Un panfleto contra el cardenal Omella irrumpe en la asamblea episcopal a escasas horas de las elecciones
El libro an¨®nimo ¡®Complot de poder en la Iglesia espa?ola¡¯ desvela ri?as de poder y la corrupci¨®n de la jerarqu¨ªa del catolicismo
Por si la crisis y los esc¨¢ndalos dentro de la jerarqu¨ªa cat¨®lica no estuvieran ya de boca en boca, alguien lanz¨® este fin de semana una sonora pedrada sobre la asamblea plenaria de los obispos espa?oles, reunidos desde este lunes (y hasta el viernes) para renovar todos los cargos de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), a excepci¨®n del de su portavoz y secretario general. El ¨®rdago lleg¨® en forma del libro Complot de poder en la Iglesia espa?ola: Barco contra Omella. En defensa propia, escrito bajo el seud¨®nimo de Jacques Pintor. Lo que cuenta, fundamentalmente contra el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan Jos¨¦ Omella, pero no solo contra ¨¦l, era conocido en los ambientes episcopales desde hace meses, pero que haya aparecido, en paquete no peque?o, en los buzones de los 87 electores (cuatro cardenales, 12 arzobispos, 48 obispos, 18 prelados auxiliares, adem¨¢s del administrador apost¨®lico de Ciudad Rodrigo y los administradores diocesanos de Astorga, Coria-C¨¢ceres, Ibiza y Zamora), ha desbordado un vaso que ya rebosaba.
?Qui¨¦n ha hecho de correo? ?Qui¨¦n ha orquestado la maniobra? ?Estaba al tanto la organizaci¨®n del plenario? Son preguntas para una jornada que se cerrar¨¢ con una votaci¨®n de tanteo, antes de que ma?ana se decida, en votaciones secretas, el nombre del l¨ªder episcopal para los pr¨®ximos cuatro a?os. Se ven¨ªa diciendo en las ¨²ltimas semanas que el candidato con m¨¢s posibilidades, incluso se?alado como el preferido por el actual Gobierno, era Omella, de 73 a?os. El panfleto de Jacques Pintor y los movimientos de los ¨²ltimos d¨ªas desde el sector m¨¢s conservador del episcopado, que no es peque?o, abre el camino a otros prelados, como el cardenal de Valencia, Antonio Ca?izares (74 a?os), el arzobispo de Oviedo, Jes¨²s Sanz (65) y el obispo de Bilbao, Mario Iceta (54).
Los obispos entran en la plenaria divididos ante las reformas y el esp¨ªritu eclesial del papa Francisco ¨Cuna Iglesia que huela a oveja, misericordiosa, suave en las formas ante el poder civil, pobre y para los pobres¡¨C, y tambi¨¦n ante la actitud que debe adoptarse como organizaci¨®n que les representa ante un Gobierno de coalici¨®n que se plantea tocar algunos de los privilegios exclusivos de la jerarqu¨ªa cat¨®lica. Pero tambi¨¦n llegan preocupados ante el desprestigio que se extiende entre los ciudadanos, se?alados por las encuestas como la instituci¨®n peor valorada.
El libro del misterioso Jacques Pintor (detr¨¢s del seud¨®nimo hay varias voces y datos llegados desde varias fuentes) llueve sobre los pedriscos que llevan cayendo desde hace a?os, entre otros los esc¨¢ndalos de pederastia, el af¨¢n de riqueza que demuestran muchas di¨®cesis inmatriculando a su nombre decenas de miles de bienes ajenos haciendo uso de un privilegio que les retrata avariciosos y poco evang¨¦licos. Tan escandaloso proceder acab¨® en 2015 por decisi¨®n del Gobierno de Mariano Rajoy, que cambi¨® la legislaci¨®n para dar fin a esas pr¨¢cticas. El Congreso ha acordado que el Gobierno haga un estudio de los bienes inmatriculados y lo d¨¦ a conocer a la opini¨®n p¨²blica, cosa a la que Justicia se niega.
Otros esc¨¢ndalos afectan incluso a prelados que han sido retirados del cargo por el Papa, como el arzobispo de Zaragoza, Manuel Ure?a, o trasladados de di¨®cesis por presiones de los fieles despu¨¦s de denuncias por abusos de poder, relaciones sexuales o mal uso de los dineros de la comunidad de fieles.
El libro Complot de poder en la Iglesia espa?ola: Barco contra Omella. En defensa propia, se centra en uno de esos casos, pero apunta m¨¢s alto: influir en las votaciones de esta semana, y no solo contra Omella. Del objetivo inicial del libro (defender al sacerdote Miguel ?ngel Barco, reducido al estado laical por una presunta paternidad que ¨¦l niega), se ha pasado a un ataque al cardenal Omella, se?alado como el principal urdidor de la campa?a que provoc¨® la renuncia del arzobispo Ure?a.
