Esperando el bus escolar para ir a cobrar la pensi¨®n
La envejecida poblaci¨®n rural de Galicia comparte por segundo a?o los buses con 10.000 menores adapt¨¢ndose a sus rutas y horarios acad¨¦micos
Unos 10.000 ni?os de aldeas de 200 municipios de Galicia, en su mayor¨ªa de las provincias de Ourense y Lugo, comparten un a?o m¨¢s el transporte escolar con los vecinos, fudamentalmente pensionistas, que necesitan trasladarse a hacer sus gestiones (m¨¦dicas, judiciales, bancarias...) a las cabeceras de comarca. Forzada por un plant¨®n de las concesionarias de las l¨ªneas generales que cubr¨ªan 1.372 rutas y que en 2017 renunciaron a operar en casi 600 de ellas apelando a su escasa rentabilidad, la Xunta puso en marcha en tiempo r¨¦cord el pasado curso un modelo de bus compartido, el escolar, que no convence a nadie.
Frente al sentimiento generalizado de que la medida evidenciaba la muerte anunciada del campo gallego, el Ejecutivo presidido por Alberto N¨²?ez Feij¨®o defendi¨® entonces, como ahora, su viabilidad precisando que es el ¡°primer paso¡± de un proyecto que ¡°favorecer¨¢ mucho¡± la movilidad en el medio rural. Una apreciaci¨®n que discuten los afectados: los vecinos, limitados a los horarios escolares para hacer sus gestiones; los padres de alumnos, que ven mermados los derechos de estos; y los alcaldes, que denuncian el aislamiento en el que quedan los habitantes de las aldeas.
¡°Para ir al m¨¦dico o a cobrar la pensi¨®n tenemos que coger el autocar escolar que sale a primera hora de la ma?ana y quedar esperando hasta las seis de la tarde, sin nada que hacer, a que salgan los estudiantes para poder regresar a casa. Antes volv¨ªamos a las 12.30 para comer. ?A usted qu¨¦ le parece?¡±, devuelve la pregunta sobre las ventajas o inconvenientes del reci¨¦n estrenado modelo de transporte compartido Manuel, 78 a?os y vecino de una aldea de la comarca de O Ribeiro.
El m¨¢s de medio millar de l¨ªneas de autocar que durante casi cuatro d¨¦cadas ha conectado a los vecinos de las poblaciones m¨¢s peque?as de las zonas rurales con las cabeceras de comarca se esfum¨® de golpe en 2017 y la Xunta apost¨® por unificar la mayor parte de estos viajes en las l¨ªneas escolares para salvar la situaci¨®n. Frente a las protestas con que los grupos de oposici¨®n, los alcaldes de municipios afectados y buena parte de los usuarios recibieron la noticia de esta fusi¨®n de l¨ªneas, el conselleiro de Educaci¨®n, Rom¨¢n Rodr¨ªguez, calific¨® el autob¨²s compartido como algo ¡°completamente l¨®gico¡±.
Rodr¨ªguez se apoy¨® en el dato de que el uso del transporte escolar en Galicia estaba muy extendido, alcanzando hasta el ¡°40% de los alumnos de Primaria frente a la media estatal del 8%¡±, para destacar que lo razonable era buscarle ¡°mayor rentabilidad social¡± a esta red mediante su uso por el resto de vecinos de estos peque?os n¨²cleos. No obstante, la envejecida poblaci¨®n de las dispersas aldeas gallegas siente que ha quedado a merced del calendario acad¨¦mico: atrapada en sus horarios, en sus rutas y tambi¨¦n en sus festivos (si no hay colegio, no hay autocar). Y esto en el mejor de los casos, porque hay poblaciones a las que ni siquiera llega el transporte compartido, sencillamente porque no hay ni?os.
Ocurre en algunas aldeas del municipio ourensano de Carballeda de Avia (cerca de 1.400 habitantes) en donde, denuncia el regidor, el socialista Luis Milia, el modelo de bus compartido ha dejado ya el curso pasado ¡°aislada¡± a la mitad de la poblaci¨®n. Noemi, trabajadora social en ese Ayuntamiento, narra la situaci¨®n ¡°bochornosa¡± que vivi¨® el a?o pasado. Una de las usuarias de su servicio municipal, ¡°una mujer de edad con diabetes y en riesgo de exclusi¨®n social que cobra una pensi¨®n que no llega a los 400 euros¡± acudi¨® a la cita en el Ayuntamiento en taxi porque su aldea es de las quedan al margen de la ruta escolar. ¡°Se me cay¨® el alma a los pies¡± al verla llegar¡±, reconoce la trabajadora que puntualiza que la instituci¨®n local se hizo cargo de la situaci¨®n.
