As¨ª embarqu¨¦ a mi familia en el reto de vivir una semana sin pl¨¢stico. ?Seremos capaces?
Una plataforma ciudadana promueve dejar de consumir productos con envases desechables durante esta semana. Este es el diario de un intento
El pepino plastificado me mira con languidez desde la nevera. Su carne fl¨¢cida transparent¨¢ndose por el envoltorio innecesario y su c¨®digo de barras personalizado me angustian. Es un s¨ªmbolo de todo lo que hago mal como consumidora. Comprar sin pensar. Comer sin planificar. Destruir el planeta.
Mi dram¨¢tica historia con este pepino en particular empez¨®, como tantas otras ¨²ltimamente, en el grupo de WhatsApp de padres. Lo primero que lleg¨® a ¡°Mamma M¨ªa 1? de Primaria¡± fue este v¨ªdeo que si tienes m¨®vil tambi¨¦n te habr¨¢ llegado. 34 segundos a tope de tambores invit¨¢ndote a unirte a ¡°un reto viral para salvar el planeta¡±:
Del 3 al 9 de junio. Boicot a los alimentos envueltos en pl¨¢stico. Hag¨¢moslo viral.
Gepostet von Hope. En pie por el planeta am Sonntag, 2. Juni 2019
Lo ha hecho Hope (esperanza), una p¨¢gina que crea y comparte v¨ªdeos sobre medio ambiente. El ¡°boicot a los alimentos envueltos en pl¨¢sticos¡± durante la semana del 3 al 9 de junio es una iniciativa de Zero Waste Espa?a, un grupo de Facebook que aboga por la reducci¨®n de residuos, y el momento coincide con el D¨ªa Mundial del Medio Ambiente, que se celebra el 5 de junio (m¨¢s informaci¨®n aqu¨ª y aqu¨ª).
Una madre mand¨® el v¨ªdeo de marras al grupo el s¨¢bado, cuando yo ya hab¨ªa comprado el pepino. Enseguida, otra vio la apuesta y subi¨® cinco m¨¢s el domingo enviando el llamamiento de unos ni?os italianos ideales en una playa suc¨ªsima que al final te piden que recicles para conseguir un mundo mejor. ¡°Fallo per me¡±, repiten uno detr¨¢s de otro. Si tienes alma, lagrimilla.
La tercera madre en participar fue directamente al ¨®rdago proponiendo: ¡°Tira el pl¨¢stico en el suelo de los supermercados despu¨¦s de comprar. A ver si pillan el mensaje¡±. El mensaje, se?ores de los supermercados, es que las madres de familia son muy punkis y est¨¢n hartas de que les plastifiquen los pepinos. Si no ven el nicho, est¨¢n ciegos.
Total, que mi chat escolar (cole p¨²blico, mayor¨ªa de padres y madres profesionales liberales, clase media urbanita) devino en una declaraci¨®n de intenciones que muchas familias ya han tomado: algunos participan en grupos de consumo (compran frutas, verduras, l¨¢cteos y carne de cooperativas de productores locales), otros reutilizan envases higi¨¦nicos en tiendas a granel de jabones y detergentes, otros leen y recomiendan ensayos sobre alterconsumismo¡ Todo ello el mismo domingo en el que yo hab¨ªa hecho una barbacoa para doce cuyo rastro ecol¨®gico eran tres bolsas gigantes de basura repletas de bandejas de poliesp¨¢n, film transparente y latas de cerveza. Flechazo de culpabilidad.
La eco-nversaci¨®n continu¨® en el subchat de padres-que-son-m¨¢s-amigos. Y la culpa fue creciendo al ver c¨®mo se lo curran: en la intimidad la gente usa yogurteras. Hace jab¨®n con aceite sucio y sosa c¨¢ustica. Una madre alemana propuso medio en broma volver a los cuadernos reciclados y la tinta casera de jugo de setas de su infancia ochentera. Porque el ecologismo tambi¨¦n es un deporte al que siempre gana Alemania.
