¡°Los polic¨ªas me dec¨ªan: ¡®Es la ley... pero habr¨ªamos hecho lo mismo¡±
?ngel Hern¨¢ndez, que fue detenido por asistir a su mujer en el suicidio, pide una ley de eutanasia: "Todos los partidos tienen a alguien con este problema"
Esta noche ha sido la primera que ?ngel Hern¨¢ndez ha pasado en su casa?tras la muerte de su mujer. Ya sin ella. Antes, 48 horas sin dormir. Mar¨ªa Jos¨¦ Carrasco le hab¨ªa pedido muchas veces que la ayudara a acabar con el sufrimiento provocado por 30 a?os de esclerosis m¨²ltiple. Estaba en fase terminal, encerrada en un cuerpo que ya no pod¨ªa moverse, que ten¨ªa dificultades para ver, para hablar. As¨ª que ¨¦l le prest¨® sus manos y le dio de beber pentobarbital s¨®dico. Y lo grab¨®. Ella, que ten¨ªa 61 a?os, se qued¨® dormida. ¡°No sufri¨®¡±, ha explicado Hern¨¢ndez este viernes en su domicilio, en Madrid. ?l se convirti¨® en la primera persona detenida en Espa?a por ayudar a alguien incapacitado a morir.?
Las primeras horas de duelo las pas¨® arrestado, encerrado en un calabozo. ¡°Podr¨ªa haberlo hecho clandestinamente. Discut¨ª con mi esposa por esto, ella era secretaria judicial y sab¨ªa lo que pod¨ªa pasarme. Pero la convenc¨ª de que era importante que esto trascendiera, ya no por ella, sino por la gente que se quedaba¡±, ha afirmado este hombre, de 70 a?os.
Hern¨¢ndez habla de la tranquilidad que sinti¨® al volver a casa, tras pasar la noche en el calabozo. ¡°Me duch¨¦, porque es desagradable estar sobre una colchoneta encima de una piedra que te destroza la espalda. Adem¨¢s yo tengo una hernia discal. Menos mal que me llev¨¦ la medicaci¨®n para que no me doliera¡±, relata. ¡°No me dorm¨ªa. Me levantaba y paseaba en un habit¨¢culo de cuatro por cinco metros, como un animal enjaulado¡±. ¡°Lo que m¨¢s me fastidiaba era que no pod¨ªa hacer los tr¨¢mites necesarios para atender a mi mujer. Ten¨ªa que haber ido al Instituto Anat¨®mico Forense y haber hablado con quienes le hicieron la autopsia. Y preparar su incineraci¨®n¡±, contin¨²a. ¡°No lo pude hacer porque estaba all¨ª. Los polic¨ªas se portaron muy bien. Me dec¨ªan que ¡®es la ley¡¯, pero que?ellos habr¨ªan hecho lo mismo. S¨ª, es la ley, pero est¨¢ equivocada, se tendr¨ªa que haber solucionado hace tiempo¡±, a?ade Hern¨¢ndez.?
Esta ma?ana, la puerta de su casa est¨¢ abierta. Una fila de periodistas espera para hablar con ¨¦l. En el pasillo de entrada, tres cuadros a la izquierda. Carrasco, 90, es la firma de uno de ellos. Entonces ella a¨²n pod¨ªa pintar. A la derecha, una estanter¨ªa repleta de libros, de pintura, novelas... Hern¨¢ndez, que tiene 70 a?os, atiende a los medios en el sal¨®n. La butaca de su mujer, vac¨ªa, sigue en el centro de la estancia. Fotos de ella en las estanter¨ªas, de cuando a¨²n era due?a de su vida. ¡°Yo no quiero ser protagonista de nada, esto me est¨¢ alterando, pero el tema tiene que salir para que se apruebe la ley de eutanasia, para que no sea un familiar quien d¨¦ un f¨¢rmaco o que deba hacerlo una tercera persona y la familia deba salir de la casa para no meterse en problemas legales¡±, explica H¨¦rnandez.
