¡°Hay que favorecer que se tengan m¨¢s de dos o tres hijos¡±
El Defensor del Pueblo en funciones pide actuar ya frente a un "panorama demogr¨¢fico polarizado", con una tasa de fecundidad que cae y la esperanza que aumenta
Cita al economista y dem¨®grafo franc¨¦s Alfred Sauvy para explicar que las crisis econ¨®micas se diferencian de las demogr¨¢ficas en que las primeras act¨²an como dinamita, mientras que las segundas lo hacen como termitas. ¡°Sin embargo, las dos pueden derribar un edificio¡±, afirma Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n (C¨¢ceres, 1946), Defensor del Pueblo en funciones. Por ello este a?o, en el informe anual de 2018 han dedicado un cuadernillo especial al tema.
Pregunta:??C¨®mo definir¨ªa el panorama demogr¨¢fico?
Respuesta:?Es muy complejo. La demograf¨ªa ha estado olvidada. Espa?a no tiene medidas definidas como otros pa¨ªses europeos. La tasa de fecundidad se ha hundido. En cambio tenemos una de las esperanzas de vida m¨¢s altas del mundo. Es una situaci¨®n polarizada.
- P. ?Estamos ante la tormenta demogr¨¢fica perfecta?
- R. Estamos ante un problema importante. ?Qu¨¦ hacer? La conciliaci¨®n es una medida positiva. Todav¨ªa las mujeres asumen la principal de la carga de trabajo en el hogar. Pero hay algo m¨¢s que aqu¨ª no se hace: dise?ar una estructura de servicios p¨²blicos. Sin ello ser¨¢ muy dif¨ªcil recuperar las tasas de fecundidad. Hay que abordar el tema educativo, sanitario, la vivienda.
- P. ?A eso es a lo que se refiere cuando recomienda revisar las pol¨ªticas de ayuda a la natalidad?
- R. Es que aqu¨ª no las hay apenas. Los europeos han puesto en marcha distintos mecanismos. Aqu¨ª la respuesta es familiar. La gente cree que es cuesti¨®n de leyes, pero no solo, tambi¨¦n de comportamientos, de que las empresas act¨²en, de que las mujeres dejen de asumir m¨¢s tareas que los hombres. Se tienen menos hijos porque el salario y las condiciones de trabajo son bastante deficientes.?
- P. Y adem¨¢s se ha producido un cambio cultural, la fecundidad tambi¨¦n baja en pa¨ªses de nuestro entorno.
- R. S¨ª, es evidente. Pero es un tema complicado. La gente no tiene m¨¢s de dos o tres ni?os. Se deber¨ªa favorecer que tuvieran m¨¢s, pero eso requiere atenci¨®n a los servicios p¨²blicos, a las familias¡ No se puede permitir que no se tengan hijos por problemas de vivienda o laborales¡ hay que construir una sociedad m¨¢s humana.
- P. ?Entonces defiende que se combata ese cambio cultural para que se vuelva a querer tener hijos?
- R. S¨ª. Ser¨ªa deseable. Aunque es complicado. Los modelos ideales son los n¨®rdicos. Los menos ideales, algunos latinos, como nosotros. Hay que buscar un conjunto de mecanismos para empezar a dar un giro a la situaci¨®n.
- P. ?Tienen identificados esos mecanismos?
- R. Creo que a m¨ª no me corresponde identificarlos. Hay esbozos en el informe, pero nosotros trabajamos para las Cortes, hacemos el diagn¨®stico y les corresponde a ellas establecer un vadem¨¦cum adecuado. Siempre hay un momento en que uno dice "hasta aqu¨ª". Creo que ha llegado.
- P. ?Ve factible que la fecundidad repunte tras a?os de ca¨ªda?
- R. Hay gente que me dir¨¢, y no le faltar¨¢ raz¨®n, que estamos recurriendo a mecanismos que han declinado en los pa¨ªses del centro o norte de Europa, que han ido por delante. Pero es que nosotros ni siquiera hemos hecho el intento de dise?ar pol¨ªticas que permitan recuperar la natalidad. En esto hay que emplearse bien, es un drama serio.
- P. Se?alan que a mediados de la pr¨®xima d¨¦cada ya se notar¨¢n desequilibrios en el sistema.
- R. Ya tenemos problemas sin que la generaci¨®n del baby boom se haya jubilado. Cuando se jubile, la cosa se complica.
- P. Apuntan a que se trabaje m¨¢s tiempo.
- R. Hay caminos, por ejemplo el modelo sueco. Pero yo prefiero centrarme en el diagn¨®stico.
- P. ?Con una tasa de fecundidad menguante y una esperanza de vida al alza, ?son los inmigrantes la esperanza?
- R. La llegada de inmigrantes es el fen¨®meno demogr¨¢fico m¨¢s importante de la historia reciente de Espa?a. Son necesarios. Nuestra sociedad ir¨¢ adquiriendo progresivamente niveles de mestizaje. Y yo creo que es bueno. En Espa?a hemos mantenido un grado de convivencia muy razonable en los ¨²ltimos 20 a?os y no hay un debate sobre la maldad o bondad de la presencia del extranjero. Estamos mejor que en otros pa¨ªses. En ese terreno la sociedad est¨¢ mucho m¨¢s sosegada que algunos dirigentes pol¨ªticos.
- P. ?Qu¨¦ es lo que piden a las Cortes para solventar las tensiones del sistema?
- R. Primero, que le presten atenci¨®n. Este no es un problema para aparcarlo. Segundo, que hagan reformas adecuadas, en los servicios p¨²blicos, en las prestaciones.
- P. ?C¨®mo se explica que en un pa¨ªs que tiene el diagn¨®stico claro no haya abordado este tema?
- R. Porque han estado dedicados a otras cuestiones. Es dif¨ªcil de responder. La verdad es que no se ha abordado.
- P. En el informe tambi¨¦n describen la desigualdad entre la Espa?a interior y la costa.
- R. La gente se va a la Espa?a llena y abandona los pueblos, donde tienen un problema de Internet, servicios financieros, transportes¡ No se puede consentir. Conf¨ªo en que las instituciones sean capaces de abordarlo. Seguramente desaparecer¨¢n Ayuntamientos. Pero yo creo que la gente se va a mover y plantear exigencias.
- P. ?Qu¨¦ retos tiene el pa¨ªs por delante en sanidad, en cuidados y en dependencia?
- R. Primero, que esos servicios no se vengan abajo. Adem¨¢s, en materia de pol¨ªticas p¨²blicas hay tres cuestiones importantes. Primero, de envejecimiento y cuidados. El recurso al apoyo familiar, con estructuras de hogares diferentes a hace 20 o 30 a?os, ahora es m¨¢s complejo. Normalmente los ancianos pasan a residencias cuando su situaci¨®n no les permite seguir en casa. Hay que hacer un esfuerzo de capitalizaci¨®n, de profesionalizaci¨®n, de atenci¨®n a las personas, de inspecci¨®n... Segundo, la soledad no deseada. M¨¢s de cuatro millones de personas viven solas, unos dos millones de ellos tienen m¨¢s de 65. Aqu¨ª no tenemos el esquema de organizaci¨®n de Gran Breta?a [donde hay un Ministerio de la Soledad], lo resuelven las familias, mejor o peor. El tercer elemento es la pensi¨®n. Hay que garantizar que tengan la misma intensidad que hasta ahora.??
- P. ?Estamos ante una situaci¨®n cr¨ªtica?
- R. Creo que en una situaci¨®n cr¨ªtica, no. Pero preocupante s¨ª. No conviene la desidia, hay que demostrarle inter¨¦s.
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