Estas familias con ni?os muy parecidas a la m¨ªa han introducido peque?os y grandes h¨¢bitos para reducir su huella ambiental. No son radicales al respecto ("chica, qui¨¦n no ha comprado un Bi-Frutas con pajita", dice una madre consol¨¢ndome), pero sus gestos marcan un cambio de actitud que es urgente a la vista de los datos.
As¨ª que esta madre de dos, que vive repitiendo que no tiene tiempo para nada, que no cocina y que compra a deshora y a lo loco en la versi¨®n expr¨¦s de tu supermercado de confianza ¡ªdonde casi todo est¨¢ plastificado (incluido lo que por ser ¡°bio¡± cuesta dos euros m¨¢s)¡ª se va a apuntar a un reto que se le antoja MAY?SCULO. Una semana sin consumir pl¨¢sticos de un solo uso.
Hay dos grandes motores para hacerlo adem¨¢s del obvio (la crisis ambiental). Primero, la cantidad repugnante de pl¨¢sticos que envuelven lo que come una familia de cuatro, en mi casa, una bolsa de la compra llena cada par de d¨ªas. El segundo, el optimismo y la naturalidad con la que los ni?os (6 y 3 a?os) aceptan sin pesta?ear el #noplasticchallenge. ¡°?Mam¨¢, suelta el boli y usa un l¨¢piz!¡±, fue su primera reacci¨®n a la pregunta: ¡°?Cre¨¦is que seremos capaces?¡±. Con tanto entusiasmo, no vale usarles de excusa.
Como familia llevamos una liger¨ªsima ventaja para conseguirlo. Las muy contaminantes pajitas fueron desterradas de mi hogar hace un a?o, cuando mi pareja decidi¨® traumar a toda una generaci¨®n de infantes ense?¨¢ndoles este v¨ªdeo (con texto aqu¨ª):
Lo hizo en una excursi¨®n en la que el hijo de alguien lloraba porque no hab¨ªa sorbedores. Acabaron llorando m¨¢s de uno, pero dejaron de pedir pajitas.
Tambi¨¦n exiliamos hace tiempo las muy convenientes toallitas h¨²medas tras leer un reportaje? po¨¦ticamente titulado por Manuel Planelles ¡°El monstruo que atasca las cloacas¡±. A¨²n las echo de menos, pero veo la foto del monstruo y me vuelven las arcadas.
Y, por ¨²ltimo, puedo presumir de empezar esta dif¨ªcil semana que se avecina con una copa menstrual dentro. La empec¨¦ a usar m¨¢s cerca de la menopausia que de la menarqu¨ªa, pero aun as¨ª, por 30 euros, me ha librado el bolsillo y la conciencia de a?os de residuos ¨ªntimos.
A pesar de estos tres puntos positivos, el lunes de la semana #boicotalplasticojunio2019 empez¨® con una evaluaci¨®n nefasta. Pr¨¢cticamente todo lo que comimos ayer estaba envuelto en pl¨¢stico: la leche, la miel y el queso de untar del desayuno, los yogures y flanes de la comida, los botellines de agua y el caf¨¦ de m¨¢quina del curro, la ensalada (de bolsa) y la carne (en barqueta) de la cena. Tambi¨¦n claro, los champ¨²s, geles, pastas de dientes¡ Fue un lunes m¨¢s, un lunes cualquiera de una familia media, en el que los cuatro fuimos c¨®mplices de un crimen global.
El martes ser¨¢ distinto. A partir de hoy vamos a intentar reducir a cero, a lo bruto, como quien deja de fumar, nuestro consumo de pl¨¢stico de un solo uso durante una semana. No creo que seamos capaces sin parches, la verdad. Pero estoy segura de que el experimento arrastrar¨¢ hasta la orilla un par de sucias lecciones.
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