La comida r¨¢pida inunda de pl¨¢stico las mesas chinas
El reparto a domicilio se lleva cada d¨ªa 65 millones de envases y 20 millones de bolsas
Mo Fan apenas disfruta ya de la comida casera. Cuando llega del trabajo, coge el m¨®vil y encarga comida de alg¨²n restaurante. ¡°Como mucho caliento alguna vez un curry precocinado, que solo hay que hervirlo tres minutos y a?adirle al arroz blanco. Pero hasta el arroz lo encargo: cuando pido comida, compro raciones extra y las guardo en la nevera hasta que las uso¡±, confiesa este oficinista pekin¨¦s de 33 a?os.
Es un proceso eficiente y barato: en cuesti¨®n de minutos, y por unos cinco euros (al cambio del yuan), un repartidor con la comida caliente, palillos, servilletas y cubiertos de pl¨¢stico si a Mo se le ha antojado alg¨²n plato occidental, llega a su puerta. Tan c¨®modo que atrae a decenas de millones de chinos: pocas escenas son tan ubicuas en cualquier ciudad como las motos de reparto de comida? atravesando las calles a toda velocidad.
¡°Antes me hac¨ªa platos como dapanji -un guiso de tallarines, pollo y verduras-, pero ahora cocinar me da mucha pereza. Vivo solo y paso el tiempo viendo pel¨ªculas. Creo que para m¨ª la comida es menos importante que ver pel¨ªculas¡±, cuenta Mo, con una peque?a risa de disculpa. En su nevera solo hay bebidas, pastillas de curry y un tarro con miel. En un rinc¨®n de la cocina est¨¢n a¨²n los restos del ¨²ltimo pedido: unos contenedores sucios y una bolsa de pl¨¢stico.
Cada a?o, China consume cerca de 15 millones de toneladas de pl¨¢stico de un solo uso, seg¨²n el peri¨®dico China Daily. Una cifra que aumenta impulsada por el comercio electr¨®nico y la venta de comida a domicilio. Y el pa¨ªs no sabe qu¨¦ hacer con esos desperdicios: un problema global, pero que en el Estado m¨¢s poblado del mundo -y el principal productor de pl¨¢stico- se vuelve acuciante.
"China deber¨ªa adoptar un cambio", apunta Liu Hua, de la campa?a para el reciclaje de Greenpeace East Asia en Pek¨ªn, "no solo por la contaminaci¨®n en su territorio, sino por la que acaba en el oc¨¦ano. Solo hay un oc¨¦ano y es de todos".
En 2015, la segunda econom¨ªa del mundo gastaba 134.000 millones de yuanes (unos 18.000 millones de euros) en comida a domicilio. Este a?o superar¨¢ los 360.000 (unos 55.000 millones de euros), m¨¢s del doble en tres a?os, seg¨²n la consultora TrustData.
Las tres grandes compa?¨ªas que copan el sector ¡ª-ele.me, Baidu Waimai y Meituan Waimai¡ª procesan 400 millones de pedidos semanales. Algo que genera mucha basura: seg¨²n el Instituto de Investigaci¨®n Industrial Qianzhan, 65 millones de contenedores de pl¨¢stico, veinte millones de pares de palillos de madera, veinte millones de bolsas de pl¨¢stico cada d¨ªa. Solo en bolsas, una cantidad suficiente para cubrir siete veces la superficie del estadio del Camp Nou. Y aunque algunas empresas de reparto cobran esos materiales, el coste es tan ¨ªnfimo ¡ªentre siete y 15 c¨¦ntimos de euro¡ª?que los consumidores no renuncian a ellos, seg¨²n Zhen Xue, de la ONG EcoCant¨®n.
Y aun en los casos en los que bolsas y cuberter¨ªa son descritos como biodegradables, muchas veces no son tales, sino compostables, apunta Greenpeace: solo se descomponen en determinadas condiciones, en plantas construidas para ello. Y China, que padece de?graves problemas de contaminaci¨®n del aire, agua y suelo, carece todav¨ªa ¡ªcomo muchos otros lugares del mundo¡ªde un n¨²mero suficiente de esas instalaciones.
