Los cascos a todo volumen perjudican para siempre su audici¨®n
El 50% de los j¨®venes entre 12 y 35 a?os, m¨¢s de 1.000 millones de personas, corren el riesgo de sufrir da?os auditivos sin ser conscientes del peligro
Una joven se desplaza en metro al trabajo. Entre sus manos, un m¨®vil reproduce su playlist favorita por los auriculares. El vag¨®n se llena de gente y ella sube el volumen para ahogar el ruido. Entonces la m¨²sica se desparrama por el vag¨®n y retumba en su o¨ªdo interno, produciendo un da?o irreversible del que no se percata. Ella representa al ¡°oyente medio¡± de los dispositivos reproductores de m¨²sica, seg¨²n el ¨²ltimo an¨¢lisis de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS): una persona acostumbrada a escuchar sonido por los auriculares entre 75 y 100 decibelios de volumen. Esta pr¨¢ctica se ha convertido en un problema global de salud p¨²blica, alertan los expertos, porque a partir de los 80 decibelios, es peligrosa.
Seg¨²n la OMS, aproximadamente el 50% de los j¨®venes (entre 12 y 35 a?os) corre el riesgo de perder audici¨®n por sus h¨¢bitos de escucha con cascos y auriculares: algo m¨¢s de 1.000 millones de personas, sobre todo de pa¨ªses desarrollados. Adem¨¢s, aproximadamente el 40% se expone a ruidos demasiado altos en locales de ocio como bares y discotecas. A menos que se implementen pol¨ªticas de salud p¨²blica eficaces, la entidad estima que una de cada 10 personas sufrir¨¢ p¨¦rdida de audici¨®n discapacitante para el a?o 2050, el doble que ahora.
Los sonidos fuertes pueden producir sordera o p¨¦rdida de audici¨®n porque da?an c¨¦lulas especializadas de la c¨®clea, una parte muy sensible del o¨ªdo interno. ¡°Cada uno nacemos con entre 20.000 y 30.000 c¨¦lulas receptoras del sonido, y con esas tenemos que vivir toda la vida¡±, explica Isabel Varela-Nieto, experta en neurobiolog¨ªa de la audici¨®n del Instituto Alberto Sols (CSIC-UAM) y jefa de grupo del Ciberer, dedicado a enfermedades raras.
Cuanto m¨¢s alto est¨¦ el volumen y mayor sea la duraci¨®n del sonido, peor ser¨¢ el deterioro. Por eso, los expertos instan a limitar tanto la intensidad como el tiempo de escucha. ¡°Quien oye 15 minutos de m¨²sica a 100 decibelios por un reproductor personal sufre una exposici¨®n similar a la de un trabajador industrial que escucha 85 decibelios durante una jornada de ocho horas¡±, explica el documento de la OMS. En febrero, la misma organizaci¨®n emiti¨® junto a la Uni¨®n Internacional de Telecomunicaciones nuevas directrices para los fabricantes de reproductores de m¨²sica, dise?adas para proteger a los usuarios.
¡°Recomendamos incorporar funciones en los m¨®viles y dispositivos que informen al usuario sobre los decibelios que est¨¢ escuchando y cu¨¢nto sonido ha consumido en el d¨ªa y la semana¡±, explica Shelly Chadha, otorrinolaring¨®loga y responsable del programa de la OMS para la prevenci¨®n de sordera y p¨¦rdida de audici¨®n. ¡°La gente podr¨¢ saber cu¨¢nto escucha para controlar a lo que se expone¡±. Tambi¨¦n proponen incorporar funciones de seguridad autom¨¢ticas, como un reductor de volumen que se active cuando se haya superado el margen recomendado de exposici¨®n.
Existe, sin embargo, un problema de percepci¨®n de riesgo: los oyentes de m¨²sica a menudo no son conscientes del peligro. ¡°Cuando alguien no oye ciertas frecuencias, no las oye y punto¡±. Pueden tardar hasta que se dan cuenta, apunta Varela-Nieto.
El doctor Luis Lassaletta, jefe del servicio de otorrinolaringolog¨ªa del Hospital Universitario La Paz, vive esta realidad en la cl¨ªnica: ¡°Cuando la gente joven viene a consulta es porque han ido a una discoteca o concierto y oyen un pitido que viene y se va, no repercute en la prueba de audiometr¨ªa¡±. Estos incidentes aislados y reversibles dan una falsa sensaci¨®n de seguridad, pero deber¨ªan ser ¡°un signo de alarma¡±, dice Lassaletta. Si se repite esa exposici¨®n, suele tener repercusiones a largo plazo.
Protecci¨®n y prevenci¨®n
Los an¨¢lisis epidemiol¨®gicos son escasos y no encuentran fuertes correlaciones entre la p¨¦rdida de audici¨®n en j¨®venes y su exposici¨®n a la m¨²sica fuerte. Es porque los s¨ªntomas pueden tardar en aparecer y porque la p¨¦rdida de audici¨®n depende de otros factores, como la gen¨¦tica. Los expertos coinciden en que el riesgo es real y va en aumento. ¡°La edad media de la presbiacusia ¡ªp¨¦rdida de audici¨®n asociada al envejecimiento¡ª se est¨¢ adelantando a pasos agigantados¡±, dice Varela-Nieto. ¡°Lo que antes empezaba con 60 o 65 a?os, ahora empieza con 50 o 55. Y quedarse sordo disminuye la calidad de vida¡±.
Para protegerse hay opciones. Varios expertos citan la regla de 60-60: no escuchar m¨²sica con auriculares durante m¨¢s de una hora a vol¨²menes que superan el 60% ¡ªlos reproductores suelen alcanzar en torno a 105 decibelios¡ª, aunque esto es f¨¢cil de cumplir en casa y en sitios tranquilos, pero no en ambientes ruidosos. En estas situaciones, Chadha recomienda cascos con cancelaci¨®n de ruido. Aunque los auriculares que se introducen en el o¨ªdo no son intr¨ªnsecamente peores para la salud auditiva que los cascos, s¨ª proporcionan menor aislamiento ac¨²stico, y por eso los desaconseja.
En locales de ocio y eventos ruidosos, la recomendaci¨®n es usar tapones de o¨ªdos. Los convencionales, de cera o de silicona, dificultan la comunicaci¨®n porque bloquean sobre todo las frecuencias altas, pero existen otros, asegura Jorge Marcos, un percusionista de 23 a?os y estudiante de m¨¢ster en Tecnolog¨ªas del Sonido de la Universidad Pompeu Fabra. ?l acude a conciertos y bares con tapones reutilizables ¡°de alta fidelidad¡±, que aten¨²an todas las frecuencias. ¡°Bajan el volumen del entorno y oyes un cuarto del sonido original¡±, dice Marcos. ¡°Cuestan unos 15 euros en Internet, se pueden lavar y me parece una buena inversi¨®n¡±. Y a?ade: ¡°Estamos acostumbrados a comprar crema solar; esto es otra forma de proteger nuestra salud¡±.
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