Extraescolares, el lujo que arrincona a los pobres
La generalizaci¨®n de la jornada intensiva expone a los alumnos de familias sin recursos a una peor formaci¨®n
En Espa?a no hay datos oficiales de cu¨¢ntos estudiantes hacen extraescolares. La ¨²ltima vez que el Ministerio de Educaci¨®n lo midi¨® fue hace 10 a?os; entonces el 90% de los alumnos de Primaria dedicaba las tardes despu¨¦s de clase a actividades deportivas, aprendizaje de idiomas, m¨²sica o baile ¡ªlas m¨¢s comunes, en ese orden¡ª. En ese momento, se cuestionaba si los ni?os de esa edad ¡ªentre seis y doce a?os¡ª estaban sometidos a demasiada presi¨®n. El debate ha cambiado. Ahora lo que preocupa a los expertos es la desigualdad que generan las extraescolares, un lujo al alcance de las familias con m¨¢s recursos que arrincona a los m¨¢s pobres.
Seg¨²n un informe de la OCDE, la principal desventaja es el conocimiento que esos chavales dejan de recibir. ¡°Lo que los ni?os escuchan de peque?os en casa explica la mayor¨ªa de las variaciones en su proceso de aprendizaje posterior, efecto que se prolonga a lo largo de su vida¡±, se?ala el documento. Adem¨¢s, hay otros efectos sobre la salud: tardes m¨¢s sedentarias que aumentan las posibilidades de sufrir obesidad infantil, seg¨²n denunci¨® el S¨ªndic de Greuges de Catalu?a en un informe sobre el derecho de los ni?os al ocio educativo.
¡°Todo se ha acelerado con la implantaci¨®n de la jornada continua en los colegios p¨²blicos; cada vez m¨¢s ni?os terminan las clases a mitad del d¨ªa y la tarde queda a expensas de las posibilidades econ¨®micas de la familia¡±, se?ala Elena Sintes, doctora en Sociolog¨ªa por la Universidad de Barcelona y autora de varias investigaciones al respecto publicadas por la Fundaci¨®n Jaume Bofill.
Canarias fue la primera comunidad que, por las presiones de los profesores ¡ªque ped¨ªan un horario m¨¢s concentrado¡ª, aprob¨® la jornada continua en 1990. En tres d¨¦cadas, el modelo se ha extendido a todos los centros de Andaluc¨ªa y Extremadura; al 95% de los asturianos, las dos Castillas, Murcia y Baleares; y al 80% de los de Madrid. Los Gobiernos auton¨®micos y los Ayuntamientos en esas regiones se comprometieron a financiar extraescolares en los centros p¨²blicos, pero la falta de medios ha llevado a muchas escuelas a programar actividades ¡°de baja calidad¡± que, en muchos casos, deben asumir monitores sin formaci¨®n espec¨ªfica, seg¨²n ha denunciado en diferentes ocasiones la confederaci¨®n de asociaciones de familiares de alumnos (Ceapa).
A diferencia de lo que sucede en Espa?a, otros pa¨ªses como Alemania o Suiza est¨¢n lanzando planes nacionales para revertir la jornada intensiva y volver al modelo tradicional, con una pausa para comer a medio d¨ªa, y clases por la tarde. All¨ª, diferentes estudios han asociado esos horarios concentrados con resultados acad¨¦micos deficientes, mayores desigualdades entre los estudiantes por la diferencia en las actividades fuera de las aulas y otras consecuencias como el freno para el desarrollo de las carreras profesionales de las madres, que asumen el cuidado de los ni?os. ¡°Alemania se dio cuenta de que estaban empeorando sus resultados en las pruebas PISA ¡ªel estudio de la OCDE que mide el nivel de matem¨¢ticas, ciencia y comprensi¨®n lectora¡ª, y puso en marcha la filosof¨ªa de la escuela todo el d¨ªa para ofrecer actividades de calidad hasta las cinco de la tarde¡±, indica Elena Sintes.
Seg¨²n un informe de la OCDE, Espa?a era en 2012 el tercer pa¨ªs de 28 analizados con el mayor n¨²mero de estudiantes con tutor personal y el quinto en academias de repaso. ¡°Las familias tratan de compensar las carencias del sistema educativo con apoyo extra, pero no funciona; Espa?a lleva 15 a?os estancada en sus resultados en PISA¡±, advierte el soci¨®logo Daniel Gabald¨®n, coautor del informe Gu¨ªa sobre tiempos escolares, publicado por la Universidad de Valencia en 2016. ¡°En Finlandia, uno de los pa¨ªses con mejores resultados acad¨¦micos, el horario lectivo es m¨¢s reducido y los chavales no contratan extraescolares. Algo estamos haciendo mal¡±, a?ade el experto.
