La batalla contra la covid-19 se libra bajo las tribunas del f¨²tbol argentino
Los clubes ceden sus estadios para albergar a v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, centros de confinamiento y testeo en zonas vulnerables
El barrio se llama Mataderos. El nombre no tiene secretos. Hasta hace unos a?os, el aire ol¨ªa a los corrales y los frigor¨ªficos que abastec¨ªan de carne a la ciudad de Buenos Aires. Los frigor¨ªficos se han mudado, pero a¨²n funciona el mercado donde cada d¨ªa los matarifes eligen a dedo las reses para faenar, una pr¨¢ctica rural que sobrevive, vaya a saber c¨®mo, al sur de la capital argentina. A Mataderos se lo llam¨® alguna vez ¡°la nueva Chicago¡±, en honor a su hom¨®nima estadounidense, y por eso en 1911 naci¨® all¨ª el Club Atl¨¦tico Nueva Chicago. Modesto en sus instalaciones, famoso por los problemas de su barra brava con la polic¨ªa, el club se ha transformado durante la pandemia de la covid-19 en un centro de acogida para mujeres v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero.
Bajo una de las tribunas, donde funciona una cancha de baloncesto, se alinean 60 camas. Personal del Gobierno de la ciudad identificar¨¢ a las mujeres en riesgo y las derivar¨¢ al club, donde podr¨¢n pasar la cuarentena. ¡°Chicago trabaja desde hace a?os para la integraci¨®n de la mujer en el mundo del f¨²tbol y por eso hemos montado este hospital de campa?a. El 52% de nuestros socios son mujeres¡±, dice Josefina Gluj, tesorera del club.
El perfil social del club no es nuevo, pero ahora se ha intensificado. Hoy aporta alimentos a ocho ollas comunitarias que funcionan en el barrio y coordina con otras instituciones de la zona ayudas a los m¨¢s pobres. C¨ªrculos verdes pintados sobre la vereda son evidencia de la fila que el d¨ªa anterior formaron cientos de personas para recibir una raci¨®n de comida. ¡°Estamos rodeados de barrios vulnerables, donde la situaci¨®n social es muy delicada¡±, agrega Gluj, ¡°por eso hacemos trabajo solidario todo el tiempo, desde mucho antes de la pandemia. Tenemos 2.000 socios menores de edad y muchos de ellos la est¨¢n pasando muy mal¡±. Nueva Chicago no tiene el palmar¨¦s de otros equipos centenarios como Boca o River y hoy juega en la segunda divisi¨®n del f¨²tbol argentino. Pero lo compensa con un firme arraigo barrial.
Por el c¨¦sped de Nueva Chicago no rueda la pelota desde febrero, porque ¡°el ¨²ltimo partido antes de la cuarentena lo jugamos de visitante¡±, se lamenta Pablo Olmos, director de Deportes de la instituci¨®n. Con la ayuda del Estado, el club ha logrado pagar los salarios de sus empleados, pero necesitan que el f¨²tbol regrese para sobrevivir. Menos apretados est¨¢n los ¡°grandes¡± de la primera divisi¨®n, como San Lorenzo de Almagro. El club del que es hincha el Papa Francisco cedi¨® las instalaciones de su estadio para montar un centro de testeo operado por Naci¨®n y la ciudad de Buenos Aires. La cancha est¨¢ ubicada junto a la villa de emergencia 1.11.14, donde viven 60.000 personas, y otros siete barrios vulnerables donde los casos de coronavirus se han disparado durante las ¨²ltimas dos semanas. El trabajo es fren¨¦tico.
¡°Debajo de la platea sur tenemos el centro de testeo. Cada d¨ªa pasan por all¨ª 150 personas¡±, explica Miguel Mastrosimone, secretario general de San Lorenzo. El trabajo del club va m¨¢s all¨¢ de esta sesi¨®n de espacio. Fundado por el cura Lorenzo Maza en 1908, la instituci¨®n nunca perdi¨® del todo el contacto con la Iglesia. ¡°En la 1.11.14 tenemos buena relaci¨®n con el padre Juan, que es el cura que maneja la capilla. Cuando alguien tiene s¨ªntomas, es el padre el que les pregunta si quiere ayuda o no. A partir de ese nexo se acercan al club para hacerse los testeos¡±, dice Mastrosimone. Las casas de hasta tres plantas de ladrillo descubierto de la villa se ven desde el campo de juego de San Lorenzo. Muchos de los vecinos seguramente jam¨¢s aceptar¨ªan acercarse a un hospital, pero que sea el club el que los convoca facilita las cosas. ¡°Damos becas a chicos para que hagan deportes, tambi¨¦n desayuno y almuerzo dos o tres veces por semana a los vecinos del barrio y muchos de nuestros empleados viven all¨ª¡±.
La pandemia ha puesto en evidencia la importancia del rol social que tienen los clubes de f¨²tbol argentinos. Buenos Aires y su periferia, donde viven casi 13 millones de personas, tiene 36 campos de f¨²tbol con capacidad para m¨¢s de 10.000 espectadores. La metr¨®polis argentina supera en estadios de f¨²tbol con esta capacidad a S?o Paulo (15), Londres (12), R¨ªo de Janeiro (nueve) o Madrid (cinco). El origen de semejante despliegue tiene que ver con la ra¨ªz brit¨¢nica de los clubes argentinos, donde la norma era que cada uno tuviese su propio estadio. Fue a partir de esas canchas que los barrios modelaron su identidad y desarrollaron su tejido social. ¡°El tejido social se ha da?ado mucho durante los ¨²ltimos a?os y los clubes tienen un rol esencial es su recuperaci¨®n. Son mucho m¨¢s que instituciones deportivas¡±, dice el ministro de Deportes, Mat¨ªas Lammens. Su cartera ha decidido apoyar a las instituciones en problemas ¡°con subsidios, el pago de parte de los salarios de sus empleados y dinero para obras¡±, explica Lammens.
A 20 minutos en autom¨®vil de San Lorenzo se llega al Club Atl¨¦tico Lan¨²s, otro equipo de primera divisi¨®n. Antes, es necesario cruzar el Riachuelo y entrar en territorio de la provincia de Buenos Aires. El paisaje urbano no es muy diferente al que rodea la villa 1.11.14 en la capital, pero el municipio tiene problemas estructurales m¨¢s complejos que la capital. ¡°Tenemos la mayor densidad de poblaci¨®n de Argentina: 600.000 habitantes en 48 kil¨®metros cuadrados, de los cuales 200.000 viven en 37 barrios vulnerables¡±, dice el presidente del club, Nicol¨¢s Russo. En zonas como esas est¨¢ la mayor preocupaci¨®n del Gobierno, que teme que el virus se vuelva incontrolable.
Los clubes intentan, entonces, hacer de cortafuegos, con lo que tengan. Lan¨²s ha montado 200 camas de aislamiento, repartidas entre un microestadio, un gimnasio y las habitaciones del hospedaje para jugadores de las inferiores. Pero su trabajo va m¨¢s all¨¢. ¡°El club es la segunda casa para muchos pibes que no tienen adonde estar. Damos de comer a 850 familias en 22 comedores y damos apoyo a los tres hospitales p¨²blicos de Lan¨²s con suministros y equipos. Ahora haremos una campa?a de donaci¨®n de sangre. Todo lo que tenemos est¨¢ a disposici¨®n de la gente del municipio¡±, explica Russo. La guerra contra la covid-19 se libra tambi¨¦n debajo las tribunas.
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