Polic¨ªas, militares y profesores recibir¨¢n la vacuna de AstraZeneca
Sanidad prioriza a las profesiones esenciales, ya que el f¨¢rmaco solo se puede inyectar a menores de 55 a?os
La vacuna de AstraZeneca ya tiene destinatarios. La comisi¨®n de Salud P¨²blica del Sistema Nacional de Salud, integrado por t¨¦cnicos del Ministerio de Sanidad y de las comunidades aut¨®nomas, ha decidido este martes que se pinche a trabajadores esenciales, entre los que se incluyen: fuerzas y cuerpos de seguridad (polic¨ªas nacionales, auton¨®micas y locales, y Guardia Civil); personal de emergencias (como bomberos o protecci¨®n civil, adem¨¢s de funcionarios de prisiones); fuerzas armadas; docentes, personal de educaci¨®n infantil, necesidades educativas especiales, y profesores de primaria y secundaria.
Son las modificaciones que se han hecho al plan de vacunaci¨®n en vigor hasta ahora, ya que tras la primera fase (residencias, personal sanitario y grandes dependientes) era el turno de los mayores de 80 a?os, a quienes no se inyectar¨¢ el f¨¢rmaco de AstraZeneca por no haber probado su eficacia en ellos. La comisi¨®n de Salud P¨²blica ya acot¨® la semana pasada que el f¨¢rmaco ir¨ªa destinado a personas de entre 18 y 55 a?os, pero todav¨ªa no se hab¨ªa pronunciado sobre los grupos concretos a los que ir¨ªa destinados. Ante esta inconcreci¨®n y con las dosis llegando a las comunidades, algunas, como Catalu?a, ya hab¨ªan anunciado que comenzar¨ªan a vacunar a estos colectivos. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ya ha advertido este martes de que el proceso ser¨¢ igual en toda Espa?a y que los grupos los determinar¨ªa el comit¨¦ de Salud P¨²blica.
El remedio de AstraZeneca tambi¨¦n ir¨¢ destinado a sanitarios que no est¨¦n en primera l¨ªnea, tal y como anunci¨® hace unos d¨ªas el ministerio ante la llegada de dosis el pasado fin de semana. Lo que no hab¨ªa hecho era concretar qui¨¦nes eran estos profesionales. En la reuni¨®n de este martes se ha acotado a, entre otros, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, personal de oficinas de farmacia, medicina legal, servicios de ayuda a domicilio, centros de menores y de centros de d¨ªa.
Para todos estos grupos ir¨¢n destinadas las 1,8 millones de dosis que Espa?a espera recibir en febrero, a falta de confirmar el n¨²mero de los pr¨®ximos meses. Este proceso se realizar¨¢ en paralelo a la fase 1, que va concluyendo entre residencias y sanitarios, y est¨¢ comenzando ya entre grandes dependientes en algunas comunidades. Antes de que estos acaben, tambi¨¦n se iniciar¨¢ la vacunaci¨®n entre mayores de 80 a?os. Cada grupo se va solapando con el anterior para que el proceso sea fluido. Cu¨¢ndo comiencen los ancianos depender¨¢ de cada comunidad aut¨®noma. Galicia, por ejemplo, ya ha anunciado que lo har¨¢ desde el 22 de febrero.
En la decisi¨®n final sobre las vacunas de AstraZeneca los expertos han descartado pinchar esta vacuna a enfermos vulnerables menores de 55 a?os, tal y como ven¨ªan reclamando algunas sociedades m¨¦dicas. El problema, como se?ala Jos¨¦ Luis Barranco, de la Sociedad Espa?ola de Medicina Preventiva, es que la vacuna tampoco se prob¨® en personas con algunas de las patolog¨ªas que las hacen m¨¢s susceptibles a contraer la enfermedad m¨¢s severa.
El grupo m¨¢s numeroso de los incluidos es el de los docentes, unos 760.000 entre infantil, primaria y secundaria, seg¨²n c¨¢lculos sindicales. Son m¨¢s que fuerzas de seguridad (unos 240.000), militares (unos 120.000), funcionarios de prisiones (unos 23.000) y bomberos (unos 20.000) juntos. Aunque se daba por descontado que estos ¨²ltimos quedar¨ªan entre el personal esencial que recibir¨ªa la vacuna, no estaba tan claro qu¨¦ suceder¨ªa con los profesores, ya que cuando se congel¨® la econom¨ªa en el primer estado de alarma, no fueron una actividad esencial: las clases presenciales estaban congeladas.
Varios sindicatos de profesores hab¨ªan reclamado en las ¨²ltimas semanas que los docentes fueran incluidos entre los grupos prioritarios a vacunar. ¡°Las autoridades sanitarias tienen que tomar las decisiones con criterios epidemiol¨®gicos, nosotros no lo vamos a cuestionar. Lo que s¨ª pensamos es que si queremos mantener los centros educativos abiertos, y no hace falta insistir en la importancia que ello tiene para el alumnado, sobre todo para el m¨¢s vulnerable, y tener una presencialidad segura, vacunar a los profesores ayudar¨¢¡±, afirma Francisco Garc¨ªa, secretario general de Ense?anza de CC OO.
En lo que va de curso, los centros educativos han resultado m¨¢s resistentes al virus de lo que la mayor¨ªa de expertos esperaba. El porcentaje de aulas confinadas, el ¨²nico indicador homog¨¦neo que ofrecen todas las autonom¨ªas, oscil¨® en el primer trimestre del curso entre el 0,7% y el 2% del total. Despu¨¦s de las vacaciones de Navidad, las cuarentenas crecieron r¨¢pidamente, pero el aumento empez¨® a ceder la semana pasada y el viernes la porci¨®n de aulas confinadas se situ¨® en el 1,4%.
Sim¨®n insisti¨® el lunes en que los alumnos, sobre todo los adolescentes, se contagian menos cuando est¨¢n en los centros educativos que fuera de ellos, gracias al cumplimiento de los protocolos de uso de mascarilla y distancia interpersonal, as¨ª como a la vigilancia a la que est¨¢n sometidos durante la jornada escolar. Ese bajo nivel de infecciones dentro de colegios e institutos explica que el Gobierno y las comunidades aut¨®nomas hayan estado de acuerdo hasta ahora en mantenerlos abiertos mientas otros pa¨ªses que tambi¨¦n se resist¨ªan a cerrarlos, como Alemania, el Reino Unido y Portugal, acababan haci¨¦ndolo.
¡°Me parece que los profesores est¨¢n menos expuestos que otros grupos, por el tipo de personas con que se relacionan, los ni?os, que son menos infecciosos¡±, afirma el pediatra y epidemi¨®logo Quique Bassat. ¡°Pero es cierto que han asumido un rol muy importante, gracias a ellos podemos mantener las escuelas abiertas y darles una cierta seguridad, subi¨¦ndolos un par de puestos en la lista de prioridades, no me parece una mala decisi¨®n. Siempre y cuando los ancianos y los enfermos vayan antes. Y los docentes, cuando su edad lo permita, reciban la vacuna que la poblaci¨®n mayor no puede recibir¡±, a?ade Bassat, investigador del instituto de Salud Global de Barcelona.
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