Por qu¨¦ fracas¨® la nueva normalidad en Espa?a
Los expertos apuntan a la falta de medios, los errores de planificaci¨®n y el exceso de confianza como responsables de que el pa¨ªs no haya logrado contener el virus tras el desconfinamiento
Han pasado poco m¨¢s de dos meses y medio entre esta frase de Pedro S¨¢nchez ¡ª"Hemos derrotado al virus y controlado la pandemia y doblegado la curva"¡ª y esta otra del ministro de Sanidad, Salvador Illa ¡ª¡°Vienen semanas duras en Madrid¡±¡ª. La nueva normalidad no ha durado ni siquiera ese lapso. Las restricciones que se levantaron el 21 de junio fueron regresando a unos y otros territorios en julio. Toda Espa?a vivi¨® un endurecimiento de las limitaciones el 18 de agosto y poco a poco van ganando terreno en cada vez m¨¢s zonas, que ya vuelven a ver el confinamiento domiciliario como una posibilidad muy real y cercana, si es que no se han instalado de nuevo en ¨¦l.
Es la historia de un fracaso. Espa?a solo consigui¨® alejarse de las peores estad¨ªsticas de Europa en la incidencia de la pandemia de covid-19 entre las ¨²ltimas semanas de primavera y las primeras del verano, para volver a liderarlas con fuerza en pleno est¨ªo, con una enorme diferencia sobre pr¨¢cticamente cualquier otro pa¨ªs de su entorno. ?Qu¨¦ ha sucedido en ese tiempo?
Para encontrar respuesta hay que remontarse al propio estado de alarma. Al plan de desescalada. Su esp¨ªritu era mod¨¦lico, seg¨²n coinciden varios expertos: un levantamiento de restricciones asim¨¦trico que ir¨ªa avanzando seg¨²n las comunidades fueran teniendo una incidencia lo suficientemente reducida y logrando las capacidades suficientes para hacer frente a la epidemia con garant¨ªas. Pero hubo dos grandes problemas: Sanidad prefiri¨® no cuantificar cu¨¢l deb¨ªa ser esta incidencia ni estas garant¨ªas: no hab¨ªa unos par¨¢metros claros. Y muchas comunidades avanzaron de fase cuando no deb¨ªan. El caso m¨¢s claro es el de Madrid, que lleg¨® a la fase 2 prometiendo unas capacidades de vigilancia epidemiol¨®gica que nunca cumpli¨® y que, de ah¨ª, salt¨® a la nueva normalidad al terminar precipitadamente el estado de alarma antes de que todas las autonom¨ªas recorrieran el camino trazado inicialmente.
Miguel Hern¨¢n, catedr¨¢tico en epidemiolog¨ªa de la Universidad de Harvard y uno de los expertos que trabaj¨® en poner las bases de la transici¨®n, lo resume as¨ª: ¡°La nueva normalidad era otra cosa. Esto que hemos experimentado ha sido simplemente una desescalada apresurada sin hacer los deberes¡±. En su opini¨®n, para llegar a ese momento de restricciones laxas que se dio en llamar nueva normalidad se requer¨ªan cuatro condiciones que, a su juicio, no se han cumplido. La primera, liderazgo de las comunidades aut¨®nomas para crear y reforzar tanto capacidades asistenciales y diagn¨®sticas como de rastreo y aislamiento o cuarentena. La segunda, liderazgo del Gobierno espa?ol para definir indicadores epidemiol¨®gicos transparentes y armonizados que facilitaran acciones coordinadas. En tercer lugar un dise?o de las medidas concretas de la desescalada por expertos multidisciplinares ¡ªincluyendo especialistas en epidemiolog¨ªa y econom¨ªa¡ª para combinar una actividad econ¨®mica sostenible con el conocimiento cient¨ªfico disponible sobre el coronavirus. Por ¨²ltimo, un proceso continuado de toma de decisiones sobre apertura y cierre basado en la evaluaci¨®n de datos epidemiol¨®gicos de las tres semanas previas.
Miquel Porta, catedr¨¢tico experto en epidemiolog¨ªa, medicina preventiva y salud p¨²blica, cree que el fracaso de la nueva normalidad se remonta a antes incluso de la epidemia. ¡°No ha fallado que no hubiera criterios para la desescalada, sino la aplicaci¨®n de estos criterios¡±. Y esto ha sido as¨ª, en su opini¨®n, por la ¡°incapacidad del Estado¡±. ¡°Ni siquiera es un problema de pol¨ªticos, sino de aparatos del Estado¡±, subraya. Para que se entienda bien, pone el ejemplo de la Agencia Tributaria, frente a la inexistente Agencia de Salud P¨²blica que ¨¦l y otros colegas llevan a?os reclamando: ¡°Hacienda es un mecanismo engrasado, con herramientas del siglo XXI. Obviamente hay fraude y podr¨ªa funcionar mejor, pero cualquier impuesto municipal en cualquier rinc¨®n de Espa?a queda registrado. Lo nuestro [la salud p¨²blica y los servicios de vigilancia epidemiol¨®gica] funciona como en el siglo XIX; es como si hubiera un contable apuntando notas con manguitos y un ¨¢baco¡±.
