Efectos impensados de la Educaci¨®n
latina para promover su educaci¨®n es causa directa del retraso de la regi¨®n en otras esferas esenciales del desarrollo humano
A la hora de repensar los efectos de la Educaci¨®n sobre la sociedad, la respuesta supera los convencionalismos. Existe toda una serie de consecuencias significativas de la escolarizaci¨®n sobre la econom¨ªa, la salud y la organizaci¨®n pol¨ªtica. ?stas se suman al indudable beneficio humano que de por s¨ª conlleva el proceso de escolarizaci¨®n. Educar es igualar, integrar e incluir. En este sentido la lentitud de Am¨¦rica latina para promover su desarrollo educativo es causa directa del retraso de la regi¨®n en otras esferas esenciales del desarrollo humano.
El aumento de la escolarizaci¨®n de la poblaci¨®n activa es un factor determinante de los niveles de ingreso de las personas. Adem¨¢s, a mayor escolarizaci¨®n se prolonga la expectativa de vida, y descienden la mortalidad materna e infantil. Asimismo la mayor¨ªa de los estudios muestran que m¨¢s a?os en la escuela conllevan mayor involucramiento comunitario y el apoyo de formas participativas de gobierno. Persuadidos de estos m¨²ltiples efectos de la educaci¨®n sobre el desarrollo social, en la ciudad de Buenos Aires estamos promoviendo 3 a?os de educaci¨®n inicial de forma universal.
Bajo esta perspectiva, hoy en d¨ªa nadie cuestiona que ser¨¢ imposible promover una sociedad justa y equitativa en Am¨¦rica Latina sin un extraordinario desarrollo de su sistema educativo, hecho que ocurre a velocidades demasiado lentas para la urgencia del caso.
Cada a?o una cohorte de ciudadanos cumple 25 a?os de edad y completa en su mayor¨ªa lo que ser¨¢ su m¨¢ximo nivel educativo alcanzado. Muy pocos continuar¨¢n capacit¨¢ndose, y la enorme mayor¨ªa habr¨¢ completado para entonces (algunos lo hicieron varios a?os antes) su ciclo de formaci¨®n. Esperan a esa cohorte unos 40 a 45 a?os de trabajo, tiempo por el cual se extender¨¢n los efectos de su nivel de escolarizaci¨®n sobre la fuerza productiva de un pa¨ªs. El pr¨®ximo a?o en la Argentina y en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la regi¨®n, la mitad de los j¨®venes que cumpla 25 a?os no habr¨¢ completado su escolarizaci¨®n secundaria, efecto que se extender¨¢ hasta dentro de 40 a 45 a?os sobre la fuerza laboral. Si uno rastrea las modificaciones de los niveles de escolarizaci¨®n de la PEA en los ¨²ltimos 80 a?os de historia Argentina, a¨²n habr¨¢ que esperar hasta el primer cuarto del siglo XXII para que el 90% cuente al menos con escolarizaci¨®n secundaria completa.
Todo esto sin hacer consideraciones respecto de los saberes necesarios con que la escuela debe equiparar al trabajador del futuro. En este sentido, la Ciudad de Buenos Aires ha introducido el biling¨¹ismo mandar¨ªn-castellano en la primera escuela p¨²blica Chino-Argentina de Am¨¦rica Latina. Esta es una entre otras tantas innovaciones que ser¨¢n imprescindibles para modelar desde la educaci¨®n la fuerza trabajadora del futuro.
Debido a los m¨²ltiples efectos de los niveles de escolarizaci¨®n sobre la econom¨ªa, la salud, y la organizaci¨®n pol¨ªtica de la sociedad, los tiempos descriptos m¨¢s arriba encuentran su correlato en estas importantes dimensiones que hacen al desarrollo de la comunidad. No podremos disfrutar el 0,3% de velocidad adicional sobre el crecimiento del PBI que se deriva del incremento de la escolaridad promedio. Lejos a¨²n estamos de los diez a?os adicionales de expectativa de vida que siguen a una poblaci¨®n con estudios terciarios. Y no podremos equiparar los niveles de mortalidad materna e infantil propios de niveles desarrollados, al menos no durante el siglo XXI debido a que la falta de escolarizaci¨®n materna se extender¨¢ a lo largo de todo el siglo en curso. Las habilidades necesarias para el mundo del trabajo venidero tambi¨¦n se hacen esperar en la mayor¨ªa de las escuelas de la regi¨®n, donde las reformas curriculares evolucionan con excesiva lentitud.
A¨²n cuando el pr¨®ximo a?o logr¨¢semos por alg¨²n encanto que 90% de los ciudadanos de 25 a?os terminen con secundario completo (hoy un imposible), deber¨¢ sostenerse el esfuerzo por 40 a?os consecutivos para que toda la poblaci¨®n econ¨®micamente activa tenga ese nivel de capacitaci¨®n. Igual de lejos estar¨¢n todos los impensados beneficios de la educaci¨®n sobre el desarrollo humano.
La ¨²nica soluci¨®n al dilema, la ¨²nica manera de acortar la distancia que hoy media entre nuestro horizonte de desarrollo y nosotros, es no s¨®lo redoblar esfuerzos para aumentar los a?os promedio de escolarizaci¨®n de los j¨®venes y actualizar r¨¢pidamente los contenidos curriculares, sino tambi¨¦n salir a la b¨²squeda de la totalidad de la poblaci¨®n trabajadora. Aquellos mayores de 25 a?os que creyeron un imposible volver a estudiar y completar su formaci¨®n deben ser reingresados masivamente al sistema. Entonces los efectos sociales de la educaci¨®n podr¨ªan hacerse sentir en nuestras sociedades en bastante menos tiempo. Quiz¨¢s as¨ª el 2025 podr¨ªa encontrarnos a plena velocidad.
Carlos Javier Regazzoni es subsecretario de Educaci¨®nn del Gobierno de la Ciudad Aut¨®noma de Buenos Aires
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