¡°Me amenaz¨® con colgar mis v¨ªdeos sexuales y etiquetar a mi familia¡±
Un hombre relata el tormento de ser chantajeado por otro con el que comparti¨® material er¨®tico
¡ª Ya sab¨ªa c¨®mo me iba a suicidar. Mi compa?era de piso tomaba Trankimazin. Me dije, me trago unas cu¨¢ntas pastillas y ya est¨¢.
¡ª Vino totalmente paralizado, no hablaba. Ten¨ªa miedo, caminaba por la calle y pensaba que todo el mundo le miraba.
Habla Encarni Iglesias, presidenta de Stop Violencia de G¨¦nero Digital. Pedro la escucha con respeto. Cuando interviene en la conversaci¨®n ¨¦l agita su abundante cabello lacio sobre unas gafas de pasta. Una psic¨®loga de la asociaci¨®n le sac¨® de la ci¨¦naga en la que un tipo desdoblado (se hac¨ªa pasar por dos personas distintas) le hab¨ªa hundido. Chantajear a alguien con sus im¨¢genes sexuales, es decir, la sextorsi¨®n, es un crimen poco denunciado pero penado con hasta cinco a?os de prisi¨®n. Por difundir fotos o v¨ªdeos de otros, al castigo se le sumar¨ªa un a?o de prisi¨®n o multa. Un estudio realizado por la asociaci¨®n de Iglesias en 2016 sobre 1.000 entrevistas hall¨® que un 43% de los consultados se hab¨ªa sentido acosado a trav¨¦s de una red social o Internet, en una proporci¨®n casi similar entre hombres y mujeres.?
El origen del encuentro con Pedro en un despacho prestado de un barrio de Madrid est¨¢ en una noche de hace dos a?os en la que ¨¦l inici¨® un chat dentro de una web gay. Escrib¨ªa un hombre desde provincias que le hizo notar que se hab¨ªa mudado all¨ª para cuidar a su abuela. Hubo qu¨ªmica y pasaron a mensajearse por Skype. El chico, contaba, era del Real Madrid y amante del tenis. ¡°Me pas¨® fotos en la pista, pero con gorra, y flequillo, no se le ve¨ªa mucho la cara¡±, relata el joven. Se apunt¨® al League of Legends para jugar con ¨¦l. Se entend¨ªan. Pas¨® mes y medio. ¡°Habl¨¢bamos todos los d¨ªas, tanto, que creas un v¨ªnculo. Una noche, la conversaci¨®n subi¨® de tono. Me mand¨® una foto casi porno. No se le ve¨ªa la cara. Como respuesta, claro, env¨ªas otra. Luego me pidi¨® m¨¢s y comet¨ª el error de pas¨¢rselas. Con cara y todo¡±.
El comunicante, en cambio, apenas se mostraba. ¡°Cuando conect¨¢bamos la c¨¢mara siempre era de noche. ?l estaba a contraluz, como en penumbra¡±, dice Pedro. Hubo m¨¢s fotos. V¨ªdeos tambi¨¦n. ¡°Yo ya me hab¨ªa grabado antes. Me da morbo¡±. Casi una decena de filmaciones, algunas producidas (¨¦l tiene estudios de v¨ªdeo), con tr¨ªpode, a veces con otra persona.
Al poco un hombre le agreg¨® en Skype desde una ciudad perif¨¦rica. ¡°Ese s¨ª ense?aba fotos. Muy guapo. Muy buen cuerpo. Me cont¨® que era el mejor amigo del otro chico, y que como estaba muy ilusionado, quer¨ªa conocerme, para ver si le conven¨ªa¡±. Al mantener dos chats paralelos con ellos, si uno hablaba, el otro callaba.
Los expertos aconsejan bloquear el contacto y no ceder a la extorsi¨®n
¡°Un d¨ªa el segundo chico me dijo que le encantaban mis v¨ªdeos y que si pod¨ªa mandar m¨¢s, solo para ¨¦l. Ah¨ª me saltaron las alarmas. ?C¨®mo pod¨ªa ser? En los v¨ªdeos se me reconoc¨ªa perfectamente, incluso mi habitaci¨®n, mi piso, la zona, mis tatuajes. Todo el mundo iba a saber que era yo. Le dije que no y me amenaz¨® con publicar uno en una web porno¡±. En 2017, ¨²ltimo a?o con cifras disponibles, se incoaron 466 procedimientos por acoso a trav¨¦s de Internet, un 7% de todos los abiertos por delitos inform¨¢ticos, seg¨²n la memoria de 2018 de la Fiscal¨ªa, que advert¨ªa de ¡°la frecuencia creciente con que se utilizan las tecnolog¨ªas como medio para canalizar el hostigamiento, la humillaci¨®n, la persecuci¨®n, la coacci¨®n, el acoso o el ejercicio del control sobre otros¡±.
Pedro acudi¨® al primero, con el que cre¨ªa mantener una relaci¨®n. Este dijo que el material estaba en un pendrive, que el otro se lo hab¨ªa cogido y que le hab¨ªa costado mucho convencerle de que no le pidiera m¨¢s. ¡°Me acab¨® diciendo que no fuese tonto, que le enviase un v¨ªdeo de un minuto y que no publicar¨ªa nada¡±.
No cedi¨®. Y comenz¨® el chantaje. Con cosas que sab¨ªa el primero. Como lo de su familia. ¡°Me amenaz¨® con etiquetarles en las redes sociales¡±. Luego, pidi¨® dinero. 500 euros. 1.000. El primer chico se hab¨ªa desvanecido.
