Un curr¨ªculum m¨¢s all¨¢ del aula
Un grupo de vicerrectores busca la f¨®rmula para reconocer en el curr¨ªculum las tareas sociales que desempe?an en la sociedad cada vez m¨¢s universitarios
Helena Mart¨ªnez estudia Musicolog¨ªa en la Universidad de Granada (UGR). Pero su vida universitaria no se limita a ir a clase. Es miembro de un coro y de un grupo de teatro, juega al baloncesto y realiza tareas de gesti¨®n como subdirectora del colegio mayor Isabel la Cat¨®lica donde, adem¨¢s, dirige el coro y organiza la semana cultural. Participa en todo dentro de la oferta extraacad¨¦mica del campus. Pero cuando Helena termine la carrera y busque trabajo, ese esfuerzo se reflejar¨¢, a lo sumo, en unas l¨ªneas de su certificado de notas que indique el nombre de la actividad y el n¨²mero de cr¨¦ditos reconocidos. No computar¨¢ para su nota media y, por supuesto, no habr¨¢ ninguna explicaci¨®n de las competencias ¡ªde las habilidades sociales¡ª adquiridas. Eso, lo tendr¨¢ que contar ella a su manera.
Algunas universidades creen que esa actividad complementaria que tanto enriquece al estudiante ha de convertirse en oficial y debaten c¨®mo ligar actividades solidarias, culturales o deportivas a las competencias que otorgan a quienes lo practican para poder incluirlo en un documento oficial.
En el caso de Helena Mart¨ªnez, es f¨¢cil imaginar que ha aprendido, como m¨ªnimo, a gestionar, a liderar equipos, a resolver problemas y a organizarse el tiempo. Un aprendizaje fundamental y especialmente valorado en la vida profesional. Las universidades, adem¨¢s, conscientes de la importancia de estas competencias sociales, multiplican su oferta de actividades de este tipo.
Es lo que Antonio Ari?o, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa y vicerrector de Extensi¨®n Universitaria de la Universidad de Valencia, llama ¡°la tercera misi¨®n de la Universidad¡± o ¡°curr¨ªculum complementario¡±.
Ari?o convoc¨® en mayo en Valencia la jornada Curr¨ªculum complementario, en la que se dieron los primeros pasos hacia ese objetivo de certificar lo que ocurre en los campus pero fuera del aula. El segundo paso se dar¨¢ en Granada, a final de noviembre. De nuevo, representantes de las universidades se reunir¨¢n para buscar ese gran acuerdo que permita oficializar ese esfuerzo adicional. De hecho, existe un grupo de campus ¡ªValencia, Granada, Oviedo, C¨¢diz o Barcelona¡ª que consideran que ha llegado el momento de convertir en ineludible esta tercera misi¨®n de la universidad.
Aprender haciendo un servicio a la comunidad
El voluntariado de la Universidad espa?ola lleva tiempo implantado en pa¨ªses anglosajones. Incluso hay expertos en rankings de calidad universitaria ¡ªcomo el de Shangh¨¢i o el Time Higher Education¡ª que abogan porque se halle una f¨®rmula para medir en las clasificaciones cu¨¢nto se implica un campus en el progreso de una sociedad ¡ªHarvard hace grandes esfuerzos¡ª o en el respeto por el medio ambiente. Es decir, que no se contabilice solo el n¨²mero de publicaciones, los premios de la instituci¨®n, la empleabilidad o la percepci¨®n de su docencia. De la misma manera que las grandes empresas est¨¢n obligadas en Espa?a por ley en invertir en proyectos sociales.
En Espa?a m¨¢s de 200 colegios han incluido lo que se conoce como Aprendizaje y Servicio en sus aulas, conjugando ense?ar con la inmersi¨®n en la vida social. ¡°Aprender haciendo un servicio a la comunidad¡±, resumen desde la Red de Aprendizaje y Servicio. Y ponen un ejemplo, plantar un ¨¢rbol donde se necesita es un acto solidario. Mientras que se aprende si se investigan las causas de la degradaci¨®n de un bosque y se aplica lo estudiado. Por ejemplo, montando una huerta con los mayores del barrio o llenando de vida un estanque en p¨¦simas condiciones. La idea del Gobierno socialista, hoy en funciones, era contabilizar como materia optativa este voluntariado con fin educativo.
V¨ªctor Medina, vicerrector de Extensi¨®n Universitaria y Patrimonio en Granada, es uno de los que lideran la b¨²squeda de este gran pacto. Medina reconoce que es dif¨ªcil pero, explica, ¡°es la tendencia que recorre Europa y ahora es el momento de dar el paso. No debemos quedarnos atr¨¢s¡±.
