El feminismo da t¨ªmidos pasos en India
Al pa¨ªs m¨¢s peligrosos del mundo para la mujer seg¨²n Reuters, ha llegado el #Me Too y se ha despenalizado el adulterio y las relaciones homosexuales
La segunda mitad de 2018 trajo una serie de logros para el feminismo en India, el?pa¨ªs m¨¢s peligroso para la mujer seg¨²n un estudio de Reuters. La despenalizaci¨®n del adulterio, que discriminaba a la mujer al tratarla como propiedad de sus esposos, tuvo una gran acogida por afectar a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Sin embargo, el resto de conquistas son silenciadas por la heterogeneidad de la sociedad y la voz del feminismo apenas tiene peso pol¨ªtico en la carrera electoral hacia los inminentes comicios generales, que tambi¨¦n se esperan a finales de abril. Con unas 1.250 millones de personas (m¨¢s de 650 millones, mujeres), la democracia m¨¢s grande del mundo es tambi¨¦n una de las sociedades m¨¢s diversas desde el punto de vista cultural, religioso y ling¨¹¨ªstico; lo que para un movimiento interseccional como el feminista es terreno para un mayor pluralismo pero tambi¨¦n para una mayor divisi¨®n en base a las diferentes identidades religiosas, de g¨¦nero, casta y clase.
En octubre, lleg¨® el cicl¨®n #MeToo a India con acusaciones p¨²blicas en redes sociales que dieron lugar a renuncias, despidos y querellas a hombres de poder en la industria del entretenimiento de Bollywood, en los medios de comunicaci¨®n e, incluso, en la pol¨ªtica. Apareci¨® un a?o despu¨¦s de su hom¨®logo estadounidense, pero tambi¨¦n 12 meses m¨¢s tarde de las denuncias contra los abusos de las ¨¦lites indias. ¡°En el mundo acad¨¦mico la 'supremac¨ªa brahmanica' [abusos por parte de las castas altas] abusa de estudiantes con origen en castas bajas y en grupos tribales¡±, explica por tel¨¦fono Raya Sarkar, la universitaria que elabor¨® una lista con unos 70 nombres de profesores de conocidas universidades del pa¨ªs acusados por un centenar alumnas que entrevist¨®. Ni entonces ni despu¨¦s del #MeToo, los medios locales se hicieron eco del clamor de un sector de la poblaci¨®n femenina doblemente maltratado, por su g¨¦nero y por su casta. ¡°Me ignoraron y atacaron porque soy de origen dalit [intocable]. Las l¨ªderes del #MeToo fueron escuchadas porque son de castas altas y el entorno urbano simpatiza con ellas¡±, resume Sarkar, ahora en Estados Unidos.
¡°Hay silencio ante las atrocidades hacia mujeres intocables¡±, confirma Chayanika Shah, fundadora del grupo LABIA (Lesbians and BIsexuals in Action), con base en Bombay. Pionera entre las lesbianas declaradas como tal en India, Shah recibi¨® con esperanza la hist¨®rica despenalizaci¨®n de las relaciones homosexuales. En septiembre, el Tribunal Supremo tumbaba una ley colonial de m¨¢s 150 a?os, dando una victoria crucial al colectivo LGTBI; particularmente a m¨¢s de dos millones de homosexuales, incluidas mujeres, perseguidas por su orientaci¨®n sexual. Pero poco dur¨® el j¨²bilo, ya que el Parlamento aprob¨® la Ley de Personas Transg¨¦nero en diciembre.?
¡°La ley no permite la auto-definici¨®n del g¨¦nero, que depende de m¨¦dicos y de jueces. Persigue la mendicidad, que es la ¨²nica salida de las trans sin empleo. Y castiga con penas de seis meses a dos a?os de c¨¢rcel todo crimen contra las transg¨¦nero, incluyendo violaciones",?detalla Shah.?"Es una norma para limpiar las calles de mendigos. No ofrece derechos sino que los elimina¡±, prosigue la fundadora. Ella cree que muchas lesbianas y transexuales no participan del movimiento feminista porque no se sienten incluidas.
La legislaci¨®n con respecto a los derechos de la mujer en India experiment¨® grandes avances a finales de a?o gracias a otras dos sentencias, que tambi¨¦n evidenciaron la divisi¨®n del movimiento feminista. En octubre, el Supremo derrumbaba el principio por el que mujeres en edad de tener el periodo no pod¨ªan entrar al templo de Sabarimala, una norma de costumbres impuesta por el patriarcado hind¨². Asimismo, el gobierno de India penalizaba por decreto el triple talaq; pr¨¢ctica musulmana hecha norma en India por la que los maridos incurr¨ªan en divorcios expr¨¦s mediante la sola repetici¨®n de esa palabra. Pese al aspecto progresista de ambas modificaciones legales, la divisi¨®n entre el colectivo femenino fue evidente en el seno de las dos credos mayoritarios de un pa¨ªs donde los sentimientos religiosos priman tanto o m¨¢s que los derechos civiles. La condena a la costumbre isl¨¢mica fue criticada por las musulmanas, que cre¨ªan conveniente que la pr¨¢ctica social fuese corregida por los l¨ªderes religiosos y no judicializada por el gobierno, mientras que la apertura del templo hind¨² ocasion¨® manifestaciones violentas?en la que participaron mujeres.
Igualmente decisivo para un movimiento transversal es la inclusi¨®n de la discapacidad, ausente en la legislaci¨®n india seg¨²n un informe de Human Rights Watch. ¡°Las discapacitadas somos discriminadas por nuestra discapacidad y porque nos consideran asexuales o hipersexuales. [...] Esto nos hace completamente invisibles¡±, explica Nidhi Goyal. Coautora del estudio, Nidhi confirma la escasa presencia su colectivo en las demandas feministas, fruto del vac¨ªo legal y de la incomprensi¨®n social. De la misma opini¨®n es Paromita Vohra, fundadora de Agentes del Ishq [amor en hindi], una de las pocas agrupaciones indias dedicadas a divulgar temas de sexo, sexualidad y consentimiento mediante proyectos audiovisuales: ¡°Se necesita una transici¨®n cultural para que el feminismo sea popular en India. Pero hay cambios visibles, ya que hace a?os el t¨¦rmino patriarcado era casi inexistente cuando ahora se puede leer y escuchar en los medios¡±. Tambi¨¦n directora de cine en Bollywood, de donde surgi¨® el #MeToo indio, Vohra insiste insiste en diferenciar la parte del todo: ¡°Eso no fue un movimiento, sino parte de ¨¦l. El feminismo es y debe ser mucho m¨¢s amplio e integrador¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.