Tres estudiantes y 15 profesores: la curiosa orla de la Universidad de M¨¢laga
La dificultad de Ingenier¨ªa de Computadores provoca una alta tasa de abandono
Rafael Hormigo, ahora con 22 a?os, lleva desde los 13 a?os montando y desmontando ordenadores. Le encanta la chatarrer¨ªa inform¨¢tica. Por eso, cuando estaba decidiendo qu¨¦ rama de Bachillerato tomar, su hermana ten¨ªa m¨¢s clara la decisi¨®n que ¨¦l: le insisti¨® en que optara por la tecnol¨®gica. En aquel tiempo quer¨ªa dedicarse a la fisioterapia, pero el consejo le marc¨®. Dos a?os despu¨¦s apost¨® por el grado de Ingenier¨ªa de Computadores en la Universidad de M¨¢laga (UMA). Lo ha aprobado en cuatro a?os, una absoluta rareza en una compleja carrera que pocos culminan. De hecho, en su orla de graduaci¨®n de la promoci¨®n 2015/2019 aparece acompa?ado solo de un par de estudiantes m¨¢s. Sobre sus im¨¢genes, quince docentes (cuatro, mujeres). ¡°Mis amigos dicen que parece una broma, que si la he retocado digitalmente. Pero es tal cual¡±, cuenta entre risas y orgulloso de su trayectoria.
A Hormigo le acompa?an en el montaje fotogr¨¢fico de recuerdo Agust¨ªn T¨¦llez y Ver¨®nica Vigaray. Con corbata y toga, pero sin birrete, sus retratos aparecen a tama?o grande, mientras que los de sus profesores lo hacen en peque?o. Hay mucho espacio en blanco en la composici¨®n. Tambi¨¦n lo hubo en las aulas. Alguno de ellos ha sido en ocasiones el ¨²nico asistente en algunas asignaturas. Cada a?o se matriculan 60 personas en este grado, pero la complejidad de sus materias hace que muchos abandonen a las primeras de cambio. ¡°Otras veces se desmotivan porque se matriculan sin saber muy bien de qu¨¦ tratan estos estudios o llegan rebotados de otras ingenier¨ªas con mayor nota de corte [para esta basta un cinco raspado] a las que no han podido acceder¡±, explica Ernesto Pimentel, catedr¨¢tico de Lenguajes y Sistemas Inform¨¢ticos y director de la Escuela T¨¦cnica Superior de Ingenier¨ªa Inform¨¢tica de la UMA. El grado, seg¨²n la universidad, prepara para dise?ar y controlar grandes instalaciones inform¨¢ticas, as¨ª como sus partes.
¡°Al principio ¨¦ramos bastantes. Y poco a poco las clases se iban vaciando¡±, constata Ver¨®nica Vigaray, de 31 a?os y una de las pocas mujeres que ha estudiado el grado de Ingenier¨ªa de Computadores en M¨¢laga desde su implantaci¨®n en el curso 2010/2011. La espantada se produce sobre todo en primero, donde cuatro de las 10 asignaturas son de matem¨¢ticas y una quinta, de f¨ªsica. Un muro para muchos. ¡°Hay que tener fuerzas para seguir¡±, relata Rafael Hormigo, que a pesar de tener la mejor nota de acceso entre sus compa?eros apenas obtuvo un uno en su primer examen. Por eso, son mayor¨ªa los que van dejando atr¨¢s las materias m¨¢s complicadas para intentar aprobarlas cuando cursen tercero o cuarto.