Le embarg¨® el terror. Una cosa es que su familia sospechase que no le gustaban las mujeres y otra encontrarlo masturb¨¢ndose en una web porno gay. ¡°No lo cuentas por verg¨¹enza. Nadie sab¨ªa que le mandaba v¨ªdeos a un chico y que me chantajeaba¡±. Lloraba a solas. ¡°Te creas una situaci¨®n de p¨¢nico. Te cruzas a la gente por la calle y piensas, este ha visto el v¨ªdeo, porque no sabes qu¨¦ aspecto tienen¡±. Presa de una enorme ansiedad, fue a comisar¨ªa. ¡°Me sent¨ª juzgado, porque piensan que el mundo gay es muy promiscuo y te vienen a decir que te lo mereces¡±.
Hasta que conoci¨® a Encarni y la asociaci¨®n. ¡°Me dijo que no pagase, que le bloquease¡±. Es el consejo de los expertos, nunca ceder al chantaje. ¡°Es tanta la desesperaci¨®n, ver que no tienes el control... Si cortas nunca sabr¨¢s si lo colgara o no. Me cost¨® much¨ªsimo¡±.
"Te cruzas por la calle con gente y piensas, este ha visto la filmaci¨®n"
?Difundi¨® el misterioso hombre de las dos caras sus v¨ªdeos? Encarni asiente. ¡°S¨ª, hemos localizado seis o siete¡±. Pedro se altera: ¡°Nunca los vi. No quiero saberlo. Es que me da algo¡±, dice revolvi¨¦ndose en el asiento.
Cuando en la televisi¨®n salieron im¨¢genes de la f¨¢brica de camiones donde trabajaba Ver¨®nica, Pedro rememor¨® sus d¨ªas de zozobra. "Vi como mucha gente la juzg¨® [tras el suicidio], que si hab¨ªa dejado solos a los ni?os. Pero solo la gente que ha pasado por ah¨ª lo entiende. Es horrible. Yo si la entend¨ª. Porque yo lo pens¨¦".
El hombre que quiso desaparecer parece ahora al mando de su vida. ¡°Le estuvo tratando una psic¨®loga. Nos cost¨® mucho trabajo hacerle denunciar¡±, cuenta la perita inform¨¢tica. ¡°Y lo hizo. Pero las herramientas para extraer las pruebas son muy caras y m¨¢s si el contenido se subi¨® fuera de la UE. No pudimos seguir adelante¡±. Ahora ¨¦l desaconseja a sus amigos compartir v¨ªdeos. ¡°Si lo hacen, que sean conscientes, que ese contenido lo entregas como cuando entregas las llaves de tu casa. Que no se vea la cara ni tus tatuajes. Y hazlo por WhatsApp, porque luego es f¨¢cil hacer el rastreo, hay un n¨²mero de tel¨¦fono detr¨¢s¡±.
Est¨¢ sin pareja. Cuando la tenga, el miedo le rondar¨¢ a¨²n m¨¢s que ahora. ¡°De que llegue un v¨ªdeo a esa persona siempre vas a tener miedo, como le pas¨® a la chica de Iveco. Te joder¨ªa que todo el mundo vea a tu pareja follando, desnudo, y masturb¨¢ndose. La ventaja entre comillas, en el mundo LGTBI, el 80% ha hecho sexting [env¨ªo de mensajes, fotos o v¨ªdeos de contenido er¨®tico o sexual por el m¨®vil]. Si yo estoy en riesgo, esta persona tambi¨¦n¡±, dice Pedro. Encarni tambi¨¦n subraya que hay much¨ªsimos hombres v¨ªctimas de estos delitos. "Es m¨¢s f¨¢cil que se pongan antes ante una c¨¢mara a masturbarse". Una encuesta reciente realizada a gais y lesbianas sobre el sexting en las apps de contactos encontr¨® que esta pr¨¢ctica es m¨¢s com¨²n en hombres, que tambi¨¦n piensan que mejora las relaciones y es excitante en mayor medida que ellas, que son m¨¢s conscientes de los peligros futuros. Pedro opina: "Las lesbianas no lo hacen. A una mujer no le sacas tan f¨¢cilmente una foto. Lo hacen como prueba de amor"
"A unas se lo piden, otras lo hacen porque les da la gana, otras para sentirse mayores, o porque con esas im¨¢genes pueden tener al chico retenido", a?ade ella. "En Internet te haces la vida que a ti te gustar¨ªa tener, que es lo que hace el 95% de la gente".
El hombre con visera sigue ah¨ª fuera. Pedro ha visto sus fotos en redes de contactos. Desnudo de cintura para arriba, con un peluche. ¡°Yo fui presa f¨¢cil. Yo me lo curraba. No le cost¨® enga?arme¡±.
En 15 segundos, muchas capturas
"En mi generaci¨®n empezamos a hacer sexting", afirma Pedro, "y la gente joven no lo va a dejar de hacer. Si mandas una va a ser el error de tu vida y si lo haces, que no se te vea la cara o no se te reconozca. Si, como en mi caso, tienes tatuajes que te identifican, hay Photoshop para quitarlos. Yo lo hice todo como no hay que hacerlo, sin medidas de seguridad"
No hay v¨ªdeo ef¨ªmero. Todo deja huella, incluso en las redes tipo Snapchat en los que desaparecen. Adem¨¢s, dicen tanto Encarni como Pedro, en 15 segundos se pueden hacer muchas capturas ¡°y aunque la aplicaci¨®n te avise, la captura est¨¢ hecha¡±, remacha ¨¦l.
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