Mujeres con motivos para temer a los hombres
Un centro psiqui¨¢trico brit¨¢nico con toda la plantilla femenina asiste a maltratadas que no quieren ser atendidas por varones
Una habitaci¨®n propia no es solo un espacio f¨ªsico. Es una geograf¨ªa ¨ªntima, un s¨ªmbolo de autonom¨ªa. Hace casi un siglo, Virginia Woolf se preguntaba qu¨¦ necesitaban las mujeres para escribir. Y hace tan solo dos d¨¦cadas, una enfermera inglesa, Shirley McNicholas, se preguntaba qu¨¦ necesitan las mujeres. As¨ª, a secas. Con esta idea naci¨® la residencia Drayton Park de Londres, una casa de crisis (crisis house)pensada para ser una alternativa a la hospitalizaci¨®n psiqui¨¢trica tradicional. Aqu¨ª ingresan de forma voluntaria las mujeres que tienen un episodio de sufrimiento ps¨ªquico, tambi¨¦n las que tienen hijos y no pueden dejarlos con un familiar. Forma parte del NHS, el sistema p¨²blico de salud del Reino Unido, y lleva en funcionamiento desde 1995.
Ese a?o, McNicholas decidi¨® desafiar la psiquiatr¨ªa hegem¨®nica que obviaba por qu¨¦ las mujeres desarrollaban problemas espec¨ªficos de salud mental. ¡°Yo trabajaba en un hospital p¨²blico, en la planta de salud mental. Ve¨ªa c¨®mo ataban a las pacientes y las medicaban sin preguntarles qu¨¦ les ocurr¨ªa realmente. Estaba muy involucrada en el movimiento feminista y ve¨ªa que las mujeres de mi alrededor hab¨ªan sufrido violaciones, abuso sexual, violencia f¨ªsica y psicol¨®gica por parte de sus parejas...¡±, relata. Se reunieron durante un a?o y recibieron una subvenci¨®n del Gobierno para ponerlo en marcha. ¡°Dise?amos un sistema diferente para acompa?ar a mujeres a quienes el simple hecho de que el profesional del hospital fuese un hombre ya las aterraba, por todo el maltrato que hab¨ªan sufrido por parte de hombres a lo largo de su vida¡±, explica.
La de Drayton Park es la primera y ¨²nica crisis house en el mundo dirigida solo por y para mujeres. Adem¨¢s, en esta est¨¢ permitido que las mujeres ingresen con sus hijos. ¡°La casa puede albergar a cuatro menores a la vez. Aqu¨ª vienen muchas madres solteras; mujeres que han sido maltratadas, que han conseguido salir de esa relaci¨®n de violencia pero que est¨¢n solas en la crianza. Suelen tener problemas de ansiedad y depresi¨®n a causa del maltrato y, aunque consiguen sacar al ni?o adelante, a veces tienen una crisis. Esta casa es perfecta para ellas porque en una unidad psiqui¨¢trica convencional no se permitir¨ªa el ingreso con menores¡±.
Joyce (29 a?os) pide no incluir su nombre real en este reportaje: ¡°No quiero que el d¨ªa de ma?ana mi hijo se entere por Internet de que su madre era violada por su padre¡±. Tras una crisis de ansiedad, ingres¨® por voluntad propia en Drayton Park. ¡°Me fui de casa tras una discusi¨®n muy violenta con mi novio. Una vecina me hab¨ªa hablado de la crisis house, no sab¨ªa d¨®nde ir as¨ª que me present¨¦ all¨ª¡±, explica.
Cuando llega una mujer con hijos, se eval¨²a la situaci¨®n. ¡°Muchas vienen antes de que la crisis se agrave, evitando dos cosas: el ingreso involuntario en un hospital cuando la situaci¨®n ya es insostenible y que Servicios Sociales se hagan cargo del menor¡±, se?ala McNicholas.
Otro de los objetivos de este proyecto es evitar que las pacientes revivan traumas pasados. Es el caso de Andie Rose, que durante 10 a?os, antes de llegar a Drayton Park, entraba y sal¨ªa de hospitales psiqui¨¢tricos. ¡°Me ingresaban una y otra vez contra mi voluntad, sin que yo pudiese explicar por qu¨¦ viv¨ªa aterrorizada o por qu¨¦ quer¨ªa autolesionarme¡±, comenta.
Rose sol¨ªa romper ventanas para hacerse cortes con los cristales. Su peor recuerdo, sin embargo, es verse tumbada en una cama de hospital mientras la ataban. Correas que trepaban y se enroscaban en su cuerpo como lenguas de serpiente. ¡°Cada ingreso era una pesadilla. Hab¨ªa sufrido abusos sexuales y maltrato, y el personal que me atend¨ªa y me ataba estaba todo compuesto por hombres. Eso lo hac¨ªa todo a¨²n peor. Me sent¨ªa como un animal. Llegu¨¦ a un punto en el que prefer¨ªa morirme antes que volver a entrar en un hospital¡±, explica. En 2004 conoci¨® la iniciativa de Drayton Park y asegura que su vida cambi¨®: ¡°En mis peores crisis, siempre he venido aqu¨ª¡±.
