Wuhan vive su primer d¨ªa de libertad condicional

Dos meses y medio. 11 semanas. 76 d¨ªas. Es el tiempo que ha pasado Wuhan, la ciudad china foco original de la pandemia de Covid-19, bloqueada por cuarentena desde el 23 de enero. Este mi¨¦rcoles, esta urbe de 11 millones de personas ha podido saborear su primer d¨ªa de libertad. Despu¨¦s de un espect¨¢culo de luces, y con las campanadas de medianoche, se retiraban entre gritos de j¨²bilo las barreras que cerraban las autopistas y que la han mantenido aislada del resto del mundo hasta ahora.

En las primeras siete horas desde que se abrieron las barreras, por la autopista hacia la provincia de Anhui, en el este, han salido 970 veh¨ªculos, explica el subdirector de Tr¨¢fico del distrito, Yan Xiangsheng. A¨²n un n¨²mero muy inferior a lo que era habitual: diariamente pod¨ªan cruzar el peaje de acceso a Wuhan cerca de 40.000 veh¨ªculos en ambos sentidos, el doble en temporada festiva. Se calcula que este mi¨¦rcoles iban a abandonar la ciudad adem¨¢s unas 50.000 personas en tren y 10.000 en avi¨®n.

A primera hora de la ma?ana, en la estaci¨®n de Hankou ¡ªuna de las dos principales de esta gran ciudad del centro de China, nudo clave de transporte para el pa¨ªs¡ª, ya se acumulaban largas filas de pasajeros, a la espera de que partieran los primeros trenes que llevar¨ªan por primera vez desde enero viajeros de Wuhan al resto del pa¨ªs. Muchos, con las grandes bolsas, cajas pesadas y ropa gastada eran trabajadores migrantes, que regresaron a la provincia de Hubei ¡ªde la que Wuhan es capital¡ª para pasar las vacaciones de A?o Nuevo lunar con su familia y se quedaron atrapados por el cierre repentino de la ciudad aquella madrugada de enero.

Como el se?or Shen, un hombre enjuto vestido de negro y con mascarilla quir¨²rgica que regresa a su provincia de Anhui, en el este. O como el se?or Luo, un divorciado que entr¨® hace una semana a Wuhan para ver a su hijo y encontr¨® que no pod¨ªa salir hasta que no se abriera la ciudad el d¨ªa 8. Las tres ¨²ltimas noches durmi¨® en la estaci¨®n de Wuhan para ahorrar dinero, a la espera de poder comprar un billete que le permitiera marcharse. ¡°Si no me puedo ir en los pr¨®ximos d¨ªas, tendr¨¦ que empezar a pedir prestado¡±, cuenta desde el banco que le ha estado sirviendo de cama. Le rodea un peque?o ej¨¦rcito de personas en una situaci¨®n parecida, desesperadas por conseguir un tique que les permita partir.

Desinfecci¨®n robotizada

No es tan f¨¢cil como parece. Para poder entrar en la estaci¨®n de Hankou ¡ªdonde un robot roc¨ªa con desinfectante a los viajeros y les recuerda la importancia de llevar mascarilla¡ª es necesario mostrar el ubicuo ¡°c¨®digo verde¡±, una aplicaci¨®n de m¨®vil que acredita que el portador est¨¢ libre del virus. Para destinos como Pek¨ªn, que cada vez se blinda con m¨¢s medidas frente a posibles contagios externos, es necesario pedir una autorizaci¨®n por internet. Para conseguirla, desde este mi¨¦rcoles hace falta someterse a una prueba doble de coronavirus ¡ªantes de marchar, y al llegar a destino¡ª y a 14 d¨ªas de cuarentena. Y solo 1.000 personas por d¨ªa podr¨¢n viajar desde Wuhan a la capital. La cautela es m¨¢xima, visto que un repunte de los casos podr¨ªa deshacer lo conseguido en este tiempo y forzar un nuevo aislamiento.

En el aeropuerto de Tianhe, el de la ciudad, reabierto tambi¨¦n este mi¨¦rcoles con un avi¨®n que despeg¨® hacia la isla tropical china de Hainan, solo operan los vuelos nacionales. Los internacionales permanecen suspendidos por el cierre de fronteras de China a los extranjeros. Es una medida para evitar nuevos casos importados de la enfermedad que ha infectado en este pa¨ªs a casi 82.000 personas y ha matado a m¨¢s de 3.200, seg¨²n las cifras oficiales que muchos en Wuhan creen demasiado conservadoras. En las ¨²ltimas tres semanas, los nuevos contagios de los que ha informado el pa¨ªs han procedido del exterior.

En el aeropuerto se han extremado las medidas de seguridad contra el coronavirus. Se toma la temperatura tres veces ¡ªa la entrada, en el control de seguridad y en la misma puerta de embarque¡ª a los pasajeros. En las salas de espera se reclama dejar al menos un asiento entre los viajeros. Cada avi¨®n despega con un m¨¢ximo del 45% de sus plazas llenas, cuenta el subdirector de Tianhe, Luo Guowei. Aunque esas iniciativas no parecen tranquilizar a muchos viajeros, aprensivos por las horas en avi¨®n compartiendo aire con desconocidos: adem¨¢s de las mascarillas, ubicuas y obligatorias, buena parte llega con trajes protectores o incluso chubasqueros para protegerse durante su vuelo. Lianzhi, de 25 a?os y de camino a Shenzhen, asegura que no comer¨¢ nada durante su viaje, por si acaso.

Wang, otro estudiante de 25 a?os, se dispone a abordar un vuelo hacia Dalian, en el noreste del pa¨ªs. Hab¨ªa llegado a Wuhan en enero, para celebrar las fiestas del A?o Nuevo lunar y el cumplea?os de su abuela. El cierre de la ciudad le dej¨® atrapado. Aunque asegura que nunca se sinti¨® asustado ¡ª¡°siempre estuve convencido de que la Covid-19 es una enfermedad que se puede curar¡±¡ª, s¨ª ansioso y aburrido.

¡°Al principio no se pod¨ªa salir a la calle si no llevabas mascarilla. Luego, no se pod¨ªa salir a la calle, punto¡±, cuenta, en referencia a la prohibici¨®n impuesta a mediados de febrero de abandonar las viviendas salvo en caso de emergencia. ¡°Era dif¨ªcil conseguir comida, hab¨ªa que encargarla (a trav¨¦s de los comit¨¦s de barrio, los organismos m¨¢s bajos de gobierno en China y encargados de hacer cumplir las medidas de cuarentena) y no hab¨ªa mucha variedad. Fideos instant¨¢neos, algo de carne, algo de verdura¡­¡±, rememora.

Pero cree que las semanas de confinamiento estricto han merecido la pena. ¡°Han demostrado que son efectivas. Veo las noticias que llegan de fuera y me da la impresi¨®n de que otros pa¨ªses tienen un problema peor que el nuestro, porque no han tomado medidas tan dr¨¢sticas como nosotros. Lo hemos pasado mal, pero las cosas han mejorado mucho¡±, apunta el joven.

E insiste de nuevo: ¡°Al principio, otros pa¨ªses no se tomaron en serio el virus. Ahora que ven la gravedad de la pandemia, tomar¨¢n medidas como las nuestras. Si lo hacen, llegar¨¢ un momento en el que consigan controlar la enfermedad. Entonces ellos tambi¨¦n estar¨¢n como Wuhan¡±.

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