El informe Educaci¨®n a la hora. Otros horarios escolares son posibles, de la fundaci¨®n Bofill, propone volver a la jornada partida, flexibilizando las horas de entrada y salida y reduciendo el tiempo destinado a la comida, que normalmente es de dos horas y media, a una hora. Las clases finalizar¨ªan a las cuatro de la tarde, pero el centro tendr¨ªa la obligaci¨®n de ofrecer actividades ¡°de calidad¡± hasta las seis. El Departament d'Ensenyament de Catalu?a ¡ªdonde est¨¢ creciendo la intensiva¡ª va a estudiar la propuesta.
Pese a que Espa?a lleva tres d¨¦cadas con la implantaci¨®n de la jornada intensiva, todav¨ªa no hay evidencias cient¨ªficas de si conlleva beneficios en el rendimiento acad¨¦mico de los alumnos. Por el momento, las investigaciones se?alan lo contrario. "Las primeras horas del d¨ªa y las que se acercan al medio del d¨ªa son las de menor concentraci¨®n, por eso es recomendable extender la jornada y hacer una pausa para comer", apunta Gonzalo Pin, coordinador del grupo de sue?o y cronobiolog¨ªa de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa (AEP) y director del proyecto Shatsu (h¨¢bitos de sue?o y rendimiento acad¨¦mico, en sus siglas en ingl¨¦s), financiado por la Uni¨®n Europea.
Es en Secundaria (de 12 a 16 a?os), donde esa jornada est¨¢ m¨¢s extendida, donde se han detectado mayores problemas de salud entre los adolescentes, ya que muchos de ellos retrasan la hora de la comida hasta las cuatro de la tarde, lo que aumenta el riesgo de padecer obesidad y provoca alteraciones del sue?o al trastocar los horarios de las ingestas. "La jornada continua genera dos problemas relacionados con la salud: sedentarismo al quedarse en casa por las tardes y comidas menos saludables, ya que muchos centros desactivan su comedor y las familias se ven obligadas a dar de comer en casa", advierte Pin.
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"Estamos ante una privatizaci¨®n encubierta de la ense?anza"
Silvia Riera, periodista en Barcelona y madre de dos alumnas de Primaria, cree que el hecho de que los estudiantes pasen cada vez menos tiempo en el colegio, a la vez que aumenta la oferta de extraescolares, no es casualidad. ¡°La mayor¨ªa de las actividades son refuerzo, mejora o complemento al curr¨ªculum escolar, lo que me lleva a pensar que no deja de ser una privatizaci¨®n encubierta de la ense?anza¡±, escribe en respuesta a la pregunta lanzada esta semana por el Foro de Educaci¨®n de EL PA?S, en el que se ha planteado cu¨¢ntas extraescolares pueden considerarse demasiadas.
¡°Las extraescolares deportivas se han convertido en poco menos que imprescindibles como consecuencia del cambio en el modelo de ocio de nuestros ni?os. Los que tenemos una cierta edad recordamos nuestro tiempo libre de ni?os como un tiempo para jugar con los amigos, casi siempre alrededor de una actividad f¨ªsica. En el equipo que actualmente entreno, mis jugadores solo hacen ejercicio durante la clase de educaci¨®n f¨ªsica y durante los entrenamientos¡±, afirma Justo Zambrano, que es profesor de Matem¨¢ticas, F¨ªsica y Qu¨ªmica en un centro de Luxemburgo y entrena, adem¨¢s, a su equipo de baloncesto.
Otra de las opiniones es la del psic¨®logo David Gonz¨¢lez, que ha trabajado 10 a?os como orientador escolar y es terapeuta familiar en Madrid. ¡°Los chicos deben tener tiempo libre para relacionarse con iguales, descansar, comunicarse con su familia... momentos para la pausa, para leer¡±. En su opini¨®n, la acumulaci¨®n de compromisos implica tambi¨¦n un trastorno para el resto de la familia, porque conlleva ¡°un ritmo endiablado para los padres o abuelos¡±.
¡°Es importante que tengan tiempo para aburrirse y jugar¡±, a?ade la pedagoga Mireia Villagr¨¤, que cree necesaria una reflexi¨®n, ya que las jornadas lectivas y las extraescolares superan, en muchas ocasiones, los ¡°largos horarios laborales¡±.
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