La jornada continua gana cada vez m¨¢s presencia en la escuela p¨²blica

Son las cinco de la tarde y el tumulto euf¨®rico de la salida de clase invade la calle del colegio p¨²blico ?ngel Custodio, en Patraix, un distrito de clase trabajadora de Valencia. El ruido infantil a estas horas acabar¨¢ en septiembre. El pr¨®ximo curso, el alumnado seguir¨¢ entrando a las 9 de la ma?ana, pero acabar¨¢ a las dos del mediod¨ªa. Tendr¨¢n una jornada intensiva con una reducci¨®n al m¨ªnimo del tiempo de recreo. Lo llaman jornada continua y la Comunidad Valenciana acaba de sumarse a otras muchas que, paulatinamente, desde hace tres d¨¦cadas, han acabado con el horario de ma?ana y tarde.?

El cambio se ha producido en todas las comunidades despu¨¦s de que sus Gobiernos aut¨®nomos aprobaran, presionados por los profesores, cambios en la regulaci¨®n para permitir que los centros celebrasen consultas para elegir qu¨¦ jornada prefieren. Las votaciones de los padres deben ser instadas por los consejos escolares, donde los promueven los docentes, pero tambi¨¦n las familias.

Sergio Cabello, funcionario de 47 a?os, no parece muy contento cuando se le pregunta por esa jornada continua que se acaba de aprobar el colegio ?ngel Custidio con el voto favorable del 64% de las familias.? "Mi mujer y yo votamos en contra porque no quer¨ªamos que tuvieran seis clases tan seguidas. No ha habido un verdadero debate, sino un lavado de cerebro por parte del colegio, y ahora estamos pensando si cambiamos a los ni?os a un colegio concertado", afirma.

En 2015, solo 31 escuelas p¨²blicas valencianas ten¨ªan jornada intensiva, un horario acad¨¦mico sin pausa para comer que se completa con actividades extraescolares voluntarias hasta las cinco de la tarde. Tras un cambio en la regulaci¨®n educativa, aprobado en 2016, que permiti¨® celebrar consultas en los centros, hoy se aplica en 653, el 62% del total. El resultado de las votaciones refleja que la opini¨®n mayoritaria de los progenitores es parecida a la de Antonio Bartual, de 50 a?os, presidente de la Asociaci¨®n de Madres y Padres de Alumnos (Ampa) del colegio ?ngel Custodio: "Yo creo que es bueno. En el camino hacia la racionalizaci¨®n de los horarios es mejor que acaben antes", dice.

Un modelo extendido

Canarias fue la primera en aprobar la jornada continua en 1990. En tres d¨¦cadas, el modelo se ha implantado en todos los colegios de Andaluc¨ªa y Extremadura, donde se utiliz¨® el argumento de que por las tardes hac¨ªa mucho calor para estar en clase; en el 95% de los asturianos, las dos Castillas, Murcia y Baleares; en el 80% de los de Madrid; "contin¨²a avanzando en Galicia, La Rioja y Cantabria", y est¨¢ logrando "avances sin precedentes" en Arag¨®n, seg¨²n datos para la escuela p¨²blica del sindicato de profesores Anpe, que se?ala como ¨²ltimos bastiones del horario partido a Catalu?a, Pa¨ªs Vasco y Navarra. En los colegios concertados solo se ha introducido en un tercio, seg¨²n la estad¨ªstica de Escuelas Cat¨®licas. El sindicato Anpe es un gran impulsor de la jornada continua, que beneficia a los profesores porque acaban antes las clases, y atribuye a este horario mejoras en el rendimiento acad¨¦mico y en la conciliaci¨®n familiar.

Tres expertos que han investigado la jornada intensiva advierten, en cambio, de que tales ventajas, que seg¨²n la federaci¨®n de asociaciones de padres Fampa, han sido difundidas por profesores y directores en muchos de los debates que se han producido en los colegios valencianos, no est¨¢n acreditadas sino que los datos disponibles se?alan lo contrario. "Sus efectos casi no se han medido. Las pocas veces que se ha estudiado, como en Madrid y Comunidad Valenciana, han reflejado un menor rendimiento escolar con la jornada continua. Y tampoco se aprecia un aumento relevante de la conciliaci¨®n familiar", afirma Daniel Gabald¨®n, soci¨®logo de la Universidad de Valencia. Solo tres de 23 pa¨ªses europeos analizados por Gabald¨®n aplican la jornada continua, mientras que 14 optan por la partida y en otros seis coexiste un sistema mixto.