Nunca se supo la realidad de la renuncia (la transparencia no es virtud vaticana), pero el hecho de callar los motivos carg¨® de maledicencias todo el proceso, sin que nadie saliera en auxilio del prelado defenestrado. Igual ha sucedido en los traslados de los obispos de Mallorca e Ibiza a la archidi¨®cesis de Valencia, acogidos con generosidad por el cardenal Ca?izares. Los rumores no son noticia, pero si provocan remociones y destituciones llegan a convertirse en verdades.
Lo cierto es que, para demostrar la inocencia del exsacerdote Barco, el libro difunde documentos, mensajes de WhatsApp, correos electr¨®nicos, cartas enviadas al Papa y demandas judiciales que demostrar¨ªan que Omella fue el gran ariete contra Ure?a. No es segura la autenticidad de algunos documentos, pero sus efectos vienen de lejos: el propio Omella declar¨® como investigado el pasado verano, en un proceso abierto por el antiguo sacerdote, finalmente archivado. El env¨ªo del dosier a todos los prelados este fin de semana pone sobre la mesa un episodio que marca al cardenal Omella de manera bien distinta: sus partidarios (ma?ana sabremos cu¨¢ntos) alaban que haya sido intransigente con la corrupci¨®n; sus detractores le afean que haya contribuido con sus actos al desprestigio p¨²blico del episcopado.
El discurso del Cardenal Bl¨¢zquez: ¡°Las elecciones no son un reparto de poder¡±
Ricardo Bl¨¢zquez, ahora cardenal arzobispo de Valladolid, lleg¨® a la presidencia de la CEE en 2015, cuando era solo obispo de Bilbao, y ape¨® del cargo al todopoderoso cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco Varela. Fue tanta la sorpresa que el Vaticano lo tom¨® por humillaci¨®n. Es tradici¨®n que las conferencias episcopales las presida un hombre se?alado antes por el Papa de turno como ¡°pr¨ªncipe de la Iglesia¡±, que es como se conoce a los cardenales. Espa?a era una excepci¨®n, y Benedicto XVI iba a tomarse el aviso relegando a Bl¨¢zquez unos a?os m¨¢s en Bilbao y retrasando su ascenso al arzobispado. Para colmo, Rouco volvi¨® a ganar la presidencia. Tras jubilarse el prelado gallego, Bl¨¢zquez regres¨® al liderazgo. Ahora deja el cargo, a los 77 a?os (pronto tendr¨¢ 78), con el aplauso y el cari?o de sus pares, pero con una organizaci¨®n que lucha por hacerse con la presidencia como si les fuera el prestigio en ello. El presidente saliente les ech¨® un jarro de agua en su discurso de despedida: ¡°Las elecciones no son un reparto de poder, no son oportunidad de acumular prestigio, sino ocasi¨®n para mostrar disponibilidad al servicio¡±.
¡°?Seamos buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, poni¨¦ndola al servicio de los dem¨¢s! Somos conscientes de que, entre todos, con generoso reconocimiento mutuo, llevamos adelante solidariamente las tareas encomendadas¡±, dijo Bl¨¢zquez en un discurso que inici¨® dando la bienvenida al Nuncio (embajador) del Papa, el filipino Bernardito Auza, que se estrenaba en la plenaria. ¡°A trav¨¦s de usted, querido se?or nuncio, expresamos nuestra comuni¨®n con el Papa y nuestra gratitud por su servicio a la Iglesia y a la humanidad¡±, le dijo.
El discurso inaugural se centr¨® en explicar los nuevos estatutos y organigrama de la CEE, destacando la idea de un menor presidencialismo y una mayor responsabilidad para todas las di¨®cesis. ¡°Una excesiva centralizaci¨®n, m¨¢s que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su din¨¢mica misionera. Las conferencias episcopales deben ser revisadas para ser cauce m¨¢s eficaz de evangelizaci¨®n. La renovaci¨®n es para la misi¨®n, ya que la Iglesia ha sido convocada para ser enviada. El faro del Evangelio debe guiar nuestra nave al puerto¡±.
Tambi¨¦n subray¨® la falta de sacerdotes en la Iglesia espa?ola. Dijo: ¡°No queremos conformarnos con administrar la escasez; deseamos ser cauce de nuevas vocaciones a las que el Se?or contin¨²a invitando, en medio de una sociedad y un mundo que en buena medida ha dado las espaldas a Dios. No estamos ya en un r¨¦gimen de cristianismo porque la fe ¨Cespecialmente en Europa, pero incluso en gran parte de Occidente¨C ya no constituye un supuesto obvio de la vida en com¨²n; de hecho, frecuentemente es incluso negada, burlada, marginada, ridiculizada¡±.
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