Pero si para los vecinos el nuevo proyecto de transporte genera serios problemas, para los alumnos tampoco ofrece grandes ventajas. La Confederaci¨®n Galega de Anpas de Centros P¨²blicos (Confapa) mantiene la misma preocupaci¨®n que cuando se estren¨® la l¨ªnea compartida. Entiende que los menores dejan de ser los ¨²nicos sujetos de derecho del servicio p¨²blico escolar, ¡°con el riesgo que eso supone de merma en posibles reclamaciones de cambio de horario¡± ante la Administraci¨®n.¡°Creemos que la Xunta ha hecho lo que ha podido en una situaci¨®n compleja¡±, sostiene el presidente de la Confapa, Rogelio Carballo, para explicar que las Anpas a las que representa no ven otra alternativa posible frente al inopinado plant¨®n de las concesionarias.
Carballo reconoce, no obstante, que los vecinos tampoco quedan muy bien parados. As¨ª, se?ala que las rutas y l¨ªneas se adaptan a las demandas escolares ¡°de forma que cuando no coincidan con las necesidades de la poblaci¨®n, esta se queda sin servicio¡±.¡°No es lo mismo tener una residencia de ancianos que tener una residencia y utilizar algunas plantas para dedicarlas a ancianos¡±, explican en la Confapa. En cualquier caso, el portavoz de los padres matiza que no pueden rechazar este nuevo modelo ¡°porque no hay alternativas¡±.
Carballo reconoce que en el primer curso de bus compartido la Xunta tuvo que improvisar soluciones a problemas puntuales como ofrecer plazas en comedores escolares a alumnos de bachiller que, obligados a compartir el bus escolar de los de primaria, no pod¨ªan ajustar su horario acad¨¦mico.El Gobierno gallego insiste en que las prioridades y objetivos marcados con esta medida se centran en que los ni?os ¡°lleguen y regresen a sus casas en el horario previsto, en las mismas paradas de siempre y recorriendo el itinerario fijado en el servicio de transporte escolar¡±.
Aldeas sin ni?os que se quedan sin transporte
Mientras la Xunta se jacta de que en el primer periodo de funcionamiento esta modalidad de bus ha superado los 2,6 millones de usuarios entre los que se incluyen 107.000 adultos, los alcaldes de las zonas afectadas expresan su malestar.
En Ourense, el regidor de Ribadavia (algo m¨¢s de 5.000 habitantes), Nacho G¨®mez, del PSOE, lamenta que la supresi¨®n de la l¨ªnea general que cubr¨ªa todo el ayuntamiento comenz¨® el curso pasado a dejar en casa ¡°a un buen n¨²mero de vecinos que ven¨ªan aqu¨ª masivamente los d¨ªas de feria¡±, lo que, asegura, supuso unas p¨¦rdidas de ¡°en torno al 70% para el comercio local¡± de su municipio.
El tambi¨¦n alcalde socialista de Carballeda de Avia (1.400 habitantes en la misma comarca de O Ribeiro), Luis Milia, afirma que el bus compartido deja sin transporte p¨²blico ¡°a la mitad de la poblaci¨®n¡± de su municipio, los pueblos en donde no hay ni?os en edad escolar, cuando siempre ha habido una l¨ªnea que cada jueves cubr¨ªa todo el ayuntamiento y llegaba hasta Ribadavia. El regreso se hac¨ªa a mediod¨ªa ¡°con lo que los vecinos llegaban a sus casas a tiempo para comer¡±.
En la misma comarca, el regidor de Avi¨®n (cerca de 2.000 habitantes), Antonio Montero, del PP, promovi¨® durante el verano del a?o pasado una recogida de firmas entre la poblaci¨®n de su municipio para instar a la Xunta a mantener l¨ªneas de transporte generales al margen de la escolar. La iniciativa no prosper¨®. Los vecinos alertaban entonces de que para acceder al transporte ¡°personas de edades avanzadas, y muchas de ellas enfermas, de las aldeas del municipio tendr¨ªan que recorrer en algunos casos hasta ocho kil¨®metros andando en invierno¡±.
Las cr¨ªticas al sistema arrecian tambi¨¦n desde la oposici¨®n en el Parlamento auton¨®mico. ¡°No se puede fijar poblaci¨®n en el medio rural suprimiendo servicios p¨²blicos¡±, han reiterado los grupos de En Marea, PSOE y BNG, que acusan al Gobierno gallego de agrandar ¡°constantemente¡± la brecha entre la Galicia urbana y la rural ¡°sin adoptar medidas¡± que reviertan la tendencia de envejecimiento de las zonas de interior.
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