El Congo adopta nuevas medidas en la lucha contra el ¨¦bola
Los tratamientos se humanizan, con centros que permiten visitas individualizadas, y se trabaja en implicar a la comunidad en la lucha contra la epidemia
Centro de Tratamiento de ?bola (CTE) de Katwa, en el noreste de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC). El doctor Fran?ois Kamona se acerca a una pared de pl¨¢stico transparente. Observa a trav¨¦s de ella a una mujer acostada en una cama. Le pregunta por su estado. La paciente apenas se puede mover. Entonces, el m¨¦dico introduce sus brazos a trav¨¦s de unos guantes instalados en la propia estructura para tomarle la temperatura y hacerle un an¨¢lisis de sangre. As¨ª funcionan las Unidades de Cuidados de Emergencia Bioseguras, conocidas como los cubos por sus siglas en ingl¨¦s, una especie de c¨¢maras individuales de aislamiento en las que los enfermos de ¨¦bola reciben un tratamiento de calidad, pero sin riesgos para el personal m¨¦dico.
Durante la terrible epidemia que provoc¨® m¨¢s de 11.000 muertos entre 2014 y 2016 en ?frica occidental, los pacientes se encontraban en unas grandes tiendas y estaban separados entre ellos por unas mamparas. Para acceder a ellos y dado el peligro de contagio al m¨ªnimo contacto con su sangre, saliva, sudor o v¨®mitos, los m¨¦dicos y enfermeros deb¨ªan ponerse en todo momento el Equipo de Protecci¨®n Personal (PPE), esa especie de traje de astronauta blanco con guantes y gafas. Sin embargo, solo pod¨ªan permanecer un m¨¢ximo de 45 minutos dentro de ¨¦l por el calor que hace dentro, y eso limitaba mucho el tiempo de atenci¨®n a los pacientes.
Por ello, la ONG Alima desarroll¨® los cubos. ¡°Aqu¨ª tenemos 11 en funcionamiento, 10 para los pacientes que necesitan cuidados intensivos y uno para maternidad¡±, asegura el doctor Kamona, director del CTE de Katwa. ¡°Como tienen presi¨®n negativa gracias a un compresor, ning¨²n fluido puede salir al exterior, tampoco el ox¨ªgeno que est¨¢ dentro¡±, explica. Los pacientes est¨¢n conectados a monitores a trav¨¦s de cables que atraviesan el pl¨¢stico. ¡°La mayor parte de los actos m¨¦dicos, como una perfusi¨®n o el monitoreo, incluso ba?arlos, es posible desde el exterior¡±, explica. El cubo de maternidad est¨¢ preparado incluso para que una enferma d¨¦ a luz, un momento de alto riesgo por la gran presencia de fluidos, con asistencia desde el otro lado del pl¨¢stico.
Esta es una de las m¨²ltiples novedades en la atenci¨®n a pacientes desarrolladas?a partir de la experiencia de 2014 y puestas en marcha en el actual brote, que ya ha causado m¨¢s de 1.500 muertos en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo. Entre ellas se encuentran tambi¨¦n los cuatro tratamientos experimentales que, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), van en la buena direcci¨®n de reducir la mortalidad de los enfermos a la espera de resultados m¨¢s concluyentes cuando acaben las pruebas, y una vacuna en fase experimental que ya se prob¨® en la anterior epidemia, pero que en esta ocasi¨®n ha vivido su aut¨¦ntica puesta de largo tambi¨¦n con resultados esperanzadores.
Los cubos de Alima, que la OMS ha adoptado con rapidez, presentan otra ventaja: permiten que los enfermos, incluso aquellos que est¨¢n m¨¢s graves, puedan ver el rostro de quienes les atienden y, m¨¢s importante a¨²n, recibir visitas. En esta epidemia, por primera vez, la mayor¨ªa de los pacientes tienen habitaciones individuales con ventanas hacia un pasillo al que los familiares y amigos pueden acceder. Solo les falta tocarse. Esto puede ser clave para su recuperaci¨®n. ¡°Hicimos un estudio¡±, asegura la antrop¨®loga espa?ola Julienne Anoko en Beni, ¡°para averiguar c¨®mo se cuida a los enfermos en las casas. Y descubrimos que los ponen en el sal¨®n durante el d¨ªa. ?Por qu¨¦?, preguntamos. Pues para facilitar las visitas. Aqu¨ª un enfermo lo es de toda la comunidad, no se debe romper ese v¨ªnculo¡±.