En Europa, explican a EL PA?S desde la Direcci¨®n General para Educaci¨®n y Cultura de la Uni¨®n Europea, ¡°la adquisici¨®n de competencias y habilidades relevantes tanto para el mercado de trabajo como para el desarrollo personal y social es una tendencia al alza y la Agenda de Educaci¨®n Superior de la UE para los pr¨®ximos a?os reconoce que las cualificaciones transversales son m¨¢s necesarias que nunca en el mundo actual, en el que las personas necesitan reciclarse y mejorar sus cualificaciones continuamente para adaptarse mejor a las cambiantes necesidades del mercado laboral¡±.?
Sin embargo, a¨²n no existe una estrategia com¨²n sobre c¨®mo certificarlas. V¨ªctor Medina propone un instrumento que existe: el Suplemento Europeo al T¨ªtulo, un documento que m¨¢s all¨¢ del certificado de estudios, describe la informaci¨®n. Ah¨ª, cree Medina, podr¨ªa a?adirse esa informaci¨®n adicional extracurricular y tendr¨ªa car¨¢cter oficial. ¡°Eso requiere una decisi¨®n consensuada de todas las universidades y tendr¨ªa que ser aprobada por el ministerio, pero ser¨ªa una soluci¨®n ¨®ptima¡±, apostilla. El primer paso ser¨ªa definir qu¨¦ competencias otorga cada actividad y conseguir un m¨¦todo justo capaz de certificar ese aprendizaje a quien realmente lo ha adquirido.
La normativa estatal permite desde 2001 reconocer acad¨¦micamente la participaci¨®n en actividades universitarias ¡°culturales, deportivas, de representaci¨®n estudiantil, solidarias y de cooperaci¨®n¡± con ¡°al menos¡± seis cr¨¦ditos. La UGR alcanza los 12. Pero como explica V¨ªctor Medina, ¡°son cr¨¦ditos que no van asociados a ninguna competencia, que no quedan reflejados¡±. De hecho, como no son ¨²tiles para la nota media, a veces los estudiantes prefieren no incluirlos y cursar otras asignaturas que, por sus caracter¨ªsticas, puedan elevarles la nota media. Algunos campus, en la actualidad, s¨ª celebran estas actividades con otro tipo de premio. El ¡°pasaporte cultural¡± que existe en algunas universidades, por ejemplo, registra esas actividades y ofrece descuentos en algunas actividades. Pero lo que se busca es m¨¢s. Es un relato de las habilidades sociales que definen al estudiante m¨¢s all¨¢ del conocimiento matem¨¢tico o del derecho, por ejemplo.
Ser proactivos
Los empleadores dan por descontado el valor de los t¨ªtulos universitarios. Lo que buscan, explica Isidro Ram¨ªrez Rivera, director corporativo de Recursos Humanos de Axesor, una agencia de rating espa?ola, es conocer m¨¢s del perfil de la persona, si son solidarios, si saben trabajar en equipo o si tienen capacidad de liderazgo. ¡°Y esa informaci¨®n no viene en el t¨ªtulo. M¨¢s all¨¢ de la buena formaci¨®n t¨¦cnica buscamos gente con ciertas experiencias y competencias¡±. Y cita la capacidad de influir, de persuadir, de trabajar en equipo, de resoluci¨®n de problemas, de ser proactivos o de tolerancia al cambio¡ ¡°La diferencia la marca hoy la capacidad de cada candidato de defender su candidatura en la entrevista de trabajo¡±, concluye.
Nuria Gran¨¦, vicerrectora de la Universidad de Alicante y presidenta de la comisi¨®n de empleo de la conferencia de rectores (CRUE), coincide con Ram¨ªrez: ¡°Tener la posibilidad de certificar las competencias transversales ser¨ªa fundamental. Buscan personas con unas habilidades adquiridas fuera del aula en voluntariado, deporte y actividades as¨ª¡±.
Gran¨¦, desde su puesto en la CRUE, apuesta por un avance en esa certificaci¨®n pero no existe un debate oficial en esa organizaci¨®n, en la que est¨¢n representadas todas las universidades al respecto. Tampoco en el Ministerio de Ciencia,Innovaci¨®n y Universidades, que ha respondido a este diario que ¡°el Consejo de Universidades no ha abordado el estudio del curr¨ªculum complementario¡±. El debate a¨²n est¨¢ en sus inicios pero es probable que en noviembre, en la reuni¨®n de Granada, haya un avance sustancial.?
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