Este centro tiene capacidad para albergar a 12 mujeres, cada una en una habitaci¨®n propia con cama, s¨¢banas con estampados ¡ªno blancas como en los hospitales¡ª, un armario y un ba?o. ¡°Es como estar realmente en una casa¡±, se?ala Rose. Cada residente tiene la llave de su habitaci¨®n. Al principio se habla con ellas de las normas: no se pueden consumir drogas ni alcohol. ¡°Si alguna mujer tiene ganas de hacerlo, se habla con ella y se le ofrecen otras alternativas. Lo mismo ocurre con la autolesi¨®n. Si quieren hacerse da?o, hablamos con ellas. En el caso de que quieran hacerlo, les podemos ofrecer cuchillas limpias para que no haya infecciones¡±, explica McNicholas. Siempre se les ofrecen opciones: una ducha caliente, hablar, un masaje, chillar en una habitaci¨®n¡ ¡°Prohibirles hacer algo es contraproducente. La realidad es que la inmensa mayor¨ªa acaban por preferir una de estas alternativas antes que autolesionarse¡±.
En el caso de Rose ha sido as¨ª. ¡°Al principio quer¨ªa hacerme da?o constantemente. Ellas me ayudaron a canalizar ese dolor de otras formas. Me escuchaban sin asustarse de lo que les contaba. Las ¨²ltimas veces que he autoingresado aqu¨ª ni siquiera he pensado en cortarme¡±, asegura.
Llamar antes de entrar
El equipo est¨¢ compuesto por diez profesionales (trabajadoras sociales, psic¨®logas y enfermeras) disponibles las 24 horas. Las mujeres en crisis pueden estar un m¨¢ximo de cuatro semanas, aunque la media de estancia es de 19 d¨ªas. Cada ma?ana, una trabajadora se acerca a las habitaciones para preguntarles qu¨¦ tal est¨¢n. ¡°La regla es que nunca se entra en una habitaci¨®n sin permiso. Se llama a la puerta tres veces y si no contesta, avisamos de que vamos a entrar para ver si est¨¢n bien¡±, apunta McNicholas. Forma parte de lo que llaman alianza terap¨¦utica: ¡°Aunque sea para decir que no tienen ganas de hablar, todas responden porque sienten que pueden decidir qu¨¦ quieren hacer. Esto, unido a que el ingreso es voluntario, les da control y la relaci¨®n de poder cambia¡±.
Adem¨¢s, el NHS incluye el servicio de acompa?amiento posterior. Beatriz, una enfermera espa?ola en Londres, forma parte del equipo de crisis y explica que realizan un seguimiento a pacientes con problemas de salud mental en sus casas. ¡°Nuestra labor tambi¨¦n es de transici¨®n para las personas que se dan de alta en Drayton Park. Volver a su vida normal puede ser un shock, as¨ª que visitamos y acompa?amos a esa persona durante las seis semanas posteriores a la salida de la crisis house¡±, concreta.
La psic¨®loga cl¨ªnica Mar¨ªa Alonso es parte de un colectivo que quiere poner en marcha una iniciativa similar en Madrid. Ella y la psiquiatra Bel¨¦n Gonz¨¢lez visitaron la residencia de Drayton Park tras escuchar a McNicholas en una conferencia organizada por la Asociaci¨®n Madrile?a de Salud Mental. ¡°La psiquiatr¨ªa convencional siempre ha sido patriarcal. Igual que en la sociedad se negaba la violencia hacia la mujer, esto tambi¨¦n ocurr¨ªa en el ¨¢mbito de la salud mental: se ha obviado la violencia contra las mujeres como ra¨ªz de muchos problemas de salud mental¡±, explica la psiquiatra.
Ambas profesionales est¨¢n batallando para importar la idea. Su objetivo no es solo ofrecer acompa?amiento a las personas que lo necesitan, sino preguntarse de d¨®nde procede ese sufrimiento. ¡°A menudo la locura es una denuncia del sistema, que est¨¢ expresando todas esas violencias a las que nos vemos sometidas y no se pueden tolerar¡±.
¡°No pod¨ªa avisar porque estaba atada¡±
Alicia (nombre falso) se considera una ¡°superviviente de la psiquiatr¨ªa¡±. Tiene 44 a?os e ingres¨® por primera vez en una Unidad de Agudos (ahora Unidad de Hospitalizaci¨®n Breve) con 19. ¡°Empec¨¦ a trabajar y tuve mi primer brote psic¨®tico. Los m¨¦dicos me ped¨ªan que me quedara en la cama, pero yo no entend¨ªa por qu¨¦¡±. Alicia se levantaba y en una de esas ocasiones ¡°me hicieron una maniobra de contenci¨®n: se abalanzaron sobre m¨ª, me inmovilizaron. Estuve aterrada toda la noche, muri¨¦ndome de sed, sin poder tocar el timbre porque estaba atada. Yo pensaba que all¨ª me iban a ayudar y no fue as¨ª¡±.
La ONU declar¨® en 2013 que la contenci¨®n mec¨¢nica es tortura. Olaia Fern¨¢ndez, psiquiatra y parte de la Asociaci¨®n Espa?ola de Neuropsiquiatr¨ªa, confirma que esta pr¨¢ctica se sigue aplicando en Espa?a. ¡°Cada unidad de psiquiatr¨ªa la regula seg¨²n sus propios protocolos. Estos protocolos deben ser de excepcionalidad y cada hospital deber¨ªa tener un registro, pero no hay datos reales¡±.
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