La dif¨ªcil tarea de lavarse las manos en las zonas m¨¢s humildes de M¨¦xico
La escasez de agua en las zonas m¨¢s desfavorecidas complica las medidas de higiene para enfrentar el coronavirus
Los vecinos del barrio Rub¨¦n Jaramillo miran las cubetas vac¨ªas con desolaci¨®n. Al grupo que ya se aglutina en la calle a cada rato se van sumando personas con una misma pregunta: ¡°?Hay agua ya?¡±. Y no, no hay. En este barrio de Iztapalapa, una de las alcald¨ªas m¨¢s humildes de Ciudad de M¨¦xico, los carteles advirtiendo sobre el coronavirus decoran pr¨¢cticamente cada fachada. El problema es cumplir con la medida de higiene que repiten una y otra vez las autoridades mexicanas y que en esta zona parece una utop¨ªa: lavarse las manos hasta 30 veces al d¨ªa.
La desigualdad en el acceso al l¨ªquido en Ciudad de M¨¦xico se ha convertido en un problema para atajar la expansi¨®n de la pandemia. Un habitante de zona residencial (un 2% de la poblaci¨®n) consume alrededor de 567 litros al d¨ªa, frente a los 128 litros de un residente de las zonas populares (77% de la poblaci¨®n), seg¨²n datos de la Comisi¨®n Nacional del Agua (Conagua). Hay extremos donde las tuber¨ªas ni siquiera alcanzan y el suministro depende enteramente de los camiones cisterna.
En uno de esos extremos est¨¢ Rub¨¦n Jaramillo, un barrio sin asfalto y repleto de perros callejeros. All¨ª viven 600 familias pero el ambiente es de pueblo, con ancianos en las esquinas que saludan a los transe¨²ntes mientras ni?os corretean a su alrededor. No hay cuarentena, pero s¨ª muchas personas resignadas. ¡°No s¨¦ qu¨¦ vamos a hacer como llegue aqu¨ª la pandemia. La gente, aunque lo intenta, no puede seguir las instrucciones para evitar el contagio, no hay agua suficiente¡±, lamenta Araceli Mendoza, una de las vecinas implicadas en el cuidado de la comunidad.
Unas cuadras m¨¢s all¨¢, Emerenciana Mart¨ªnez, de 58 a?os, limpia una y otra vez las cubetas. ¡°Pero se sigue viendo negrito, f¨ªjese¡±, comenta. Vive con dos hijos y un nieto en poco m¨¢s de tres metros cuadrados, llenos de trastos y un sinf¨ªn de cubos donde administra cuidadosamente el agua. Un cami¨®n cisterna le surte cada tres d¨ªas y ella tiene que hacer malabares para lavar la ropa, ducharse ella y su familia y lavar cacharros. Mart¨ªnez sabe de la importancia de la higiene para enfrentar el coronavirus -¡°es de lo ¨²nico que se habla en las noticias¡±-, pero no le queda mucho margen. ¡°Me falta agua para todo¡±, explica.
El Gobierno de la capital ha prometido m¨¢s camiones para transportar el l¨ªquido desde los pozos hasta las zonas necesitadas. Pero en Rub¨¦n Jaramillo esperaban su porci¨®n bisemanal el mi¨¦rcoles y, un d¨ªa despu¨¦s, a¨²n no ha llegado. Contingencias a parte, el recurso a las pipas es solo un parche, seg¨²n el profesor Omar Arellano, de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico. ¡°Implica una mayor explotaci¨®n del acu¨ªfero, lo que tiene consecuencias a largo plazo, como el hundimiento del suelo. Seguimos respondiendo a las crisis a bote pronto¡±, dice. La investigadora Helena Cotler, del Centro Geo, coincide: ¡°No es sostenible llevar el agua de un extremo de la cuenca a otro y llegar a tinacos de los que no sabemos las condiciones de salubridad¡±.
Iztapalapa no es un caso aislado. Las desigualdades en el acceso se repiten en el ¨¢mbito nacional. Dos terceras partes del territorio mexicano se encuentran en zonas ¨¢ridas o semi¨¢ridas con precipitaciones menores a los 500 mm anuales, frente a los 2000 mm del sur. En el norte se concentran cuatro quintas partes de la poblaci¨®n, pero tan solo un tercio del agua renovable del pa¨ªs. Casi uno de cada seis acu¨ªferos est¨¢ sobreexplotado, seg¨²n datos de Conagua para 2017, los ¨²ltimos disponibles. La cuenca del Valle de M¨¦xico, de la que bebe la capital y su ¨¢rea metropolitana, es la que tiene un mayor grado de presi¨®n. Se consume un 141% m¨¢s de lo que se renueva. En cuanto al acceso al agua entubada, este se extiende al 97% de las viviendas en zonas urbanas, pero cae al 85% en el ¨¢mbito rural.
El coronavirus va a golpear a Ciudad de M¨¦xico en el peor momento, al coincidir con la temporada de calor, que se extiende desde principios de la primavera hasta el inicio de las lluvias en julio. ¡°Son los peores meses porque empiezas a tener m¨¢s consumo por el calor y menos volumen¡±, explica Arturo G¨®mez, ingeniero en el Sistema de Aguas de la Ciudad de M¨¦xico (Sacmex). ¡°Y ahora con el virus la gente est¨¢ m¨¢s tiempo en casa y eso implica un aumento del uso¡±.
Adem¨¢s, este a?o las altas temperaturas durante el invierno han reducido el nivel de las presas del Cutzamala, el sistema que suministra a la ciudad de 500 metros c¨²bicos al a?o. De acuerdo con datos de Conagua, a mediados de marzo el Cutzamala estaba al 76% de su capacidad, cuando en el mismo mes del a?o pasado estaba al 85%, es decir, casi 10 puntos m¨¢s.
Uno de los pocos privilegiados que tiene la cubeta llena es Israel V¨¢zquez, de 85 a?os. Al vivir solo no gasta tanto de ese l¨ªquido color amarillento que usa para ducharse. Lo tiene todo medido. Se puede lavar las manos dos veces al d¨ªa y utiliza dos vasos de agua. V¨¢zquez ha ido a ojear precios de geles, pero afirma que los vendedores se est¨¢n aprovechando y subiendo precios. ¡°Si quisiera comprarme gel antibacterial tendr¨ªa que ayunar dos d¨ªas¡±.
Frente a la escasez cr¨®nica, el Gobierno de la capital quiere modernizar la infraestructura hidr¨¢ulica y ha apostado por la captaci¨®n de lluvia y la recuperaci¨®n de espacios verdes. Aun as¨ª, los expertos opinan que se queda corto. Helena Cotler, del Centro Geo, prev¨¦ que el n¨²mero de personas sin acceso a suministro corriente aumente en los pr¨®ximos a?os si no se atiende el problema de fondo. ¡°Ahora nos preocupa el coronavirus, pero este problema de salubridad es constante para la gente que no tiene agua. Son vulnerables a la salmonela, a la fiebre tifoidea¡¡±, sostiene.
Araceli Mendoza asegura que en el barrio ya han visto de todo. ¡°A la gente lo que le preocupa es la falta de trabajo y el dinero. Ni la cuarentena ni el virus les preocupa demasiado, aunque hacemos todo lo posible para concienciarlos¡±. Mientras tanto, en la farmacia del barrio no hay geles y apenas mascarillas. El farmac¨¦utico, cuando se le pregunta, agacha la cabeza y explica desde la ventanilla. ¡°Yo tambi¨¦n me lavo las manos con agua sucia, aunque a veces le hecho desinfectante, sobre todo ahora con el nuevo virus¡±.
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