El 2x1 del detergente rellenable: lava la ropa y la conciencia
Comprar productos de limpieza a granel resulta mucho m¨¢s f¨¢cil de lo que parece. La quinta jornada del reto transcurre con un ¨¦xito inesperado y un pinchazo de la leche
La pelota amarilla balance¨¢ndose en la red. Todas las desintoxicaciones, incluso las del amor, tienen un momento as¨ª. Ese segundo en el que es tan probable que tu fortaleza gane el match point, como que tu debilidad te deje caer de espaldas sobre el blando colch¨®n de tus malos h¨¢bitos. Yo lo tuve en el cuarto d¨ªa de esta semana sin pl¨¢sticos, en el que me enfrent¨¦ furiosa con mi flojera para seguir adelante.
No voy a confesar de qu¨¦ lado cay¨® la bola. Lo que importa es que al quinto d¨ªa del reto he resucitado con un optimismo renovado y me he autoimpuesto, chulita, una misi¨®n imposible DOBLE: limpiar la casa y hacerlo sin pl¨¢sticos desechables. S¨ª, chef, adem¨¢s de no cocinar, tampoco limpio demasiado. Un partidazo.
Me cuentan las madres del WhatsApp que detr¨¢s del centro de salud (la m¨¢xima distancia razonable para ir a comprar algo de primera necesidad) han abierto una tienda de jab¨®n a granel, se llama, adivinen... Jab¨®n a Granel. Su concepto tambi¨¦n es sencillo: t¨² llevas tus arieles, fairys y donlimpios vac¨ªos y te los rellenan al peso con un embudo. En Madrid hay varias tiendas parecidas. En realidad puedes llevar cualquier bote, o pillar uno all¨ª, pero yo me llev¨¦ los "oficiales", porque como todo en mi casa, siempre est¨¢n a punto de acabarse.
De camino me asom¨¦ al Clarel, donde normalmente compro cosas de estas a deshoras, y comprob¨¦ que siempre hab¨ªa tenido algunas opciones plastic-free ante mis narices, por ejemplo comprar un tradicional tambor de cart¨®n con polvos para la lavadora en vez de una botella de jab¨®n l¨ªquido. Estoy empezando a mirar diferente. Voy bien. Subid¨®n.
Cargada con mi bolsa de tela y mis botes vac¨ªos, sinti¨¦ndome hoy una girl scout antipl¨¢sticos SIN FISURAS, hice la compra de productos de limpieza a granel en 10 minutos y me cost¨® m¨¢s o menos lo mismo que en una tienda cualquiera. Francamente, yo no tengo excusa para volver a comprar un bote de detergente en mi vida. Vivo muy cerca de esta tienda y un jab¨®n no lo voy a tener que pillar nunca con imperiosa urgencia a las 10 de la noche en el Express. Adem¨¢s, para las cosas de limpiar no soy mani¨¢tica (lo lavo todo junto y en fr¨ªo), no tengo apego a ninguna marca, me da igual a lo que huela la colada mientras sea a limpio. As¨ª que pasarme al granel no me supone absolutamente ning¨²n sacrificio, solo alegr¨ªas. Subid¨®n-subid¨®n.
Soy incapaz de calcular cu¨¢ntos botes de friegasuelos o lavaplatos gastamos en mi casa al a?o, lavadoras y lavavajillas ponemos un porr¨®n¡ Los que sean, ?entre 100 y 400.000? ¡°Imag¨ªnate ah¨ª, uno encima de otro, todos esos botes¡±, dice se?alando al suelo Nuria G¨ªas, due?a de la tienda, en la que se rellenan unos 80 botes al d¨ªa. ¡°Los habr¨ªas llevado a reciclar, vale, pero el mejor residuo es el que no se genera¡±, dice repitiendo una m¨¢xima que llevo oyendo toda la semana. ¡°Los pl¨¢sticos son necesarios, mi tienda est¨¢ llena de pl¨¢stico¡±, a?ade, ¡°pero lo que no tiene sentido es el abuso absurdo que hacemos de ellos¡±.
Lo ¨²nico que me ha preguntado embudo en mano, antes de usarlo, es si quer¨ªa producto ecol¨®gico o normal. ?Normal?, he dicho con cierto pudor. ¡°Mejor¡±. Su teor¨ªa es que los productos eco, aunque tengan procesos y componentes m¨¢s respetuosos con el medio ambiente, adem¨¢s de m¨¢s caros tienen otros problemas: ¡°Llevan aceites esenciales que no les van bien a los al¨¦rgicos y muchos son importados¡ El que yo vendo viene de B¨¦lgica¡±, me dice ense?¨¢ndome el bote. ¡°Aqu¨ª apostamos por el Kil¨®metro Cero, trato de que todo sea nacional, as¨ª que lo que ganas por ecol¨®gico, lo pierdes por otro lado, hay que hacer balance, no ser extremista¡±, dice. S¨ª, defiende sus jabones naturales para la lavadora: unas ligeras escamas de aceite de oliva y sosa que da gustazo tocar. ¡°Es lo mejor para la piel delicada, lo que lleva menos qu¨ªmicos¡ Y limpia igual las manchas¡±. Pongo cara de ¡°eso ya lo veremos¡± apretando el morro, mientras me rellena un botecillo para que pruebe.