¡°Con el v¨ªdeo quer¨ªa mostrar el sufrimiento, no es lo mismo verlo que contarlo. Este problema existe¡±, insiste. Cuenta que se siente muy arropado. ¡°Si es que m¨¢s del 80% de los espa?oles quieren que se regule la eutanasia. Es algo transversal. No hay absolutamente ning¨²n partido, de entre todos los partidos, que no tenga a alguien inmerso en este problema. En todos tiene que haber alguien como estaba mi mujer. ?C¨®mo van a estar en contra?¡±, dice. ¡°No se va a aplicar a todo el mundo, indiscriminadamente, sino que se regular¨¢. Y se har¨¢ para quien lo necesite y quiera, porque as¨ª lo manifieste. Si un m¨¦dico es objetor no tiene por qu¨¦ hacerlo. Pero debe llevarlo a cabo un profesional¡±, recalca. ¡°Yo no sab¨ªa c¨®mo iba a resultar, no ten¨ªa ni idea de lo que le iba a suponer a mi mujer. Si iba a sufrir o no¡±, prosigue.
Cuenta que cort¨® la grabaci¨®n porque era ¡°tremenda¡±, no por que mostrara sufrimiento, sino por lo que se ve¨ªa en el v¨ªdeo: la muerte de su esposa. ¡°No me da miedo lo que pueda pasarme¡±, asegura Hern¨¢ndez. ¡°Lo ¨²nico que quer¨ªa era acabar con su sufrimiento¡±, insiste. La petici¨®n de su mujer es el ¨²ltimo recuerdo que guarda de ella, dice. ¡°Me lo hab¨ªa pedido desde hace mucho. Pero lo hac¨ªa ante la c¨¢mara. Era muy importante que quedara reflejado¡±. Eso, y la ¡°satisfacci¨®n de que haya podido dejar de sufrir¡±.
Carrasco tem¨ªa por ¨¦l, le hab¨ªa advertido de que podr¨ªan acusarle de homicidio o incluso de violencia machista. Hern¨¢ndez la convenci¨® de que era importante dar la cara, ¡°salir del armario¡± para poner la eutanasia sobre la mesa. Ahora tiene que esperar hasta saber qu¨¦ le imputa el juez instructor. ¡°Puede pedir de todo. Puede ser que considere que no hay que aplicarme eximentes, pero mi abogada las va a reclamar. Si piden para m¨ª dos a?os, por ejemplo, al haber reconocido los hechos, no entrar¨ªa en prisi¨®n. Pero tampoco me preocupa mucho. Lo que me preocupaba era que mi mujer sufriera. Y eso se ha acabado¡±. Seg¨²n ha reconocido esta ma?ana en La Sexta, no le atormenta la posibilidad de entrar en la c¨¢rcel, ya pas¨® tres a?os en prisi¨®n tras haber sido condenado por el Tribunal de Orden P¨²blico. Cuenta que es feminista y que ser¨ªa ¡°terrible¡± para ¨¦l una acusaci¨®n de violencia machista. ¡°Por este motivo y por muchos otros, pero tambi¨¦n por este, grabamos el v¨ªdeo¡±, a?ade. ¡°Para que no crean que lo que quiero es librarme de ti, despu¨¦s de 30 a?os cuid¨¢ndote¡±, dice, como si le estuviera hablando a su mujer.
¡°Lo que quer¨ªa es que la gente supiese que esto existe, que hay mucha gente que sufre y que est¨¢ en la clandestinidad. Nosotros tampoco lo hab¨ªamos mostrado pr¨¢cticamente, salvo en las entrevistas que concedimos en octubre. Pero pasamos casi 30 a?os sin decir ni esta boca es m¨ªa. Nadie lo sab¨ªa, solo los vecinos y la familia¡±, afirma Hern¨¢ndez. ¡°Es muy interesante que esto salga a la luz. Mi mujer ya ha fallecido y est¨¢ libre de sufrimiento. ?Pero y la gente que queda?¡±. ¡°Hay que hacer todo lo posible para que esa gente pueda tener la satisfacci¨®n de poder morir dignamente. Y sean libres de decidir que quieren morir dignamente. Esto de las leyes y la moral¡ ?Qu¨¦ ocurre con quien, como le pasaba a mi esposa, no puede hacerlo? ?Siguen sufriendo? ?O que a sus familiares les pase lo mismo que me puede pasar a m¨ª? No todos tienen la fuerza para decir: ¡®Yo no te voy a abandonar en tus ¨²ltimos momentos, de ninguna manera¡±. As¨ª lo hizo ¨¦l.
Asegura que le quedan fuerzas para seguir peleando. Y que lo va a hacer. Por los que quedan. ¡°Porque por mi mujer, ya¡¡± Se le entrecorta la voz. Dice que esta ma?ana ya no puede atender a m¨¢s medios. Se va al Instituto Anat¨®mico Forense. Va con retraso. No quiere espect¨¢culos. Solo incinerarla.
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