Una cadena de favores infinita para golpear al coronavirus: ¡°No te conozco, pero estamos juntos en esto¡±
Llamadas a ancianos solos, miles de cartas a pacientes, agentes inmobiliarios buscando alojamiento gratuito... Ciudadanos de toda Espa?a se organizan para aliviar la cuarentena de desconocidos
Teresa, la cirujana en cuarentena por el coronavirus que filtra miles de cartas de apoyo para los pacientes de su hospital. Iv¨¢n, el due?o de una inmobiliaria que busca casas gratuitas a sanitarios que temen contagiar a sus familias. Nuria, la antrop¨®loga que organiza cadenas de llamadas para que ancianas aisladas en casa se hagan compa?¨ªa. Beatriz, la responsable de comunicaci¨®n de una ganader¨ªa de toros que ha montado en pocos d¨ªas una red de 500 voluntarios que pasean perros gu¨ªa, llevan medicamentos o hacen la compra a confinados de toda Espa?a. Ninguno de ellos se conoce y tienen, quiz¨¢, pocas cosas en com¨²n, pero en mitad de la pandemia del coronavirus todos dedican su tiempo a hacer la vida del resto menos solitaria. Son solo algunos ejemplos porque las iniciativas se multiplican cada d¨ªa, desde la fabricaci¨®n de mascarillas a cocinar para los que menos tienen.
La bandeja de entrada de unidosenlacuarentena@gmail.com tiene ya 17.000 emails sin leer. Son cartas, dibujos, fotos e historias que miles de desconocidos han escrito a los pacientes del hospital madrile?o de La Paz que batallan contra el virus sin una mano a la que agarrarse. Una decena de m¨¦dicos las lee, las imprime y las distribuye por todas las plantas. ¡°No te conozco de nada, pero estamos juntos en esto¡±, escribe Cristina a su destinatario. ¡°El 23 de mayo me diagnosticaron leucemia, he estado aislada mucho tiempo ah¨ª, en el hospital de La Paz. Se hace duro y pesado, pero todo pasa [...] quedar¨¢ en un mal sue?o. Podr¨¢s dentro de poco salir y disfrutar de nuevo del sol, de pasear, de la gente¡¡±
Juli¨¢n, el padre de un joven m¨¦dico del hospital, ha escrito a un padre enfermo como si fuese el suyo: ¡°Hace falta que vuelvas porque ya voy teniendo varios asuntos que me tienes que arreglar y tienes una caja de herramientas muy chulas que para eso te las regalamos. Adem¨¢s, en las discusiones, si no est¨¢s me toca a m¨ª llevarme las culpas, hace falta el ¨¢rbitro. La vida sigue su curso, pero nosotros estamos paralizados sin ti. Resiste y dentro de poco estaremos juntos disfrutando¡±. ¡°No te conozco, pero te admiro, porque vivir lo que est¨¢s viviendo no debe ser f¨¢cil¡±, comienza su carta Mar¨ªa, una mujer de 30 a?os que cuenta a su destinatario que echa mucho de menos a su abuela.
El trabajo de los doctores, desbordados por la pandemia y la bandeja de entrada, consigue ahora conectar no solo a ciudadanos que no se conocen sino a los familiares que aguardan con angustia la recuperaci¨®n de sus seres queridos. ¡°Siempre hemos sido muy parcos en palabras y pocas veces nos hemos demostrado el amor que sentimos los unos por los otros, pues bien, ese d¨ªa, ha llegado, a¨²n siendo por escrito solo quiero deciros que os quiero, que sois muy importantes para m¨ª [...] Os he hecho un peque?o altarcito en casa y despu¨¦s de alg¨²n tiempo sin hacerlo: rezo¡±, le confiesa una hija a sus padres ingresados. Teresa Vives, la residente de cuarto a?o de cirug¨ªa tor¨¢cica que puso en marcha esta iniciativa en su hospital, ha terminado por contagiarse y sigue ahora el torrente de emails encerrada en casa. ¡°Las cartas te ponen los pelos de punta¡±, asegura. ¡°Hay tambi¨¦n gente que saca el humor de donde puede y te partes de la risa¡±.
