?frica resiste el primer golpe con 100.000 positivos en tres meses
La r¨¢pida reacci¨®n, la juventud de su poblaci¨®n y la experiencia en otras epidemias hacen que el continente s¨®lo tenga el 2% de los casos mundiales
Hace dos meses, organismos internacionales y centros de investigaci¨®n vaticinaban que la covid-19 iba a provocar una cat¨¢strofe de dimensiones colosales en ?frica y que los muertos inundar¨ªan las calles. El virus se extiende por todos los pa¨ªses y el continente ronda ya los 100.000 positivos, pero esto supone tan solo el 2% del total de casos mundiales cuando ?frica representa el 17% de la poblaci¨®n del planeta. Con 3.000 fallecidos para 1.300 millones de habitantes, sus sistemas de salud, en l¨ªneas generales, no se han visto colapsados. Tres factores explican esta realidad: la r¨¢pida y adecuada reacci¨®n de unos gobiernos que supieron ver las orejas al lobo, la juventud de su poblaci¨®n y la experiencia adquirida en gesti¨®n de epidemias, sobre todo en estrategias de prevenci¨®n y trabajo comunitario.
Fatou Diarra est¨¢ sentada en un rinc¨®n en la sala de espera del centro de salud de la Corniche Ouest, en Dakar. Lleva una mascarilla de la que s¨®lo asoman unos ojos asustados. ¡°Tengo revisi¨®n, pero no quer¨ªa venir. Todo esto del corona nos tiene asustados en casa¡±, asegura. A su lado, el joven Ibrahima Seydi, con auriculares en las orejas y tambi¨¦n nariz y boca cubiertas, no tarda en inmiscuirse en la conversaci¨®n. ¡°Espera, van a dar los datos de hoy¡±, dice. Como cada d¨ªa a las 10.00 de la ma?ana, un portavoz gubernamental comparece para informar. Hay 98 nuevos positivos en Senegal, 92 de los cuales estaban ya confinados por ser contactos de personas enfermas. En tres meses, 2.812 casos, el d¨¦cimo pa¨ªs africano en contagios. Una gota en el oc¨¦ano mundial.
¡°La epidemia lleg¨® m¨¢s tarde¡±, explica el doctor Richard Mihigo, responsable de Inmunizaci¨®n y Vacunas de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) en ?frica, ¡°tuvimos m¨¢s tiempo para prepararnos y se produjo una r¨¢pida reacci¨®n con cierre de fronteras, toques de queda, sensibilizaci¨®n y otras medidas¡±. Sin embargo, se muestra prudente. ¡°Esto no ha hecho m¨¢s que empezar, hay una fuerte transmisi¨®n comunitaria sobre todo en la regi¨®n occidental. Una vez parado el primer golpe, el gran desaf¨ªo ahora es no confiarnos, que la poblaci¨®n no piense que hemos ganado la batalla. Las medidas de distanciamiento social deben seguir siendo rigurosas porque una segunda ola podr¨ªa ser m¨¢s letal que la primera si no se mantiene la disciplina¡±, a?ade.
Se suele dudar de la realidad de las cifras por la escasez de test. Los pa¨ªses africanos est¨¢n haciendo enormes esfuerzos para reforzar su capacidad de diagn¨®stico y para encontrar los elementos necesarios en un mercado hostil y sometido a enormes presiones. Sud¨¢frica cuenta con unos 200 laboratorios habilitados y Nigeria, el pa¨ªs m¨¢s poblado, s¨®lo con 24. La Uni¨®n Africana cree que har¨ªan falta unos 15 millones de pruebas adicionales para sacar a la luz la realidad de la enfermedad. Sin embargo, este problema no es exclusivo de ?frica. Senegal hace unas 1.000 pruebas al d¨ªa y la tasa de positivos suele mantenerse por debajo del 10%.
El precoz freno a los casos importados permiti¨® a los africanos ganar un tiempo precioso que se tradujo en creaci¨®n de c¨¦lulas de emergencia, formaci¨®n, adquisici¨®n de capacidades y recursos para hacer frente al virus. La maquinaria estaba bien engrasada. ¡°Habr¨¢ muchas v¨ªctimas, sin duda, pero nuestros sistemas de salud, a menudo descritos como fr¨¢giles, podr¨ªan parad¨®jicamente ser m¨¢s resilientes en la gesti¨®n de un shock como este. La mayor¨ªa de nuestros profesionales de salud han practicado el arte de curar en contextos de enfermedades end¨¦micas con recursos limitados. Esto les ha hecho desarrollar unos reflejos desconocidos en otros lugares¡±, asegura el doctor Chibuzo Okonta, presidente de M¨¦dicos sin Fronteras en ?frica occidental.
