El Supremo de Pakist¨¢n ratifica la libertad para Asia Bibi
El caso de la cristiana que estuvo condenada a muerte por blasfemia evidencia la polarizaci¨®n de la sociedad ante esa controvertida ley


El Tribunal Supremo de Pakist¨¢n ha ratificado este martes la puesta en libertad de Asia Bibi, una campesina cristiana que pas¨® ocho a?os en el corredor de la muerte tras ser condenada por insultar al islam. La anulaci¨®n de esa sentencia el pasado octubre llev¨® a un grupo de islamistas radicales a recurrir contra su absoluci¨®n y pedir que se la ejecutara. El caso no solo ha revelado las irregularidades del proceso inicial, sino que ha sacado a la luz la polarizaci¨®n de la sociedad paquistan¨ª ante la controvertida ley de blasfemia.
¡°Por m¨¦ritos propios, esta apelaci¨®n queda desestimada¡±, ha proclamado el juez Asif Saeed Khosa, citado por la prensa paquistan¨ª. Sus palabras constituyen un golpe para el partido integrista Tehreek-e-Labaik que tras la sentencia exculpatoria de octubre lanz¨® a sus seguidores a la calle y paraliz¨® el pa¨ªs durante tres d¨ªas de protestas. La movilizaci¨®n solo ces¨® cuando el Gobierno acept¨® que Asia Bibi no abandonara Pakist¨¢n hasta que fuera resuelto el recurso presentado por Mohammad Salam, el mismo cl¨¦rigo que la denunci¨® en 2009.
Entonces, dos mujeres musulmanas con las que trabajaba en el campo la acusaron de haber insultado al islam a ra¨ªz de una disputa porque hab¨ªa usado para beber el mismo recipiente que ellas no siendo musulmana. Asia Bibi, que ten¨ªa 38 a?os, fue sentenciada a muerte en 2010 y perdi¨® una apelaci¨®n ante la Audiencia Provincial de Punjab cuatro a?os despu¨¦s. Siempre neg¨® la blasfemia.
Ahora, el Supremo ha reiterado que la condena contra Asia Noreen (nombre legal de la mujer conocida con la f¨®rmula de respeto popular de Asia Bibi) se bas¨® en pruebas falsas. ¡°Se dijeron tales mentiras que una declaraci¨®n no encaja con la otra¡±, ha manifestado el juez citado por el peri¨®dico Dawn.
Asia se ha enterado de la noticia por televisi¨®n, seg¨²n ha contado una amistad a la agencia Associated Press. ¡°Estoy muy agradecida a todo el mundo, por fin despu¨¦s de nueve a?os se confirma que estoy libre y podr¨¦ abrazar a mis hijas¡±, ha reaccionado de acuerdo con la misma fuente. Desde octubre, la mujer ha estado bajo custodia de los servicios de seguridad en un lugar no revelado ante el temor de que los exaltados seguidores de ese grupo pudieran asesinarla. No ser¨ªa el primer caso. Al menos 70 acusados han muerto linchados por turbas enardecidas desde 1990.
El propio abogado de Asia, Saiful Malook, se sinti¨® obligado a pedir asilo en Holanda tras las amenazas que recibi¨® cuando el Supremo decret¨® la libertad de su defendida el a?o pasado. Malook regres¨® no obstante para la vista de este martes. Concluida la pesadilla judicial, Asia podr¨¢ finalmente reunirse con su familia. Seg¨²n dijo a Efe el abogado, sus dos hijas se encuentran ya en Canad¨¢, cuyo primer ministro, Justin Trudeau, se ofreci¨® a ayudar el a?o pasado.
Pero el peligro no ha pasado. El l¨ªder en funciones de Tehreek-e-Labaik, Shafeeq Ameeni (que sustituye a Khadim Husain Rizvi, detenido en las protestas de octubre), ha rechazado el veredicto y convocado a sus seguidores a nuevas manifestaciones. El Gobierno de Imran Khan no se toma a broma las amenazas del grupo como lo prueba el imponente despliegue policial establecido alrededor del Supremo.
Los activistas de derechos humanos llevan a?os pidiendo la abolici¨®n de la controvertida ley de blasfemia, aprobada en 1987 durante la dictadura de Zia ul Haq, y por la que cualquiera acusado de insultar al islam, su profeta o su libro sagrado puede ser condenado a muerte con el simple testimonio de un musulm¨¢n. Se trata de un asunto extremadamente delicado en un pa¨ªs muy conservador y con una elevada tasa de analfabetismo entre sus 200 millones de habitantes (el 96,5% de ellos musulmanes).
El menor rumor puede desatar una turbamulta incontrolable, algo que algunos cl¨¦rigos extremistas no han tenido empacho en utilizar contra sus rivales. A menudo, su objetivo han sido miembros de la minor¨ªa cristiana, pero tambi¨¦n pol¨ªticos liberales como Sherry Rehman, antigua embajadora de Pakist¨¢n en EE UU. Aunque en los ¨²ltimos a?os ha habido algunas condenas por blasfemia, el Estado no ha ejecutado a nadie. El mayor peligro es que los exaltados se tomen la justicia por su mano, como sucediera en 2011 con el gobernador de Punjab Salman Taseer, a quien mat¨® su propio guardaespaldas por defender que hab¨ªa que revisar la ley, precisamente a ra¨ªz de la condena a Asia.
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