Agrava la desigualdad

La jornada continua perjudica especialmente, a?ade Elena Sintes, investigadora de la Fundaci¨® Jaume Bofill de Barcelona, "a los alumnos de entornos m¨¢s desfavorecidos", cuyas familias carecen de recursos para llevarlos a actividades extraescolares de pago fuera de la escuela que compensen la reducci¨®n de horas en el centro. La jornada intensiva suele implicar para ellos, sobre todo en las ciudades, a?ade, m¨¢s tiempo de televisi¨®n o de videojuegos.

El socialista Miguel Soler, secretario auton¨®mico de Educaci¨®n de la Generalitat valenciana y antiguo dirigente educativo en los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero era muy contrario a la jornada continua, pero su opini¨®n, afirma, ha variado hacia "un empate" viendo sus resultados en la Comunidad Valenciana. Soler asegura que no ha habido trasvase a la concertada, ni existen "diferencias significativas" en el rendimiento escolar entre una clase de jornada y otra. Las conclusiones, matiza, todav¨ªa no son definitivas porque forman parte de un gran estudio que abarca 140 centros con uno y otro horario y 2.400 familias que estar¨¢ listo antes del inicio del pr¨®ximo curso. La gran preocupaci¨®n de Soler es la desigualdad que puede generar. Y de ah¨ª que ponga el ¨¦nfasis en la calidad de las actividades extraescolares gratuitas que los colegios est¨¢n obligados a organizar por las tardes para las familias que quieran tener all¨ª a sus hijos hasta las cinco de la tarde y que, admite, ahora var¨ªan mucho de unos centros a otros.

"Muchas Ampa se quejan de que en sus centros lo ¨²nico que hacen los ni?os es jugar a la pelota, cuando se dijo que las extraescolares tendr¨ªan car¨¢cter pedag¨®gico y se insertar¨ªan en el plan educativo del centro", lamenta M¨¤rius Fullana, presidente de la federaci¨®n de familias Fampa-Valencia.

Mariano Fern¨¢ndez Enguita, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid, resalta que esa es la tendencia all¨ª donde se implanta la jornada continua. "Hay comunidades m¨¢s dispuestas a gastar dinero, centros con Ampa muy activas y direcciones maravillosas, pero la t¨®nica general es que con el tiempo las extraescolares anunciadas al principio se desvanecen y solo se mantienen las m¨¢s baratas, que utilizan los pobres".

?Por qu¨¦ la apoyan los padres?

?Por qu¨¦ votan los padres a favor de la jornada continua? El catedr¨¢tico Mariano Fern¨¢ndez Enguita afirma que a muchas familias les conviene porque el horario de 9 a 14 se ajusta al suyo o prefieren que sus hijos vayan a extraescolares fuera del centro que pueden pagar. Pero sobre todo cree que los padres se f¨ªan de la opini¨®n de los profesores, que tienen una motivaci¨®n evidente para querer la jornada continua, aunque la defienden con otros argumentos. Enguita destaca, adem¨¢s, que los centros repiten las votaciones hasta que se aprueba la continua ¡ªsalvo en aquellas comunidades donde la ha implantado directamente la Administraci¨®n¡ª, y luego no se hacen consultas para revertirla. La c¨¢ntabra Leticia Cardenal, presidenta de la confederaci¨®n espa?ola de Ampa Ceapa, advierte, de que la jornada intensiva ha provocado en numerosos centros la p¨¦rdida del servicio de comedor.

Una profesora, que no quiere decir su nombre, del CEIP Jes¨²s de Valencia, donde acaba de aprobarse la jornada continua, argumenta que no se ha demostrado que el tipo de horario influya en el rendimiento acad¨¦mico, y que este depende m¨¢s ¡°de la implicaci¨®n de los padres¡±. Y Marc Candela, del sindicato STE-PV, defiende que el modelo compacto "permite a las familias elegir si los ni?os salen a las dos o a las cinco, facilita la conciliaci¨®n y permite que las extraescolares fuera del colegio acaben a una hora m¨¢s racional".