Aun as¨ª, nada de esto hubiera impedido el colapso de los sistemas de salud de no ser por otro elemento decisivo: la pir¨¢mide poblacional de un continente donde apenas el 5% de sus habitantes tiene m¨¢s de 60 a?os y el 50% menos de 20. El doctor Mihigo aporta un dato clave: dos de cada tres personas afectadas en ?frica tiene entre 25 y 50 a?os. ¡°La poblaci¨®n joven resiste mucho mejor la enfermedad y casi nunca requiere hospitalizaci¨®n¡±, explica. El otro factor que suele complicar las cosas es la existencia de patolog¨ªas cr¨®nicas previas, como diabetes o hipertensi¨®n, m¨¢s asociadas a personas de edad avanzada. ¡°Tambi¨¦n en esto el perfil demogr¨¢fico nos beneficia¡±, comenta Mihigo.
La conjugaci¨®n de estos tres elementos ha jugado a favor de ?frica, seg¨²n todos los expertos. Pero hay otras circunstancias que podr¨ªan sumarse a la lista, como las altas temperaturas y la mayor exposici¨®n al sol, la existencia de inmunidades adquiridas por la coexistencia de la poblaci¨®n con otros coronavirus o de inmunidades cruzadas por la amplia vacunaci¨®n contra enfermedades como la tuberculosis y la toma frecuente de antipal¨²dicos. Sin embargo, todo ello se encuentra a¨²n en estudio y no est¨¢ probado cient¨ªficamente. ¡°Una vez m¨¢s, hay que ser prudentes. Existen estudios en curso sobre todo ello pero a d¨ªa de hoy carecemos de evidencias¡±, remacha el doctor Mihigo.
Hace unos d¨ªas, Ant¨®nio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, asegur¨® que si la epidemia progresa de manera m¨¢s lenta en ?frica es porque ¡°la mayor¨ªa de los gobiernos y sociedades tomaron medidas preventivas muy valientes y a tiempo, lo cual adem¨¢s es una lecci¨®n para algunos pa¨ªses desarrollados que no lo hicieron¡±. Sin embargo, los mensajes optimistas no pueden hacer olvidar el enorme impacto econ¨®mico y social que la pandemia est¨¢ teniendo ya. ¡°Est¨¢n amenazados los progresos en materia de nutrici¨®n y salud y se agravan las desigualdades¡±, a?adi¨® Guterres.
En este sentido, la preocupaci¨®n se dirige hacia enfermedades como el sarampi¨®n o el VIH. ¡°Los confinamientos han afectado a los servicios de salud de rutina, a las consultas prenatales, a la vacunaci¨®n y a las enfermedades corrientes. Mucha gente ha visto limitado su acceso a las estructuras sanitarias o tiene miedo de hacerlo. Esto representa un serio problema¡±, a?ade el responsable de Inmunizaci¨®n de la OMS en ?frica. Un ejemplo: el presente a?o estaba marcado en rojo en el calendario para declarar la erradicaci¨®n de la poliomielitis del continente, pero la vacunaci¨®n ha sido suspendida, al igual que la del sarampi¨®n destinada a 21 millones de ni?os.
El futuro no est¨¢ escrito y la pandemia se ha acelerado en las ¨²ltimas semanas. La irrupci¨®n del virus en campos de refugiados y desplazados de Sud¨¢n del Sur o Kenia es inquietante, as¨ª como la din¨¢mica de negaci¨®n de la enfermedad en pa¨ªses como Burundi o Tanzania. Pero la ralentizaci¨®n de los contagios en Ghana o T¨²nez es una se?al positiva. Tres meses despu¨¦s de los primeros casos, el relato catastr¨®fico se va trufando de moderaci¨®n. ¡°A nuestros sistemas de salud les faltan camas UCI, respiradores y personal cualificado suficiente para atender a los enfermos entubados. Pero hemos desarrollado una capacidad de resiliencia y un saber hacer a fuerza de sufrir emergencias y epidemias. Reconocemos nuestras fragilidades, pero tambi¨¦n son oportunidades para innovar¡±, opina el doctor Okonta.
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