El cigarrillo electr¨®nico repunta cuatro a?os despu¨¦s de su regulaci¨®n
Los adolescentes no perciben un elevado riesgo en el vapeo
Menos anal¨®gicos, m¨¢s digitales. Los adolescentes espa?oles fuman menos y se inician m¨¢s tarde al consumo de tabaco, pero crece el n¨²mero de aquellos que prueban el cigarrillo electr¨®nico. El 20,1% de los estudiantes entre 14 y 18 a?os ha vapeado al menos una vez en la vida, seg¨²n la ¨²ltima Encuesta sobre Uso de Drogas en Ense?anzas Secundarias en Espa?a, un incremento de tres puntos en comparaci¨®n con 2014. Lejos de ser una cifra alarmante o de aproximarse a una "epidemia" como la reci¨¦n declarada en Estados Unidos, los m¨¦dicos advierten de sus riesgos, entre ellos la posibilidad de cruzar la delgada l¨ªnea que separa estos dispositivos del tabaco tradicional.
¡°Hay estudios que demuestran que los j¨®venes que se inician al consumo de cigarrillos electr¨®nicos se hacen fumadores con m¨¢s facilidad¡±, asegura Carlos Jim¨¦nez, presidente de la Sociedad Espa?ola de Neumolog¨ªa y Cirug¨ªa Tor¨¢cica. As¨ª lo confirma una reciente publicaci¨®n de la Academia Nacional de Ciencias, Ingenier¨ªa y Medicina de Estados Unidos: los adolescentes que hacen uso de cigarros electr¨®nicos con nicotina ¡ªla sustancia que crea adicci¨®n¡ª tienen un riesgo m¨¢s elevado de convertirse en fumadores tradicionales.
La mayor¨ªa de adolescentes que prob¨® los dispositivos electr¨®nicos en Espa?a, sin embargo, ha elegido la opci¨®n que no contiene nicotina, de acuerdo con el Ministerio de Sanidad. Algo que, en opini¨®n de Jim¨¦nez, no garantiza que se salven de la adicci¨®n ni de saltar al cigarrillo convencional. ¡°Tambi¨¦n existe la dependencia psicol¨®gica, social o gestual (...), sin olvidar que en el vapor que se libera existen sustancias t¨®xicas y cancer¨ªgenas¡±, a?ade el m¨¦dico experto en tabaquismo: ¡°Los menores est¨¢n desarrollando su aparato respiratorio, son m¨¢s vulnerables a este tipo de t¨®xicos¡±.
Los estudios sobre los da?os a la salud que pueden causar los cigarros electr¨®nicos son varios, as¨ª como distintas las conclusiones a las que llegan. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud desaconseja su uso; el servicio de salud brit¨¢nico considera que son un 95% menos da?inos que el tabaco convencional y se?ala que representan un buen aliado para dejar de fumar.
Fen¨®meno reciente
En lo que s¨ª suele haber consenso es en que el fen¨®meno de los e-cigs es todav¨ªa muy reciente como para tener datos exhaustivos sobre sus efectos a largo plazo. De la misma manera, su regulaci¨®n sigue ajust¨¢ndose a medida que la investigaci¨®n avanza. Los datos del mercado lo confirman: el negocio de los cigarrillos electr¨®nicos dio en Espa?a un salto vertiginoso a principio de esta d¨¦cada ¡ªen 2013 contaba con 3.000 tiendas y casi un mill¨®n de usuarios¡ª, impulsado por campa?as que garantizaban su gran efectividad para dejar de fumar. Entonces, ninguna ley regulaba su uso. Tras la aprobaci¨®n de la primera normativa, en 2014, el negoci¨® se desplom¨®, y solo a partir de 2015 se recupera de manera paulatina.
La norma actual veda cualquier tipo de publicidad de los dispositivos as¨ª como las campa?as que los proponen como un producto para dejar el tabaco. Asimismo, est¨¢ prohibido su uso en hospitales, transporte y edificios p¨²blicos y colegios. Y, lo m¨¢s importante, no est¨¢ permitida su venta a menores de edad.
¡°Todo el sector est¨¢ concienciado de que es un producto dirigido a fumadores adultos, un sustituto del tabaco tradicional pero menos da?ino¡±, explica Arturo Ribes, presidente de la Uni¨®n de Promotores y Empresarios del Vapeo. ¡°El problema en Estados Unidos es que no existe una regulaci¨®n estricta, mientras en Espa?a no solo la tenemos, tambi¨¦n el compromiso de no vender a menores es alt¨ªsimo¡±.
El riesgo de normalizaci¨®n
Leticia Cardenal, presidenta de la Confederaci¨®n Espa?ola de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos, explica que el consumo de cigarros electr¨®nicos entre adolescentes no representa de momento un problema. ¡°No hemos recibido ninguna queja, ni de padres ni de profesores¡±, asegura. El psic¨®logo Guillermo Fouce confirma que no hay que generar una alarma, ya que el n¨²mero de menores que vapea es de momento muy bajo. ¡°El problema es que tampoco se percibe como una adicci¨®n¡±, matiza. La posibilidad de elegir l¨ªquidos con sabores diferentes y de poder vapear en bares y restaurantes est¨¢ tambi¨¦n entres los factores que m¨¦dicos y psic¨®logos apuntan como elementos que podr¨ªan normalizar el uso de estos dispositivos entre los m¨¢s j¨®venes.
Seg¨²n la encuesta del Ministerio de Sanidad, los adolescentes que consumen cigarrillos electr¨®nicos perciben que el riesgo relacionado con estos dispositivos es muy inferior en comparaci¨®n con el resto de sustancias, como tabaco y cannabis. Solo uno de cada cuatro, un 26%, considera que puede suponer muchos o bastantes problemas. Esta cifra aumenta hasta el 36,6% en el caso de los adolescentes que han declarado no haber probado nunca el vapeo.
Andr¨¦s Zamorano, m¨¦dico y portavoz del Comit¨¦ Nacional para la Prevenci¨®n del Tabaquismo, insiste en que los cigarrillos electr¨®nicos son una puerta de entrada al consumo de tabaco, una sustancia que provoca entre 55.000 y 60.000 muertes cada a?o. ¡°El n¨²mero de fumadores ha disminuido, pero hace m¨¢s de 10 a?os no se hace ninguna campa?a para alertar de los riesgos que provoca el tabaco, as¨ª que no estamos ayudando a los adolescentes a que no se inicien¡±, subraya. ¡°Nunca un problema tan grande fue tratado como algo tan chico¡±.
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