Lo m¨¢s parecido que Espa?a ten¨ªa a esa agencia que reclama es el Centro de Coordinaci¨®n de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), un departamento del Ministerio de Sanidad con menos de media docena de funcionarios que quedaron desbordados al poco de empezar la crisis. No hab¨ªa siquiera un sistema capaz de recolectar los datos en tiempo y forma. Y, lo m¨¢s preocupante, todav¨ªa hoy no lo hay. Al menos, no del todo.
Sin rastreadores
Tampoco existe el suficiente n¨²mero de rastreadores y la capacidad de la atenci¨®n primaria, el dique de contenci¨®n de la segunda ola, est¨¢ muy por debajo del promedio europeo. Todo esto, junto al comportamiento de los ciudadanos y algunas empresas que no pusieron el suficiente ah¨ªnco en proteger a sus trabajadores, el empecinamiento por no renunciar al ocio nocturno y, seg¨²n se?alan algunos expertos, un cierto componente de aleatoriedad, han sumado un c¨®ctel que est¨¢ dejando una tremenda resaca en forma de restricciones y nuevos confinamientos.
Del CCAES sali¨® un documento, consensuado con las comunidades aut¨®nomas, que trataba de actuar de forma temprana para que los brotes no se convirtieran en transmisiones comunitarias y que, visto lo visto, ha tenido poco ¨¦xito. Es el Plan de respuesta temprana en un escenario de control de la pandemia por covid-19, aprobado el 16 de julio, cuando cientos de temporeros en Arag¨®n ya estaban contagi¨¢ndose. Establec¨ªa tres escenarios y medidas en cada uno de ellos. Pero, de nuevo, sin umbrales num¨¦ricos. No hab¨ªa cifras a partir de las cuales cerrar el ocio nocturno, restringir reuniones o confinar a poblaciones. Dos meses despu¨¦s, Madrid y el Gobierno central est¨¢n batallando sobre si 500 casos por 100.000 habitantes en 14 d¨ªas son suficientes para adoptar limitaciones a la movilidad a los ciudadanos. La Universidad de Harvard pone el umbral en 350.
Entre ese documento y la situaci¨®n de hoy hay un ¡°exceso de sesgo a la normalidad¡±, en palabras de Rafael Bengoa, uno de los expertos en Salud P¨²blica m¨¢s respetados de Espa?a. ¡°Est¨¢ justificado por parte de los ciudadanos porque despu¨¦s de estar encerrados casi cuatro meses es normal querer volver a la normalidad. Pero todos los Gobiernos saben que ese sesgo es peligroso en cualquier situaci¨®n. Deber¨ªamos haber tenido un plan m¨¢s solido de desconfinamiento. Todas las comunidades se ve¨ªan preparadas, pero algunas no lo estaban. Y si sumas eso a un comportamiento ciudadano muy irregular, se crea la tormenta perfecta¡±, se?ala.
Exceso de confianza
¡°Llamarlo nueva normalidad a lo mejor fue un fallo, porque nos hizo confiarnos¡±, reflexiona Sa¨²l Ares, cient¨ªfico del Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa. ¡°Mientras el virus est¨¦ con nosotros deber¨ªamos tener claras tres cosas: asistencia primaria reforzada a tope todo el tiempo; rastreadores, con casos o sin ellos, los que se recomiendan. Y tercero, aunque la incidencia sea baja, la poblaci¨®n deber¨ªa vivir con las reglas de cierto distanciamiento hasta que esto pase: evitar encuentros en interiores y siempre que sucedan con mascarilla, adem¨¢s de las normas de higiene¡±, explica.
En esta misma l¨ªnea se manifiesta Daniel L¨®pez Acu?a, que fue director de emergencias de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). ¡°Para mucha gente la nueva normalidad era volver a la normalidad, y ah¨ª ha estado un error fundamental: no asumir que est¨¢bamos volviendo a un momento de una curva que se hab¨ªa abatido pero donde el virus no hab¨ªa desaparecido¡±, apunta.
De aqu¨ª a que llegue la vacuna, es posible que haya que olvidar aquel concepto ef¨ªmero de nueva normalidad. Quedan meses por delante de batalla contra el virus, incluso una posible tercera ola. Para surfear esta y la que pueda venir de la mejor forma posible hace falta evaluaci¨®n. Bengoa y otros 19 colegas firmaron en la revista The Lancet un manifiesto pidiendo al Gobierno que expertos independientes estudien qu¨¦ ha fallado y propongan medidas para que no vuelva a suceder, porque, seg¨²n prev¨¦n todos ellos, cuando acabe esta, llegar¨¢n otras pandemias. ¡°Yo no ir¨ªa a buscar nueva normalidad¡±, se?ala Bengoa. ¡°S¨ª en cuanto a no tener que estar en distanciamiento social, pero volver a la normalidad pol¨ªtica, social, de inequidades que hay en el pa¨ªs no es lo que hay que hacer¡±. Junto a otro grupo de expertos, trabaja para la OMS en un documento a largo plazo que siente las bases de un sistema de salud mejor planificado, m¨¢s justo y respetuoso con el medio ambiente. En definitiva, aprender de los errores, algo que no siempre se ha dado bien en esta pandemia.
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