Prescindir del pl¨¢stico en productos de limpieza me ha parecido sencill¨ªsimo, pero comento con Nuria los agobios que he pasado estos d¨ªas tratando de conciliar mi vida de periodista estresada y madre sobrepasada con el encargo que me ha llevado a comprar en el s¨²per con t¨¢peres o recorrer Madrid en busca de papel higi¨¦nico que no fuese envuelto en pl¨¢stico. Ella me cuenta que antes trabajaba en banca y a los 37 (tiene 41) tuvo su catarsis personal: ¡°Me puse muy mala, el m¨¦dico me dijo que no pod¨ªa seguir as¨ª, trabajando 15 horas, con estr¨¦s todo el d¨ªa, sin dormir, comiendo lo que pillaba. Me propuse cambiar del todo, usar solo productos naturales, dejar la carne hormonada, abandonar los pl¨¢sticos desechables, comprar productos de proximidad¡ Y francamente, por mucho inter¨¦s que pongas, la ciudad no est¨¢ preparada, a no ser que inviertas 12 horas en hacer la compra, as¨ª que hay que ir poco a poco, poni¨¦ndote prioridades; es normal que te hayas agobiado¡±.
En estas se apunta al marujeo del consumo responsable Luc¨ªa, una simp¨¢tica clienta de 32 a?os, a la que claramente le doy pena y le hago gracia: ¡°Mujer, es que no te pueden tirar a la piscina de golpe, hay que andar antes de correr, al principio tardas mucho en comprar de otra manera, pero luego encuentras los sitios que te vienen bien, las soluciones que se adaptan a tu vida y ya no es tanto l¨ªo. Tranquila¡±. Es tan maja que hasta me pasa su n¨²mero por si quiero pedirle direcciones para mis futuras compras por el barrio. Conoce una tienda muy cerca (Slow Granel Shop) donde venden papel higi¨¦nico reciclado sin envolver. ?Sororidad y caca!, mi d¨ªa est¨¢ siendo perfecto.
Ambas mujeres llevan a?os en este proceso (al que yo he lanzado a mi familia en una sola semana) y ahora hacen cosas como conservas caseras de fruta o champ¨² s¨®lido con sus propias manos. Charlando con ellas, sobre lo que hacen y lo que han dejado de hacer, pienso que lo del consumo responsable es un poco como lo que dice la gente que te pasa con los tatuajes: empiezas con una salamandra discreta en un tobillo y poco a poco le pillas el gusto y acabas con un drag¨®n en lo alto de la espalda.
Yo, la verdad, no me veo tatu¨¢ndome dragones, ni poniendo a los ni?os a fabricar nuestra propia crema hidratante. Pero seguro que algo cambiar¨¦ a la larga tras este proceso loco de quitarme de pl¨¢sticos de golpe. Habr¨¢ que ver c¨®mo de grande es la salamandra que me queda tatuada. De momento, ma?ana voy a un taller de hacer pastillas de jab¨®n que imparten unas veganas. All¨ª os espero.
Lecciones del d¨ªa:
Solo una, pero flipas. Mientras mi d¨ªa transcurr¨ªa como la seda comprando detergentes a granel y charlando con se?oras majas, mi pobre novio, embarcado involuntariamente y sin cobrar por ello en este reto, qued¨® encargado de comprar leche en botella de cristal. Recorri¨® con los ni?os las tres o cuatro tiendas del barrio donde la venden, pero en todas le dijeron que hasta el lunes nada. La rocambolesca explicaci¨®n que me pas¨® por WhatsApp, donde convivimos las parejas contempor¨¢neas que trabajamos mucho fue: ¡°Con el calor las vacas producen menos leche y las compa?¨ªas que hacen leche fresca prefieren usarla para hacer yogur (que adem¨¢s dura m¨¢s sin ponerse malo)¡±. Ya, ya s¨¦ que han puesto una moderna lecher¨ªa a granel en Malasa?a (es una de las decenas de direcciones y consejos que me est¨¢n llegando de amigos y completos desconocidos anim¨¢ndome a conseguir el reto). Fenomenal, muchas gracias, pero coger el metro para comprar leche en una casa donde se consume como litro y medio diario no me parece razonable. As¨ª que al final el bendito de mi novio acab¨®, como hacemos siempre, comprando la leche en botella de pl¨¢stico en el bazar de alimentaci¨®n m¨¢s cercano. Vale, pinchamos, lo siento. En compensaci¨®n mi familia ha descubierto lo que les pasa con el calor a las vacas.
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