Miles de adultos mayores est¨¢n en el ojo del hurac¨¢n del coronavirus en M¨¦xico
Limpian cloacas sin protecci¨®n, despachan la compra en el supermercado, limpian zapatos o entregan volantes en las calles: lo hacen por necesidad a pesar del riesgo de contagio
Es la hora de la comida y Paula Urbana, de 71 a?os, no ha parado de empaquetar las compras de extra?os en un supermercado de la colonia Roma, en Ciudad de M¨¦xico. Su oficio puede sonar raro en otros lados, pero en M¨¦xico son las personas mayores, generalmente jubilados, quienes pasan horas de pie en las cajas del s¨²per metiendo en bolsas la compra de la gente por una propina. Por esas cajas pasan a diario miles de manos, de bocas y de virus y la OMS ya ha determinado que los mayores de 60 son poblaci¨®n de riesgo. Si el Gobierno no toma medidas, estos ancianos seguir¨¢n ah¨ª cuando la epidemia se recrudezca porque la mayor¨ªa vive al d¨ªa con una triste pensi¨®n o sin ella, y las propinas son tan vitales para ellos como la alimentaci¨®n para toda la ciudadan¨ªa. Estas tiendas, como las farmacias, no se cerrar¨¢n.
Estos d¨ªas, las compras de acopio para el confinamiento en casa les est¨¢n proporcionando un dinero extra, pero teniendo en cuenta que los que est¨¢n aparentemente sanos son los que est¨¢n infectando, ?cu¨¢ntos de estos adultos mayores se librar¨¢n del contagio? La se?ora Urbana tiene miedo: est¨¢ expuesta todos los d¨ªas a extra?os ella, bajita, morena, de piel arrugada como una pasa, delicada. Aunque lleva guantes y un tapabocas sabe que no es suficiente para protegerse. ¡°Pero no podemos hacer nada¡±, afirma. ¡°Que pase lo que nuestro Padre diga¡±.
En M¨¦xico, las cuatro principales cadenas de supermercados ¡ªWal-Mart, Soriana, Chedraui y Comercial Mexicana¡ª operan 6,129 tiendas, mientras que datos del instituto de estad¨ªsticas, el Inegi, muestran que los establecimientos de abarrotes en el pa¨ªs suman casi 600.000 y muchos ofrecen a ancianos la oportunidad de hacerse con unas propinas empacando las compras. Urbana, que lleva nueve a?os en este oficio, no recibe un cheque al mes. Dice que su salario proviene de las propinas. En una jornada normal, esta mujer puede hacerse con 200 pesos (ocho d¨®lares) y si le va bien ¡ªcomo en esta ¨¦poca de compras masivas¡ª puede alcanzar los 500 (20 d¨®lares). ¡°Nos dan preferencia frente a personas de otras edades¡±, afirma cuando se le pregunta c¨®mo consigui¨® este puesto, en el que pasa de pie cinco horas al d¨ªa. Comparte los gastos de casa con su hijo, lo que incluye el pago de una renta mensual de 2.500 pesos (104 d¨®lares) en la colonia Laguna de Ticom¨¢n, al norte de capital mexicana. ¡°No soy jubilada. Necesito este ingreso¡±, cuenta.
Claudia de la Vega, directora de asuntos corporativos de Walmart de M¨¦xico y Centroam¨¦rica, explica a EL PA?S que la actividad de los adultos mayores como empacadores es voluntaria, es decir, ¡°no son empleados nuestros¡±. Este trabajo ¡ªagrega¡ª se basa en un convenio con el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores [Inapam]. ¡°Estamos en una estrecha comunicaci¨®n con el Inapam y seguimos sus recomendaciones¡±, dice. Desde el Inapam, sin embargo, emitieron el 17 de marzo un comunicado que contradice la realidad de estos adultos mayores. El organismo recomienda que ¡°las personas mayores no asistan a lugares concurridos, que eviten traslados innecesarios y durante esta situaci¨®n permanezcan lo m¨¢s posible en sus hogares¡±. Algo que Paula rechaza, porque el dinero que gana en el supermercado es su ¨²nico ingreso econ¨®mico. El trabajo de los adultos mayores est¨¢ amparado en la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, que en su art¨ªculo cinco establece que estas personas deben tener ¡°igualdad de oportunidades en el acceso al trabajo o de otras opciones que les permitan un ingreso propio y desempe?arse en forma productiva tanto tiempo como lo deseen¡±.
Los m¨¢s vulnerables
Las personas de 60 a?os o m¨¢s son particularmente vulnerables al covid-19. El subsecretario de Salud de M¨¦xico, Hugo L¨®pez-Gatell, alert¨® de que esta poblaci¨®n puede sufrir complicaciones por el virus y recomend¨® extremas precauciones. ¡°Si la persona adulta mayor necesita ir a una consulta m¨¦dica, puede salir y hay que ayudarle, hay que acompa?arlo, pero que no salga a sus actividades b¨¢sicas diarias, incluido comprar sus alimentos, sus insumos, hay que ayudarle para que no est¨¦ expuesta a posibles contagios¡±, advirti¨® L¨®pez-Gatell.
