La salida del Acuerdo de Par¨ªs: ¨²ltimo giro del rodillo antiecol¨®gico de Trump
Estas son las principales normas ambientales que ha arrasado el presidente, en una cruzada desreguladora que culmina con la notificaci¨®n oficial de su anunciado portazo al compromiso multinacional
El presidente Trump notific¨® el lunes ante la ONU su decisi¨®n de abandonar el Acuerdo de Par¨ªs, hito multinacional en la lucha contra la crisis clim¨¢tica, tal como hab¨ªa anunciado hace dos a?os y como prometi¨® durante su campa?a. La decisi¨®n supone el ¨²ltimo giro del rodillo antiecol¨®gico que ha aplicado un presidente que, enfrentado a toda la evidencia cient¨ªfica, ha calificado reiteradamente el cambio clim¨¢tico de ¡°farsa¡±.
Desde que lleg¨® a la Casa Blanca el 20 de enero de 2017, aupado por los sectores m¨¢s derechistas y desreguladores, el 45? presidente ha convertido la Agencia de Protecci¨®n Ambiental (EPA) en una piqueta de demolici¨®n de la normativa federal de protecci¨®n del medio ambiente, gran parte de ella puesta en marcha por su predecesor, el dem¨®crata Barack Obama. En algunos casos ha tenido ¨¦xito; en otros, sus medidas se encuentran enredadas en procesos judiciales que obligar¨¢n al Tribunal Supremo, hoy m¨¢s conservador que cuando lleg¨® Trump, a pronunciarse. En total, seg¨²n un an¨¢lisis de The New York Times basado en investigaciones de las escuelas de Derecho de Harvard y Columbia, la Administraci¨®n Trump ha eliminado o tratado de eliminar, en sus menos de tres a?os de mandato, un total de 85 normas. Estas son algunas de sus medidas antiecol¨®gicas m¨¢s significativas:
Oleoductos resucitados
Apenas llevaba cuatro d¨ªas en la Casa Blanca, cuando Donald Trump firm¨® dos ¨®rdenes ejecutivas que resucitaban los proyectos de construcci¨®n de sendos pol¨¦micos oleoductos que la Administraci¨®n de Obama hab¨ªa frenado con argumentos de defensa del medioambiente. Se trata del Keystone XL (cuyo futuro est¨¢ a¨²n enredado en los tribunales) y el Dakota Access. Su paralizaci¨®n hab¨ªa sido una victoria para el movimiento ecologista: adem¨¢s de incidir en la dependencia de combustibles f¨®siles, dichos oleoductos atraviesan espacios protegidos y transportan petr¨®leo muy contaminante. Poco antes de firmar la orden, en una reuni¨®n con ejecutivos de la automoci¨®n, el presidente dijo que "el ecologismo est¨¢ fuera de control¡±.
Desprotecci¨®n de territorios federales
En abril de 2017 el presidente firm¨® una orden ejecutiva que permite levantar el veto a las explotaciones de energ¨ªas contaminantes en terrenos federales declarados como monumento nacional. Obama hab¨ªa tratado de ampliar este tipo de protecciones m¨¢s all¨¢ de lo que hab¨ªa hecho ninguno de sus antecesores. Ocho meses despu¨¦s de la orden ejecutiva, Trump se puso manos a la obra y aprob¨®, en el Estado de Utah, la mayor reducci¨®n de terrenos federales en la historia del pa¨ªs, habilitando para el desarrollo de actividades privadas casi un mill¨®n de hect¨¢reas (el 85% de la Reserva Nacional Bears Ears y la mitad de Grand Staircase-Escalante).