El negocio de Ivan Tambasco, un agente inmobiliario italiano de 49 a?os, est¨¢ parado pero ¨¦l tambi¨¦n est¨¢ desbordado. El pasado domingo puso en marcha la p¨¢gina web Emergency Home para ayudar al personal sanitario que busca alojamiento para no contagiar a sus familiares y ya le han ofrecido 150 viviendas y le han contactado m¨¢s de 180 sanitarios. ¡°Vi esta iniciativa en Instagram y quer¨ªa pedir ayuda. Vivo con mi madre y no hay d¨ªa que no piense que le puede pasar algo por mi culpa y jam¨¢s me lo perdonar¨ªa. Esta situaci¨®n me est¨¢ creando ansiedad y estr¨¦s¡±, le escribe una auxiliar de enfermer¨ªa que comparte casa y ba?o con su madre enferma. Tambasco ha movilizado a 130 agentes inmobiliarios que conectan la oferta y la demanda, pero que tambi¨¦n proponen a los propietarios de viviendas en alquiler que las cedan gratis o que cobren apenas los suministros. ¡°Los casos son dram¨¢ticos. Nos ha llamado una limpiadora de Sevilla porque su padre es mayor y est¨¢ enfermo y hace ocho d¨ªas que vive en un hostal. Si conseguimos evitar el contagio de una sola familia ya habr¨¢ valido la pena¡±, asegura.
El tel¨¦fono tambi¨¦n suena todos los d¨ªas en casa de Lola Mart¨ªn, de 68 a?os, y en la de otras 25 se?oras de Madrid, encerradas en sus casas hace m¨¢s de una semana. Nuria S¨¢nchez, de 39 a?os, coordinaba Cotidianas, un proyecto que reun¨ªa a mujeres mayores para evitar su aislamiento, pero el estado de alarma puso todo patas arriba. Las citas semanales y las salidas se suspendieron, pero S¨¢nchez puso en marcha una cadena de llamadas y un grupo de Whatsapp que les alegra el d¨ªa. Lola, que se qued¨® viuda el a?o pasado y que ahora pasa sola el bache de su vida, tiene un papel con el tel¨¦fono de todas sus compa?eras. Cada d¨ªa marca el n¨²mero de una de ellas y le pone una raya para no liarse. Recibe a su vez la llamada de alguna de ellas. ¡°Mi estado de ¨¢nimo era bastante malillo y esto me ha ayudado un mont¨®n. Es un grupo de mujeres fuertes, valientes e inteligentes. He aprendido mucho de ellas. Puede que yo sea la m¨¢s vergonzosa y la que menos estudios tiene y ahora me siento m¨¢s fuerte¡±, asegura. Al final entre las charlas, coser, leer, cocinar, comer con sus hijas por Skype y contar cuentos a sus nietos a trav¨¦s de una tableta, a sus d¨ªas les faltan horas.
La ¨²nica iniciativa colaborativa de Beatriz Bl¨¢zquez, que trabaja en la comunicaci¨®n de una ganader¨ªa de toros, hab¨ªa sido una recogida de fondos para un familiar, pero en una semana se ha puesto a coordinar 500 voluntarios. Cre¨® un perfil de Twitter (voluntarios CODVID) que recibe todo tipo de peticiones que distribuye por una red de estudiantes, psic¨®logos, m¨¦dicos... Le ha llegado el pedido de auxilio de un matrimonio con movilidad reducida que necesita una mesa auxiliar para comer en la cama, el de una mam¨¢ soltera que se contagi¨® y tem¨ªa no saber con quien dejar a su beb¨¦ si la ingresaban o el de una mujer invidente, con tres ni?os peque?os y un marido inmunodeficiente, que no quiere salir m¨¢s a la calle y necesita que paseen a un perro gu¨ªa. ¡°Hacemos todo lo que podemos¡±, asegura sin un minuto libre. ¡°Otras veces con que mandes un mensaje a la gente para ver c¨®mo est¨¢ ya les est¨¢s ayudando¡±.
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