Con el paso de los a?os, con m¨¢s bagaje, madurez y conocimientos detr¨¢s, superar los ex¨¢menes se vuelve algo m¨¢s asequible. ¡°Pero nunca es f¨¢cil, siempre hay que estudiar una barbaridad¡±, cuenta Agust¨ªn T¨¦llez. Quiz¨¢s por esa constancia y su experiencia ¡ªtiene 44 a?os y mucha experiencia laboral¡ª, ha conseguido aprobar todo con notas que rondan el 7,5 como m¨ªnimo. Son las m¨¢s altas de su promoci¨®n. ?l juega con cierta ventaja: le convalidaron los dos primeros cursos por sus estudios de ingenier¨ªa anteriores y ¡°solo¡± tuvo que afrontar 17 asignaturas de nombres que ya suenan espinosos como Arquitecturas de Paralelas o Arquitecturas de Almacenamiento. ¡°Sin el apoyo de la empresa donde trabajo no lo habr¨ªa conseguido: me han facilitado el tiempo suficiente para estudiar¡±, cuenta T¨¦llez.
¡°Es cierto que la imagen de la orla es curiosa e impactante, pero ha sido una casualidad¡±, aclara Pimentel. Seg¨²n explica, a quienes les queda por entregar el trabajo de fin de grado (TFG) o entre una y dos asignaturas se les ofrece la posibilidad de graduarse, ya que a veces el evento ¡ªque es simb¨®lico¡ª se celebra antes de que se publiquen algunas notas o porque se espera que ese alumnado apruebe en septiembre. Y en esas circunstancias se encuentran otras 28 personas, que perfectamente podr¨ªan haber acompa?ado a estos tres mosqueteros en su orla. Algunos de quienes pudieron estar ah¨ª piensan que ese documento es ya algo del pasado y ni se fotograf¨ªan, pero la mayor¨ªa no aparece por lo que llaman ¡°falta de sentimiento de grupo¡±. ¡°Hay mucho alumnado a caballo entre varios cursos o que est¨¢ en cuarto pero con la mayor¨ªa de sus amigos en tercero, as¨ª que prefieren esperar un a?o para hacerse la foto¡±, relata el director de la escuela t¨¦cnica superior malague?a, que ya busca soluciones para que haya menos tasa de abandono y desmotivaci¨®n. Entre ellas, incluir en el primer curso m¨¢s asignaturas relacionadas directamente con la inform¨¢tica y pasar las m¨¢s tortuosas de ese a?o al tercero o cuarto.
A Vigaray no le valen las excusas de quienes no han aparecido en la orla. ¡°Este grado es un amante muy exigente. Hay que ser muy constante y estudiar mucho dejando atr¨¢s momentos con la familia y amigos. Ha sido mucho el esfuerzo para llegar hasta aqu¨ª y sin el apoyo de profesores o mi madre no habr¨ªa acabado, as¨ª que quer¨ªa tener un recuerdo como este¡±, cuenta decidida. Ella lo ha superado en seis a?os, compagin¨¢ndolo con su incorporaci¨®n en el mercado laboral ¡ªa veces, con dos trabajos a la vez¡ª y una enfermedad. ¡°Llegar aqu¨ª no ha sido nada f¨¢cil¡±, a?ade Vigaray,? que ahora apunta al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) o la Polic¨ªa Nacional para su futuro laboral porque quiere dedicarse a la ciberseguridad.
Por su parte, T¨¦llez trabaja en Ingenia ¡ªen el Parque Tecnol¨®gico de Andaluc¨ªa¡ª, tras pasar por el Banco Popular y Fujitsu. Y Hormigo no ha tenido ni vacaciones tras acabar sus estudios: el pasado lunes comenz¨® a trabajar en Freepik, una de las firmas tecnol¨®gicas punteras de M¨¢laga, donde le esperan muchas posibilidades de desarrollo profesional. Tres ejemplos de que, a pesar de la dificultad, este grado tiene un amplio abanico de salidas laborales. Quiz¨¢s sirvan de motivaci¨®n para estudiantes que, en los pr¨®ximos cursos, piensen en abandonar. Si siguen adelante, podr¨¢n colgar en las paredes de su casa, quiz¨¢s, una orla donde el n¨²mero de graduados sea superior al de los profesores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.