EL PA?S consult¨® a los responsables de comunicaci¨®n del Gobierno de Ciudad de M¨¦xico sobre qu¨¦ medidas tomar¨¢n para proteger a estos ancianos, pero no respondieron.
Las precauciones que solicita el Gobierno se le hacen imposibles a Samuel Lara, de 80 a?os, quien trabaja en la limpieza de alcantarillas en la delegaci¨®n Cuauht¨¦moc de Ciudad de M¨¦xico. El anciano viaja en la parte trasera de un cami¨®n que tiene una manguera para succionar los desechos que atascan las cloacas, pero que no funciona. El trabajo de esta ma?ana es en el n¨²mero nueve de la calle Miguel Ramos Arizpe, de la c¨¦ntrica Colonia Ju¨¢rez, donde se rehabilita un hermoso edificio de estilo art dec¨® que funcionar¨¢ como bloque de apartamentos. Samuel baja del cami¨®n y espera que inicien las labores. Cuando sus colegas ¡ªhombres j¨®venes¡ª abren la portezuela de la cloaca, el anciano se arrodilla y con sus manos sin guantes saca la inmundicia que la bloquea. ¡°?Hoy s¨ª trabajaste, Sami!¡±, bromean sus colegas.
Samuel Lara recibe un salario de 11.000 pesos al mes (458 d¨®lares) y trabaja desde las ocho de la ma?ana hasta las tres de la tarde. Comparte el departamento con dos sobrinos, de 41 y 45 a?os, y dice que se ¡°cuida m¨¢s o menos¡±. Parco al hablar, cuando se le pregunta qu¨¦ medidas toma para protegerse frente al covid-19 solo responde: ¡°Hay que estar avisado¡±, una forma coloquial para afirmar que est¨¢ al pendiente de lo que ocurre. ¡°No nos queda otro remedio¡±, afirma, ¡°esto [el salario] me alcanza para vivir¡±. Samuel no est¨¢ jubilado y como apenas desde hace 15 a?os trabaja con un contrato fijo para la alcald¨ªa local, dice que si se retirara le dar¨ªan un cheque mensual de 1.800 o 2.000 pesos (uno 83 d¨®lares).
En M¨¦xico, la pensi¨®n por vejez se establece a partir de los 65 a?os y para que el trabajador pueda acceder a un equivalente al 100% de su salario debe haber cumplido 500 semanas de cotizaci¨®n. Los datos de la Comisi¨®n Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) muestran que en este pa¨ªs hay m¨¢s de 7.6 millones de personas mayores de 65 a?os que se han jubilado, pero solo el 39% de ellas recibe una pensi¨®n.
Jos¨¦ Luis Hern¨¢ndez sobrevive por su cuenta a sus 88 a?os gracias a su oficio de bolero en el centro hist¨®rico de Ciudad de M¨¦xico. Cada d¨ªa, a las cinco de la ma?ana toma el metro en su colonia de Azcapozalco, al norte de la capital, para llegar puntual a sacar brillo a botas y zapatos. Es un oficio que desempe?a, dice con orgullo, desde los 13 a?os. A pesar de la fragilidad de su edad, el coronavirus, asegura, no le inquieta. ¡°Si me preocupo, me hago m¨¢s viejo¡±, bromea. ¡°Ya he llegado a esta edad y he visto cada problema de la naturaleza, aunque s¨¦ que esto es m¨¢s serio¡±. Hern¨¢ndez se queja de la falta de informaci¨®n que ha recibido del gobierno local, a pesar de que ¨¦l lustra zapatos a dos calles del palacio municipal, donde despacha la alcaldesa Claudia Sheinbaum. ¡°No se preocupan por nada¡±, asegura se?alando la casona se?orial. ¡°No sabemos nada ahorita. Dicen que la se?ora Claudia va a cerrar el z¨®calo [la gran plaza que domina el centro capitalino] porque no quiere aglomeraciones, pero mire usted c¨®mo est¨¢ el z¨®calo, lleno de gente¡±, dice.
Todos los adultos mayores consultados para este reportaje dijeron sentirse vulnerables y sin apoyo de las autoridades. Pero, afirman, dependen de sus oficios para sobrevivir en la jungla de esta ciudad, la m¨¢s grande de habla hispana. Es el caso, tambi¨¦n, de Gerardo Zamora, de 68 a?os, que con un viejo cubrebocas reparte volantes en la c¨¦ntrica calle Tacuba. Su trabajo es convencer a posibles clientes para que ingresen a una tienda de anteojos a comprarse un par nuevo. Pasa de pie entre siete u ocho horas al d¨ªa para hacerse con un salario mensual de 6.000 pesos (250 d¨®lares). No tiene seguro y por lo tanto se le har¨¢ dif¨ªcil recibir una pensi¨®n.
¡°Si voy al seguro popular [una opci¨®n para los pobres] me dan una receta, pero de nada sirve, porque no hay medicinas y las tengo que comprar. A m¨ª no me gusta depender de nadie, por eso trabajo. S¨¦ que aqu¨ª en la calle hay m¨¢s peligro. Me da un poco de temor [la pandemia de covid-19], pero ya estamos aqu¨ª y hay que enfrentarlo¡±, asegura este viudo, que vive con una hija en el cercano Estado de M¨¦xico, mientras a su lado pasa gente joven que se niega a tomar uno de sus volantes.
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