Un ¨¢tico de lujo para el cardenal Bertone
El ex secretario de Estado Vaticano ocupar¨¢ un apartamento de 700 metros cuadrados
En la guerra de poderes que sacudi¨® al Vaticano en los meses precedentes a la renuncia de Joseph Ratzinger, retransmitida gracias a la filtraci¨®n de su correspondencia privada, los papeles quedaron ¡ªhasta donde se sabe¡ª muy bien repartidos. A Benedicto XVI, L¡¯Osservatore Romanole adjudic¨® el de ¡°pastor rodeado por lobos¡±, un Papa t¨ªmido cuyo ¨²nico golpe en la mesa fue el de su dimisi¨®n. Hubo un ladr¨®n con pinta de cabeza de turco ¨CPaolo Gabriele, el fiel ayudante de c¨¢mara¡ª y un banquero honesto al que, ante la dificultad de un papel por lo general tan contradictorio, tomaron por loco y despidieron ¡ªEttore Gotti Tedeschi¡ª. Tambi¨¦n se recuerda un buen plantel de secundarios de lujo ¨Celegantes prelados que iban y ven¨ªan con maletines misteriosos y mandaban cartas advirtiendo de un supuesto atentado contra el Papa¡ª y, sobre todo, el papel estelar de malo, que bord¨® el entonces secretario de Estado, el todopoderoso cardenal Tarcisio Bertone.
La providencial llegada de Jorge Mario Bergoglio al Vaticano calm¨® de inmediato las aguas. El asunto de las guerras vaticanas se olvid¨® como un mal sue?o y los protagonistas desaparecieron del escenario con tanta discreci¨®n que parec¨ªan no haber existido jam¨¢s. Sin perder la sonrisa ¡ªal menos en p¨²blico¡ª, Francisco jubil¨® de sus funciones a Bertone, quien desde entonces hab¨ªa permanecido al margen de los focos. Hasta ahora. La prensa italiana informa de que el cardenal se est¨¢ construyendo un ¨¢tico de casi 700 metros cuadrados en el palacio San Carlos, un edificio del Vaticano situado justo al lado de la residencia de Santa Marta, donde el papa Francisco ocupa una habitaci¨®n doble que en total no supera los 70 metros cuadrados. Se asegura adem¨¢s que Bergoglio ¡ª¡°cu¨¢nto desear¨ªa una Iglesia pobre y para los pobres¡±¡ª est¨¢ rojo de ¡°ira¡± por el ¡°mega-¨¢tico¡± del s¨²percardenal. Hasta el momento, la Santa Sede no ha dado su versi¨®n, debido tal vez a que en Italia se celebr¨® ayer el lunes del ?ngel o ¡°pasquetta¡± y hay pocas cosas m¨¢s sagradas que ese d¨ªa de tradicional descanso en familia.
El ¨¢tico de Bertone, que al parecer est¨¢ ya casi terminado, ser¨ªa el resultado de unir dos apartamentos espaciosos, el que ocup¨® durante m¨¢s de dos d¨¦cadas Camilo Cibin, jefe de la Gendarmer¨ªa vaticana con Juan Pablo II, y el que perteneci¨® al arzobispo Bruno Bertagna, un alto cargo de la Curia que falleci¨® el pasado mes de octubre. Bien es verdad que Bertone no se mudar¨¢ solo, sino en compa?¨ªa de las tres monjas que lo asisten desde que, en 2006, Benedicto XVI lo nombrara secretario de Estado. En cualquier caso, y hasta que Francisco no empez¨® a lanzar ¨Cpredicando con el ejemplo¡ª sus repetidos mensajes de austeridad y sencillez, en la Santa Sede se ve¨ªa con absoluta normalidad que los cardenales dispusieran de grandes apartamentos, dentro o fuera de los muros de la ciudad del Vaticano, y una vida de lujo que incluye coches oficiales, secretarios y religiosas para las tareas dom¨¦sticas. Pero ahora, al menos sobre el papel, el guion ha cambiado. De hecho, el Jueves Santo, Jorge Mario Bergoglio se dirigi¨® a los sacerdotes en la bas¨ªlica de San Pedro para advertirles de que no deben ser ¡°untuosos, suntuosos ni presuntuosos¡±. Tal vez Bertone no lo escuch¨® con el ruido de las obras.
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