Acuerdo de Par¨ªs
Apenas cinco meses despu¨¦s de su llegada a la Casa Blanca, el 1 de junio de 2017 el presidente anunci¨® su intenci¨®n de romper con el Acuerdo de Par¨ªs contra el cambio clim¨¢tico, que calific¨® de ¡°debilitador, desventajoso e injusto¡±. Notificada oficialmente este lunes, la decisi¨®n de retirarse del pacto, firmado en abril de 2016 por 195 pa¨ªses, enviaba una temprana y ruidosa se?al de que Estados Unidos, el pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo y el segundo emisor global de gases de efecto invernadero, abandonaba la lucha ante uno de los mayores desaf¨ªos de la humanidad. El acuerdo, adem¨¢s de obligar a los firmantes a reducir emisiones, exige a los pa¨ªses desarrollados aportaciones de fondos para ayudar a los pobres en la lucha verde. Una financiaci¨®n clim¨¢tica a la que Estados Unidos tambi¨¦n ha cerrado el grifo.
Perforaciones mar¨ªtimas
En su lucha por preservar la posici¨®n estrat¨¦gica de EE UU en el mercado global de la energ¨ªa, Trump anunci¨® en enero de 2018 que permitir¨ªa las perforaciones para extraer petr¨®leo y gas natural en el 90% de las aguas costeras de Estados Unidos. El nuevo plan, que enmienda las protecciones que autoriz¨® Obama, cuenta con el rechazo frontal de organizaciones medioambientales y supuso una nueva cesi¨®n al lobby petrolero. Tambi¨¦n rebaj¨® las regulaciones de seguridad para las perforaciones en el mar, que se impusieron tras el desastre producido por la explosi¨®n en la plataforma Deepwater Horizon en 2010 en el Golfo de M¨¦xico.
Industria del carb¨®n
La campa?a presidencial de Trump puso un foco intenso en las regiones dedicadas al carb¨®n, a las que sedujo con promesas de revitalizar una industria moribunda. Por eso, cuando lleg¨® a la Casa Blanca, estaba claro que la normativa de Obama para reducir las emisiones de las plantas de carb¨®n iba a ser objeto de su piqueta desreguladora. En junio de este a?o, la Administraci¨®n Trump consum¨® uno de sus m¨¢s significativos retrocesos en regulaci¨®n medioambiental con una nueva normativa para remplazar la aprobada por Obama, que no lleg¨® nunca a entrar en vigor. El nuevo plan, llamado directiva de Energ¨ªa Limpia Asequible, b¨¢sicamente niega la autoridad del Gobierno federal para imponer l¨ªmites nacionales a las emisiones contaminantes y entrega a los Estados la competencia de determinar si las plantas existentes requieren mejoras de eficiencia. As¨ª, ayudar¨ªa a las plantas a modernizarse y ser m¨¢s eficientes, logrando una reducci¨®n de emisiones a corto plazo. Pero las organizaciones cient¨ªficas consideran que fracasa en el largo plazo: al ayudar a las plantas de carb¨®n a modernizarse, prolonga su vida ¨²til en lugar de fomentar la progresiva sustituci¨®n de energ¨ªas contaminantes por otras m¨¢s limpias.
Fauna desprotegida
En agosto de este a?o, la Administraci¨®n Trump anunci¨® un debilitamiento de la protecci¨®n de la fauna salvaje de las m¨²ltiples amenazas que sufre como consecuencia del cambio clim¨¢tico. La nueva normativa hace m¨¢s f¨¢cil sacar a una especie de la lista de animales en peligro de extinci¨®n y rebaja la protecci¨®n de los animales pertenecientes al siguiente escalaf¨®n de salvaguarda, el de especies amenazadas. Adem¨¢s, por primera vez, permite tener en cuenta criterios econ¨®micos para decidir si una especie merece protecci¨®n, considerando, por ejemplo, el coste econ¨®mico que supondr¨ªa prohibir la tala de ¨¢rboles en un h¨¢bitat determinado para proteger a los animales. La medida, en suma, abre las puertas a nuevas operaciones de miner¨ªa o extracci¨®n de petr¨®leo y gas en territorios donde habitan especies protegidas.
