¡°Los m¨¦dicos de familia estamos hartos¡±
Los profesionales, golpeados por la precariedad y la crisis, soportan desde la base el sistema de salud
Los m¨¦dicos de familia est¨¢n ¡°hartos¡± y podr¨ªan salir a la calle empujados por ¡°el sufrimiento y la incertidumbre¡±. ?Huelga? ¡°Ser¨¢ rebeli¨®n y catarsis¡±.
Ese es el ¨¢nimo que domina en los representantes de la Sociedad Espa?ola de Medicina Familiar y Comunitaria. Ayer, en su sede de Madrid, al tiempo que se convocaban las elecciones generales, describ¨ªan las razones de su hartazgo.
Ellos no estaban pendientes de la fecha electoral. De hecho, alguno se preguntaba si de veras los pol¨ªticos que concurren a esas contiendas alguna vez hicieron uso de la sanidad p¨²blica.
Suso Sueiro, m¨¦dico de familia en Santiago, directivo de esa federaci¨®n, subraya el hartazgo: ¡°La sanidad tiene relumbr¨®n hospitalario por las grandes innovaciones. Pero la medicina familiar es la que soporta en sus espaldas el sistema y cada d¨ªa se halla en estado m¨¢s precario¡±. En Catalu?a, dice Antoni Sis¨®, ¡°no fuimos en realidad a la huelga: practicamos una catarsis¡±.
Salvador Tranche, el presidente navarro de la federaci¨®n (unos 20.000 m¨¦dicos de familia de los 37.000 que hay en el pa¨ªs) dice que la situaci¨®n de la sanidad p¨²blica es ¡°de pron¨®stico reservado¡±. Estos m¨¦dicos son ¡°esos ej¨¦rcitos de hormigas laboriosas¡± sin los cuales lo que parec¨ªa un tesoro nacional ¡°perecer¨¢ en la incertidumbre¡±.
En las convocatorias de los MIR la cifra de m¨¦dicos de familia se ha estancado en unos 1.700 desde hace a?os. Inamovible cifra de la precariedad. De los 6.600 ¡°m¨¦dicos formados por un MIR maravilloso¡±, unos 3.600 emigran ¡°a pa¨ªses donde no solo ganan m¨¢s, sino que pueden vivir una vida mejor que la que aqu¨ª les espera¡±. Resume Sis¨®: ¡°Tenemos un sistema hiperespecializado y hemos descuidado la base¡±. Como en Estados Unidos: gastan en lo vistoso y descuidan lo b¨¢sico.
Posan alegres, pero la procesi¨®n est¨¢ grabada en sus palabras. Mar¨ªa Fern¨¢ndez, asturiana que desde hace 22 a?os ejerce en Madrid la medicina de familia, es la vicepresidenta de esta sociedad. Isabel Arenas ya est¨¢ en su cuarto a?o de residencia en el hospital de La Paz, y adem¨¢s trabaja en el centro de salud del barrio del Pilar. Paulino Cubero tiene una historia m¨¢s larga; ahora est¨¢ en el centro de salud de General Ricardos.
Paulino Cubero ha estado en la calle con la marea blanca. La gente les aplaude cuando se manifiestan, ¡°pero no se unen, no se han dado cuenta de que las privatizaciones de 2012 se hicieron tambi¨¦n contra ellos¡±.
Los tres cuentan el minucioso trabajo humano que implica su relaci¨®n con la enfermedad. En los barrios ellos no son solo m¨¦dicos, sino encargados de atenuar el dolor ¡°con conversaci¨®n y consejo, haciendo medicina, con tiempo y empat¨ªa, diagn¨®stico y paciencia¡±. La anulaci¨®n de facto de la ley de dependencia ha dejado a ciegas muchas vidas cuya ¨²nica luz es la que enciende el m¨¦dico de familia al que se conf¨ªan los barrios. No hay inversi¨®n, ¡°hay trabajo y hartazgo¡±. Por eso, por el hartazgo, ayer escuchaban las noticias del porvenir electoral con la sensaci¨®n de que ¡°vamos a pasar¡± de los esl¨®ganes que ahora pegar¨¢n en las paredes de los barrios donde ellos cuidan del dolor ajeno.
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