La tribu del colegio son los nuevos primos
La disoluci¨®n de la familia extensa se suple a veces con redes de afines: son los llamados ¡°papamigos¡±, con hijos de la misma edad
En los ochenta, crec¨ªas rodeado de primos y cada par de a?os ca¨ªa una comuni¨®n. La primera copa te la serv¨ªa un verano uno de los mayores y a los peque?os nos dejaban salir porque ¨ªbamos todos juntos. Si hubiesen sabido¡ Yo ten¨ªa siete primos por parte de madre (a los que m¨¢s ve¨ªa) y 14 por parte de padre a los que no ve¨ªa casi. Mis hijos tienen tres, pero viven muy lejos. Dos en Estados Unidos y otra m¨¢s all¨¢ de la M-30, que con la vida moderna, pilla tambi¨¦n a trasmano.
Los nacimientos han ca¨ªdo un 30% en Espa?a en la ¨²ltima d¨¦cada, publicaba recientemente el INE. En 1975, el a?o que nac¨ª, las mujeres ten¨ªan 2,8 hijos de media. Hoy tenemos 1,25. A nivel macro, esto pone en peligro la pir¨¢mide y las pensiones; a nivel micro significa menos hermanos y menos primos. Y a la larga, menos t¨ªos y a¨²n menos primos, y tambi¨¦n abuelos cada vez m¨¢s viejos, porque en la ¨²ltima d¨¦cada ha aumentado en un 63% el n¨²mero de madres que hemos parido con 40 a?os, ?llegaremos a conocer a nuestros nietos? ?Tendremos las rodillas como para cuidar de ellos?
Ante la ausencia de una familia extensa ¨Cprovocada por esta bajada de la natalidad pero tambi¨¦n relacionada con la movilidad laboral en un mercado jodido, con las largas jornadas de trabajo, el dise?o de ciudades en barrios desconectados y el precio de la vivienda (?qui¨¦n puede alojar un abuelo en casa?)¨C muchos hemos construido alrededor de nuestros hijos una red de t¨ªos y primos putativos. Una pseudofamilia de pega formada por papamigos.
En mi caso, una tribu de unos 10 padres y madres que adem¨¢s de coincidir a las nueve menos cinco en la puerta del colegio del barrio, se quiere. Tenemos un sub-chat al margen del oficial de la clase y nos referimos a nosotros mismos como si fu¨¦semos una banda de rock muy chunga con el nombre de ese grupo de Whatsapp: ¡°Los tal¡± (no pienso revelarlo). Vamos en comandita al parque y salimos a tomar cervezas con toda la prole. Hacemos excursiones que no ha organizado el AMPA. Y s¨ª, tambi¨¦n vamos de vacaciones juntos. Una semana, una casa, 15 ni?os. R¨ªete de Supervivientes. S¨¦ que el concepto papamigos puede dar grima, pero a m¨ª esta tribu me est¨¢ salvando la crianza. Me acompa?an y me cubren las espaldas. Y forman parte de mi d¨ªa a d¨ªa con m¨¢s presencia que mi familia o mis amigos de siempre.
¡°La familia extensa cada vez se va a diluir m¨¢s porque ahora hay una monta?a de hijos ¨²nicos; as¨ª que todos buscamos sustitutos, con m¨¢s o menos ¨¦xito¡±, me consuela la ensayista Carolina del Olmo autora de ?D¨®nde est¨¢ mi tribu? Maternidad y crianza en una sociedad individualista. Analizamos por tel¨¦fono los pros y los contras de esta familia no sangu¨ªnea. A favor: ¡°A los sustitutos los eliges por afinidad¡±. Es decir, aunque los has sacado de una muestra limitada (padres de compa?eritos), los has elegido m¨¢s que a tus hermanos. Adem¨¢s, al ser relaciones frescas, no hay agravios que se remontan d¨¦cadas ni tampoco psicodramas, porque por lo general nadie se pelea con un amigo como lo hace con un hermano o con tu madre ya ni te digo. Y de paso, te ahorras los cu?ados.
En contra: ¡°Con las familias de afines dejamos de aprender a vivir con lo que te ha tocado; son m¨¢s homog¨¦neas¡±, dice Del Olmo. Con la m¨ªa lo ha clavado: tenemos entre 36 y 45 a?os, compartimos c¨®digo postal y pisos similares, todos tenemos un hijo en primero de primaria, y la mayor¨ªa otro en infantil. Solo hay una cat¨®lica convencida, nuestra querida oveja negra. Estudios superiores, pol¨ªticamente progresistas, inquietudes parecidas, abuelos de clase media¡ Todos somos hetero. Hasta vestimos parecido. Al menos hay cuatro extranjeros y una madre soltera.
¡°Lo peor es que se ha perdido el caldillo de la familia extensa¡±, dice Del Olmo. ¡°La intergeneracionalidad y esa convivencia real que era el cauce de circulaci¨®n de los conocimientos asociados al cuidado, donde coexist¨ªan de cerca la abuela enferma y el beb¨¦ reci¨¦n nacido, en el que los ni?os m¨¢s mayores cuidaban de los peque?os, los adolescentes de los ancianos, los ancianos de los infantes... Ahora llegamos a adultos sin haber cuidado de nadie¡±.
¡°Antes hab¨ªa otros problemas ¨Clos derechos de la infancia, la libertad de las mujeres¨C pero siempre hab¨ªa alguien que te sosten¨ªa el ni?o¡±, opina Cira Crespo, autora de Maternalias. De la historia de la maternidad. ¡°Estamos en una excepcionalidad hist¨®rica; hacer las cosas solo con cuatro manos adultas es dif¨ªcil y diferente a c¨®mo se ha hecho siempre¡±. La historiadora explica que el modelo de familia nuclear viene de la industrializaci¨®n (¡°cuando surgen el salario familiar¡±) y se consolida con el capitalismo. ¡°Es muy dif¨ªcil salirse de un modelo que marca incluso c¨®mo se construyen las casas y que tambi¨¦n, por mil razones econ¨®micas, ha roto las redes de vecinos¡±, dice Crespo, para quien la nueva crianza en comunidades de afines no son tan ideales ¡°porque es dif¨ªcil compartir la intimidad con un extra?o¡±.
Los papamigos compartimos sobre todo el ocio. Los problemas cotidianos tambi¨¦n, claro, y las urgencias (¡°?qui¨¦n me los puede recoger, que no llego?¡±), pero ?qu¨¦ pasar¨ªa si nos ponemos a prueba con la tensi¨®n de un drama de verdad? Una deuda gorda, una enfermedad grave, una muerte. Lo comento en el sub-chat de Los tal. Algunos dicen que para eso, adem¨¢s de la familia (sus padres o sus hermanos) tirar¨ªan de los amigos ¨ªntimos en general, sean o no de la tribu. La mayor¨ªa calla, creo que hartos de que use mi familia putativa o no para escribir reportajes. Y entonces, la madre soltera que es una valiente se atreve: ¡°Si yo me muero, os pienso dejar la ni?a al grupo de Whatsapp¡±. Ya lo tiene hablado con su madre y su hermana, perfectamente encantadoras. Tambi¨¦n con la ni?a que ha dicho que mejor criarse con sus amigos. Yo me la quedaba sin dudar, pero prefiero que no se muera mi ¡°hermana¡±.
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