La ONU baja a la calle para estudiar la pobreza en Espa?a
Un experto de Naciones Unidas se reune durante dos semanas con quienes no suelen ser escuchados: personas sin hogar, trabajadoras dom¨¦sticas o pobres energ¨¦ticos
Normalmente son invisibles. Pero durante dos semanas son el centro de la agenda de un experto cuya misi¨®n es medir la desigualdad en Espa?a. Se trata del australiano?Philip Alston, relator especial de la ONU?sobre extrema pobreza y derechos humanos. Alston?no cobra un sueldo Naciones Unidas pero ha venido a examinar la vulnerabilidad en Espa?a para el organismo, y emitir¨¢ sus conclusiones preliminares este viernes 7 de febrero. Aterriz¨® en Espa?a el pasado 27 de enero, en el que ser¨¢ su ¨²ltimo viaje a un pa¨ªs como relator: en 2018 visit¨® Reino Unido y Estados Unidos y sus duros informes sobre la falta de pol¨ªticas sociales levant¨® ampollas en ambos gobiernos.
En Espa?a lleva d¨ªas reuni¨¦ndose con?quienes no suelen ser escuchados. Personas sin hogar en Bilbao, familias que sufren la pobreza energ¨¦tica en Barcelona, trabajadoras dom¨¦sticas inmigrantes o vecinos de la depauperada Ca?ada Real en Madrid. Una docena de visitas ¨Cque pasaron tambi¨¦n por?Galicia, Extremadura o Andaluc¨ªa¨C?en las que aquellos en situaci¨®n m¨¢s vulnerable aprovecharon para narrarle al emisario de la ONU los fallos de un sistema que permite que crezca una desigualdad?que sufren en silencio. Estas son algunas de las cosas que le contaron.
¡°Solo veo a mi madre para cenar. Trabaja mucho¡±
27 de enero | Reuni¨®n con familias en riesgo de exclusi¨®n | Madrid
¡°Espa?a nos est¨¢ machacando¡±, dice una de la decena de mujeres, en su mayor¨ªa migrantes, que se re¨²nen con Alston en la Fundaci¨®n Balia de Madrid. Le cuenta que apenas pueden respirar a fin de mes. Otra asegura depender de ayudas ¡°que nunca llegan¡±. El relator escribe. Apunta c¨®mo los cambios constantes de domicilio repercuten en la estabilidad de los hijos de estas mujeres. A sus notas sumar¨¢ el trabajo que ha realizado antes del viaje, cuando realiz¨® m¨¢s de 60 entrevistas telef¨®nicas y analiz¨® 40 documentos redactados por personas afectadas por la pobreza, organizaciones sociales y el mundo acad¨¦mico.?
Los chavales presentes en la reuni¨®n muestran nerviosos al relator c¨®mo es pasar la infancia en situaci¨®n de pobreza. Uno le habla en ingl¨¦s. Alston le sigue en el mismo idioma, pero el chico contin¨²a en espa?ol tras quedarse sin palabras: ¡°Solo veo a mi madre para cenar. Trabaja mucho¡±. El resto asiente.
La fundaci¨®n que acoge el encuentro atiende y acompa?a a mayores y peque?os para prevenir el abandono y el aislamiento. Se ha convertido en un segundo hogar para quienes apenas tienen uno. ¡°Para m¨ª la pobreza es una decisi¨®n pol¨ªtica¡±, responde Alston tras un largo silencio. ¡°Si un Gobierno quisiera acabar con ella, lo har¨ªa¡±, sentencia. En Espa?a, uno de cada cinco ciudadanos est¨¢ en riesgo de pobreza. Es decir, que sus ingresos no llegan al 60% de la mediana de renta del pa¨ªs. Para una persona sola, esto supone no llegar a los 8.871 euros anuales. El umbral es de?18.629 euros para dos adultos y dos ni?os.
Ninguna de las mujeres da su nombre para evitar la etiqueta de ¡°pobre¡±, pero todas conocen la vulnerabilidad. Una de ellas le ruega sinceridad en su informe: "Cuente lo que le hemos dicho, por favor". El relator admite la presi¨®n y la responsabilidad ¡°para forzar al Gobierno a mirar de cara al problema y pensar soluciones¡±.
Sin vivienda no hay padr¨®n. Y sin padr¨®n no hay sanidad
29 de enero | Reuni¨®n con personas sin hogar | Bilbao
¡°Vienen un australiano, una japonesa¡ Parece un chiste¡±. Hay nervios en la sala y toca romper el hielo hasta que llegue el relator para charlar con siete personas que han vivido sin hogar en Bilbao. Todos le quieren contar los mismos problemas: drogas, enfermedades, apuros econ¨®micos y empleo precario. Y calle. Mucha calle, hambre, fr¨ªo e invisibilidad. Sentir que nadie los ve cuando pasa a su lado.?