Emisiones de metano
El Gobierno present¨® tambi¨¦n este verano un plan para eliminar los controles de emisiones de metano en los pozos de petr¨®leo y gas, introducidos durante el mandato de Obama. La medida supondr¨¢ el fin de las restricciones federales que obligan a la industria a instalar herramientas tecnol¨®gicas para inspeccionar y reparar las fugas de metano de pozos, tuber¨ªas e instalaciones de almacenamiento. El metano es, junto al di¨®xido de carbono (CO2) y el ¨®xido de nitr¨®geno, uno de los m¨¢s poderosos gases de efecto invernadero. Aunque no permanece tanto tiempo en la atm¨®sfera, su capacidad de atrapar el calor es mucho mayor que la del CO2.
Consumo de los coches
La implantaci¨®n en 2012 de est¨¢ndares de anticontaminaci¨®n y eficiencia energ¨¦tica de los coches fue una de las medidas estrella de Obama para combatir el cambio clim¨¢tico. Una medida que tambi¨¦n, el pasado 2 de agosto, su sucesor en la Casa Blanca decidi¨® congelar. El plan de Obama requer¨ªa a los fabricantes de autom¨®viles reducir casi a la mitad el consumo de los coches hasta 2025, incentivando la producci¨®n de veh¨ªculos h¨ªbridos y el¨¦ctricos. Trump anunci¨® en septiembre que rescindir¨¢ la autoridad que tiene California para establecer sus propios l¨ªmites a las emisiones de gases contaminantes, desatando de nuevo una compleja batalla judicial.
Aguas contaminadas
El pasado 12 de septiembre, la Administraci¨®n Trump anunci¨® la derogaci¨®n de la normativa, aprobada en 2015, que establec¨ªa l¨ªmites a los contaminantes qu¨ªmicos que pod¨ªan utilizarse cerca de r¨ªos, pantanos u otros cuerpos de agua. Las industrias qu¨ªmicas, los agricultores, los constructores o los extractores de gas y petr¨®leo, que se opusieron a la normativa de Obama, tendr¨¢n ahora m¨¢s f¨¢cil deshacerse de sustancias contaminantes en el agua. Pero, adem¨¢s, lo que subyace es una batalla sobre la definici¨®n de las aguas p¨²blicas. Obama, amparado por una resoluci¨®n del Tribunal Supremo, quiso extenderla a r¨ªos peque?os, arroyos o humedales, que desembocan en cauces mayores (sobre los que la jurisdicci¨®n federal no es discutida). La iniciativa de Trump, que considera que la jurisdicci¨®n federal es una carga para los agentes privados, pretende reducir dr¨¢sticamente la definici¨®n de aguas p¨²blicas. Y ahora, con una mayor¨ªa conservadora consolidada en el Supremo, lo tiene todo a su favor.
Los Estados y ciudades toman la iniciativa abandonada por Trump
Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la gran potencia global y segundo emisor de gases de efecto invernadero renunciaba a desempe?ar un papel de liderazgo en la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Pero muchas ciudades y Estados del pa¨ªs decidieron tomar la iniciativa abandonada por el presidente y buscaron su hueco en la vanguardia de esta lucha. El anuncio de Trump de que saldr¨ªa del Acuerdo de Par¨ªs provoc¨® en su d¨ªa una inmediata rebeli¨®n de alcaldes y gobernadores dem¨®cratas que se comprometieron a cumplir y fomentar, en la medida de sus competencias, los objetivos del acuerdo. El a?o pasado, la Cumbre de Acci¨®n Global por el Clima, celebrada en San Francisco, fue una muestra de ese empuje. Este verano, una coalici¨®n de 29 ciudades y Estados demandaron a Trump por sus medidas para la industria del carb¨®n. Tras anunciar Trump su intenci¨®n de rescindir la autoridad de California para establecer sus propios l¨ªmites de gases contaminantes, competencia que el Estado de la costa oeste tiene desde hace medio siglo, California y otros 13 Estados le respondieron con una demanda. Pero hoy California se calcina en devastadores incendios, que los cient¨ªficos relacionan con el cambio clim¨¢tico, y el territorio que encarn¨® el contrapeso a la cruzada desreguladora de la Administraci¨®n Trump asiste atado de manos a la destrucci¨®n.
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