La ca¨®tica gesti¨®n lastra la batalla contra el virus en Brasil
El boicoteo de Bolsonaro a las cuarentenas y la dimisi¨®n de dos ministros de Salud marca la respuesta a la pandemia en el tercer pa¨ªs con m¨¢s casos y el sexto con m¨¢s muertos
Cuando el viernes pasado dimiti¨® el segundo ministro de Salud en un mes, uno de brasile?os que m¨¢s de cerca sigue la evoluci¨®n de la pandemia dio por inaugurada la fase del s¨¢lvese quien pueda. ¡°Nunca quise tanto estar equivocado. Que cada Estado y cada ciudad se cuide. Nuestro problema va para largo¡±, tuite¨® Atila Lamarino, un cient¨ªfico y divulgador que triunfa en YouTube con sus explicaciones sobre la covid-19. Con casi 17.000 muertos y 254.000 contagios, el de Brasil es uno de los brotes m¨¢s activos en el mundo. El balance oficial lo coloca como el tercer pa¨ªs en casos, tras superar este lunes al Reino Unido y el fin de semana a Italia y Espa?a, y el sexto en fallecidos.
Pero la realidad en el pa¨ªs m¨¢s poblado de Am¨¦rica Latina puede ser mucho peor por varios factores: es uno de los pa¨ªses que menos test ha hecho, las hospitalizaciones por s¨ªndrome respiratorio agudo y los fallecimientos sospechosos se han disparado desde el primer contagio. La gesti¨®n de la crisis sanitaria y de las cuarentenas es cada vez m¨¢s ca¨®tica en un pa¨ªs que hace solo unos a?os tuvo ¨¦xitos notables en el combate al sida o el zika.
El impacto de la covid-19 es muy desigual en este territorio de dimensiones continentales y 210 millones de habitantes que adem¨¢s afronta la crisis lastrado por un presidente negacionista, Jair Bolsonaro, que directamente boicotea los esfuerzos de los gobernadores para que las recomendaciones de aislamiento sean respetadas y contener la pandemia.
Walter Cintra, un especialista en administraci¨®n hospitalaria de la Fundaci¨®n Getulio Vargas, recuerda que la velocidad de contagio y la letalidad han sorprendido a toda la comunidad cient¨ªfica, pero subraya que Brasil ¡°vive una tragedia¡± por un problema a?adido: su Gobierno federal. ¡°El presidente ha comprado una guerra contra la ciencia, la ha convertido en un proyecto pol¨ªtico e incluso amenaza con un golpe de Estado. Es muy dif¨ªcil gestionar una pandemia as¨ª. Ha superado todos los l¨ªmites¡±, recalca por tel¨¦fono. Cintra, m¨¦dico y profesor, precisa que hay que calibrar muy bien las medidas de aislamiento social porque ¡°la gente no puede morirse de hambre en su casa¡± si necesita buscarse la vida. Y reclama ayudas sociales porque no todos los brasile?os pueden permitirse quedar confinados.
M¨¢s all¨¢ de la bronca pol¨ªtica, las alarmas saltan incluso en S?o Paulo, la capital econ¨®mica. Aunque es el epicentro de la epidemia, su red hospitalaria es mucho m¨¢s robusta que la del pu?ado de Estados del nordeste, m¨¢s pobres, donde el sistema ya ha colapsado. El alcalde, Bruno Covas, advirti¨® este domingo de que el 90% de las UCI de esta ciudad de 12 millones de habitantes est¨¢n ocupadas, lo que requiere un cierre total similar al implantado a principios de mes por otras capitales menores como S?o Luis (Maranh?o), Bel¨¦n (Par¨¢) o Fortaleza (Cear¨¢). Manaos no lo ha hecho pese a que su sistema sanitario y funerario llevan semanas saturados.
El alcalde paulistano, que desde hace semanas intenta convencer a sus conciudadanos de la gravedad de la crisis mientras batalla con un c¨¢ncer, quisiera prohibir todas las actividades no esenciales, pero, recalc¨®, confinar la ciudad sin incluir la zona metropolitana tendr¨ªa poco sentido y pas¨® la pelota al gobernador, que no se decide a dar el paso. S?o Paulo fue uno de los primeros lugares en cerrar las escuelas e implantar una cuarentena hace 55 d¨ªas pero, tras un par de semanas de cumplimiento relativamente estricto, la ciudadan¨ªa se ha relajado por necesidad o desidia y solo la mitad de la poblaci¨®n se queda en casa.
Imposible saber ni aproximadamente la magnitud de la pandemia porque Brasil solo ha logrado hacer unos 350.000 test. De ellos, 150.000 est¨¢n pendientes de procesar. Espa?a, con cinco veces menos poblaci¨®n, ha hecho 1,3 millones.
Oremos. For?a SUS. Ci¨ºncia. Paci¨ºncia. F¨¦! #FicaEmCasa
— Henrique Mandetta (@mandetta) May 15, 2020
Y luego est¨¢ el desgobierno en el Ministerio de Salud. Las presiones de Bolsonaro han sido constantes desde que comenz¨® esta crisis. Quiere lograr como sea que las autoridades sanitarias relajen las recomendaciones de aislamiento ¡ªpara retomar la actividad econ¨®mica¡ª y que la cloroquina ¡ªun medicamento antimalaria¡ª sea incluida en los tratamientos de la sanidad p¨²blica aunque carece de aval cient¨ªfico. El Ej¨¦rcito, que la fabrica para la malaria, ha acelerado su producci¨®n ante el eventual aumento de la demanda. Fue demasiado para los dos ¨²ltimos ministros. Ambos son m¨¦dicos y antes de violar el juramento hipocr¨¢tico se fueron a casa. Las riendas del ministerio las lleva interinamente el general Eduardo Pazuello, un experto en log¨ªstica que ha admitido no saber de gesti¨®n sanitaria. Lleg¨® al ministerio en abril como n¨²mero dos con la misi¨®n de organizar la compra y traslado de los equipamientos necesarios para afrontar la epidemia. Con ¨¦l, 10 de los 22 ministros proceden de las Fuerzas Armadas. Tambi¨¦n el Estado de R¨ªo de Janeiro, al borde de la saturaci¨®n, se acaba de quedar sin secretario de Salud. Fue destituido el domingo acusado de fraude en las licitaciones para respiradores.
Las carencias para afrontar una avalancha de enfermos de coronavirus necesitados de cuidados intensivos quedaron primero en evidencia en la ciudad de Manaos, en el coraz¨®n de la Amazonia. Poco tardaron el sistema hospitalario y el funerario en quedar desbordados. La covid-19 tambi¨¦n se propaga veloz en las comunidades ind¨ªgenas, mucho m¨¢s vulnerables a los virus, lo que preocupa sobremanera a los defensores de sus derechos, incluidos los obispos cat¨®licos de Brasil.
Otro de los brasile?os que mejor conoce la pandemia, Luiz Henrique Mandetta, al que Bolsonaro destituy¨® en abril por sus discrepancias pese a su popularidad y sus intentos de consensuar con los gobernadores una pol¨ªtica contra la pandemia, apel¨® a la fe cuando el viernes su sucesor dimiti¨®. ¡°Oremos. Fuerza al SUS (la sanidad p¨²blica). Ciencia. Paciencia. ?Fe!¡±, tuite¨®.
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