conf¨ªas¡±, se excusa el domador.
Al doctor no le gusta agarrarlos con la mano. Usa pinzas de metal. A ¨¦l nunca le ha picado un alacr¨¢n en 40 a?os de trabajo.
¨C?Y no le ha picado ning¨²n otro bicho?
¨CS¨ª, pero avispas, o ara?itas. Cosas sin inter¨¦s ¨Cdice con desprecio cient¨ªfico Lourival Domingos Possani.
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