Humor y empat¨ªa
¡°?Que no tienes nombre? ?Te lo han robado?¡±, le pregunta Anoko a un chaval de 12 a?os. El pueblo pigmeo de Manyama, habitado por unas cien personas, est¨¢ en el interior del bosque. Un vecino falleci¨® de ¨¦bola en el centro de salud m¨¢s cercano y un equipo de la OMS fue hasta all¨ª para hacer el seguimiento de contactos y vacunarles. Se encontraron con el silencio, el rechazo y la desconfianza. ¡°Me llamo Lionel Messi¡±, respondi¨® al fin el ni?o. ¡°Entonces yo soy Cristiano Ronaldo, vamos a echar un pulso¡±, grit¨® Anoko, provocando un estallido de carcajadas. ¡°Al final aceptaron que les vi¨¦ramos. Encontramos cinco casos positivos¡±, explica. El humor y la empat¨ªa como f¨®rmula para romper la barrera.
En la epidemia de 2014 a 2016, las ciencias sociales irrumpieron de lleno en el abordaje del ¨¦bola, pero en este brote el enfoque antropol¨®gico se ha consolidado. El objetivo es entender la l¨®gica de la comunidad y adaptar los tratamientos a ella, vencer las resistencias, hablar, dialogar, explicar. Pero primero hay que escuchar. En enero comenz¨® a funcionar un grupo de investigaci¨®n r¨¢pida liderado por Anoko que hace recomendaciones. Una de las primeras fue la de integrar a la comunidad en la respuesta. Los entierros dignos y seguros, por ejemplo, los llevan a cabo los chicos del barrio, todos ellos con trajes especiales, y en la descontaminaci¨®n de los hogares participan miembros de la familia. ¡°A nadie le gusta que entre en su casa un desconocido¡±, dice.
Desde su base principal en Goma, la capital regional, Antoine Gauge, responsable de M¨¦dicos sin Fronteras para esta epidemia, incide en la misma direcci¨®n. ¡°La poblaci¨®n en esta zona ha estado sometida a un gran nivel de violencia desde hace mucho tiempo, y a la vez ha estado un poco olvidada, por eso siente una enorme desconfianza hacia todo lo que venga de fuera¡±, asegura. Tras su salida de los centros de tratamiento de Butembo y Katwa debido a los ataques que sufrieron, MSF est¨¢ reconduciendo su estrategia. ¡°Nos dimos cuenta de que ten¨ªamos que implicar m¨¢s a las estructuras de salud existentes, la gente conf¨ªa en sus m¨¦dicos, en sus hospitales, pero temen ir a los nuevos centros¡±, asegura. La ONG est¨¢ ahora ¡°descentralizando la respuesta¡±, al abrir unas peque?as unidades para ¨¦bola en los centros de salud.
El grupo de investigaci¨®n que colidera Anoko est¨¢ formado por antrop¨®logos, pero tambi¨¦n soci¨®logos y psic¨®logos. Todo suma. El equipo de la OMS vuelve a Manyama unos d¨ªas despu¨¦s con un bal¨®n de regalo para el tal Lionel Messi. Se ha creado un v¨ªnculo de confianza. ¡°Algunos m¨¦dicos est¨¢n obsesionados por alcanzar los indicadores del fin de la epidemia, pero no entienden que eso no depende de ellos ni de los 40 coches aparcados en la puerta, ni de sus doctorados y m¨¢steres en Europa, sino de que la se?ora que est¨¢ enferma en una caba?a al fondo del bosque conf¨ªe en nosotros. Esa es la cuesti¨®n¡±, remata la antrop¨®loga.
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