Un tercio de las grandes ciudades y provincias carec¨ªa en 2015 de plantas para el compostaje. Menos del 3% de la basura de China se somete a ese proceso, y los sistemas de separaci¨®n de la basura no dan abasto.
Lo que no se recicla o se composta, cuenta Liu, termina ¡°enterrado en basureros. Incinerado. Tirado al agua, al r¨ªo o al mar¡±, donde acabar¨¢ descomponi¨¦ndose en micropl¨¢sticos enormemente perjudiciales para los ecosistemas. Seg¨²n las ONG medioambientales, China es uno de los principales pa¨ªses del origen de la mayor parte del pl¨¢stico que contamina los oc¨¦anos.
?La creciente preocupaci¨®n sobre el impacto medioambiental de la comida a domicilio ya ha empezado a generar las primeras reacciones ciudadanas. En septiembre del a?o pasado, la ONG de Chongqing (centro de China) Liga Verde de Voluntarios present¨® una demanda en un tribunal de Pek¨ªn contra las grandes compa?¨ªas repartidoras por un despilfarro de recursos y desgaste ambiental que ¡°supone un riesgo importante contra el inter¨¦s p¨²blico¡±, seg¨²n su alegato.
Esa demanda est¨¢ a¨²n pendiente y es incierto que llegue alguna vez a una vista judicial. Pero, al menos -apunta Wendy, una de las voluntarias de esta ONG-, desde que se present¨®, las grandes compa?¨ªas ofrecen en sus aplicaciones la opci¨®n de rechazar la cuberter¨ªa desechable. ¡°Aunque incluso si la eliges, es probable que te manden los palillos de todos modos¡±, explica.
Las autoridades chinas tambi¨¦n tratan de tomar cartas en el asunto. Una gu¨ªa gubernamental de 2017 preve¨ªa sustituir el 50% de sus materiales por otros reciclables en los recipientes de comida. Para 2020, Correos se ha fijado la meta de que al menos el 50% de sus embalajes y envoltorios sean biodegradables.
Desde este a?o, Pek¨ªn proh¨ªbe la importaci¨®n de basura para su reciclado, un sector del que era el principal mercado. Y el 5 de enero, la Comisi¨®n Nacional para la Reforma y Desarrollo, uno de los principales ¨®rganos de pol¨ªtica econ¨®mica, anunci¨® pr¨®ximas medidas para reducir la poluci¨®n por desechos pl¨¢sticos.
Aunque los precedentes no inducen al optimismo. En 2008, el Gobierno chino restringi¨® el uso de las bolsas ultrafinas. Inicialmente se logr¨® un gran ¨¦xito. Pero sin multas de importancia ni un gran ¨¦nfasis en el cumplimiento de la ley, esas bolsas siguen circulando. Para Liu Hua, es necesario que las medidas que adopte la Comisi¨®n incluyan un sistema para hacerlas cumplir. Sin ello, la ley se convierte en una mera declaraci¨®n de intenciones.
Si finalmente el Parlamento Europeo proh¨ªbe a partir de 2020, como se plantea, los pl¨¢sticos de un solo uso, la medida puede ser un gran ejemplo para China. ¡°Las empresas chinas que negocian con Europa tendr¨¢n que adoptar esos est¨¢ndares para continuar sus ventas all¨ª¡±, apunta.
Pero, sobre todo, opina Liu, es necesario educar al consumidor. Y ah¨ª hay mucha tarea por hacer. ¡°He le¨ªdo que la comida a domicilio est¨¢ aumentando la cantidad de basura. No deber¨ªa haber hecho tantos pedidos. Tengo que cambiar¡±, admite Mo Fan. ¡°Pero encargar es tan c¨®modo...¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.