La situaci¨®n se recrudece en el caso de las mujeres. Los albergues est¨¢n pensados para los hombres y su vida sin hogar es a¨²n m¨¢s cruda y peligrosa, dice Desir¨¦e. Todav¨ªa m¨¢s para las inmigrantes, a?ade la hondure?a Katy. Alston apunta lo que le traduce la int¨¦rprete.
Javier, Paco, Richard, Jos¨¦ Mar¨ªa y Alberto, que conocen la vida sin una casa en la que refugiarse,? apuntan al padr¨®n bilba¨ªno como obst¨¢culo. Sin vivienda no hay padr¨®n. Y sin padr¨®n no hay sanidad ni prestaci¨®n econ¨®mica para evitar la calle. Dicen que la "renta de garant¨ªa de ingresos" ayuda pero no rescata. Eso s¨ª, es el primer paso hacia un futuro digno.
En Espa?a?hay unas 33.000 personas sin hogar, seg¨²n la?Estrategia Nacional Integral para Personas Sin Hogar 2015-2020.?Alston explica que trasladar¨¢ c¨®mo ¡°la obsesi¨®n burocr¨¢tica¡± lastra los derechos universales. No ser¨¢ f¨¢cil, avisa, pues cuesta equilibrar las demandas sociales y las capacidades de un Gobierno. Al menos, el especialista en derecho internacional y profesor de Derecho en la Universidad de Nueva York, ha tra¨ªdo ilusi¨®n a los presentes: le pueden contar sus problemas a alguien que tambi¨¦n se ha reunido con representantes ministeriales y Gobiernos aut¨®nomos.??
La pobreza energ¨¦tica afecta a m¨¢s de 19 millones de espa?oles
1 de febrero | Reuni¨®n con v¨ªctimas de la pobreza energ¨¦tica | Barcelona.
Nadie quiere tener que elegir entre pagar facturas o comer. El reto es subsistir, aun exponi¨¦ndose a desahucios o cortes de servicio el¨¦ctrico. Para muchos poder encender la calefacci¨®n es una utop¨ªa. Cerca de siete millones de personas no pueden permitirse en Espa?a mantener su vivienda a una temperatura adecuada o sufren retrasos en el pago de recibos, seg¨²n el Informe de Pobreza Energ¨¦tica en Espa?a 2018, de la Asociaci¨®n de Ciencias Ambientales. Son m¨¢s del 14% de la poblaci¨®n.?Muchos de ellos esconden sus dificultades para no sentir el estigma.
El relator se cita en Barcelona con personas que saben lo que es pasar fr¨ªo en casa. La reuni¨®n la dirigen las entidades sociales ABD y Ecoserveis, cuyos portavoces se muestran satisfechos tras ella. Es ¡°esencial¡±, dice, incorporar la pobreza energ¨¦tica a esta visita. "Alston se ha interesado?particularmente por la opini¨®n de los afectados hacia el papel que deben mantener las Administraciones p¨²blicas¡±, explican.?El enviado de la ONU les recalc¨® la importancia de que el sector p¨²blico y el privado se coordinen para ayudar a quienes est¨¢n en esta situaci¨®n de vulnerabilidad.?
El 46% de los gitanos vive en extrema pobreza
2 de febrero | Reuni¨®n con miembros de la comunidad gitana en la Ca?ada Real | Madrid
El relator visita la Ca?ada Real, una de las zonas m¨¢s vulnerables de la Comunidad de Madrid, con fuertes deficiencias en servicios b¨¢sicos como agua, electricidad o recogida de basuras (antes pase¨® tambi¨¦n, libreta en mano, por el Pol¨ªgono Sur, con condiciones similares, en Sevilla). En La Ca?ada escucha a familias gitanas que le hablan con normalidad de sufrir cortes de luz, del rechazo social o incluso de tener que convivir con ratas.
La Fundaci¨®n Secretariado Gitano lleva 40 a?os denunciando la estigmatizaci¨®n de esta comunidad, que sufre una tasa de extrema pobreza en el 46% de sus integrantes, seg¨²n sus datos.?Carolina Fern¨¢ndez, subdirectora de incidencia pol¨ªtica de la fundaci¨®n, aprovecha la reuni¨®n para acercar la realidad ¡°indigna¡± en la que vive una gran parte del colectivo: ¡°Mostramos que la segregaci¨®n residencial conlleva segregaci¨®n escolar¡±, dice. Seg¨²n esta organizaci¨®n, seis de cada 10 menores gitanos no termina la ense?anza obligatoria. ¡°Aunque existe un plan para la Ca?ada Real¡±, a?ade, ¡°tardaremos generaciones en ver desaparecer esas desigualdades¡±. Alston se va con el agradecimiento de quienes se han sentido, por fin, escuchados. Persisten, sin embargo, sus problemas.?
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