Par¨ªs recupera ¡°el arte de vivir a la francesa¡±, pero con lluvia y sin euforia
Francia reabre caf¨¦s, museos y teatros tras casi siete meses sin actividad de un largo invierno pand¨¦mico
Era un momento para la alegr¨ªa, una liberaci¨®n tras el largo invierno pand¨¦mico y los m¨¢s de 100.000 muertos, una inyecci¨®n de optimismo para la ciudad de los caf¨¦s y los museos que, desde el cierre hace m¨¢s de medio a?o de los caf¨¦s y los museos, hab¨ªa perdido algo de su esencia. Par¨ªs ha sido este mi¨¦rcoles una ciudad con m¨¢s alegr¨ªa y ligereza de lo habitual, pero no fue una fiesta.
El inicio de la reapertura, un proceso por etapas que debe terminar al final del pr¨®ximo mes, qued¨® deslucido por los aguaceros y por la reticencia de muchos franceses a lanzar campanas al vuelo un a?o despu¨¦s del primer desconfinamiento. Si alguien esperaba una explosi¨®n de j¨²bilo o una sensaci¨®n de liberaci¨®n colectiva tras meses de cierre, sali¨® decepcionado.
La fiesta iba por barrios. Medio vac¨ªos los caf¨¦s sin un renombre especial o alejados de las zonas m¨¢s concurridas y algunos comercios cerrados definitivamente, da?os colaterales de la crisis; colas, fot¨®grafos y c¨¢maras ante en los establecimientos c¨¦lebres, como en los legendarios Deux-Magots y Flore, en el barrio de Saint-Germain-des-Pr¨¨s, frecuentados en los a?os cuarenta y cincuenta por Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre y sus amigos existencialistas.
¡°Los franceses se han visto privados de una forma de libertad y de convivialidad, y ya sabe que en Francia nos gusta pasar el rato discutiendo, debatiendo en las terrazas¡±, comentaba en Deux-Magots, Patrick Roger, director general de la emisora Sud Radio. ¡°Se ha abierto una compuerta, ahora bien: no hay que olvidar que muchos restauradores han decidido no abrir: sus terrazas son peque?as y no es rentable, o no tienen protecci¨®n ante la lluvia. Hay un sentimiento mitigado¡±.
Eran las diez de la ma?ana, y Roger acaba de presentar el programa matutino de Sud Radio en una mesa en la terraza del caf¨¦ que, a esa hora, ya estaba lleno. Las tacitas con caf¨¦ solo y los croissants sobre las mesas hab¨ªan vuelto a formar parte del paisaje de las calles parisinas. Cinco personas esperaban su turno para sentarse. Alguien pidi¨® una botella de champ¨¢n.
¡°?Par¨ªs es la libertad! ?Es reencontrar un poco de ganas de vivir!¡±. Emmanuel Delhoume, profesor de ajedrez de 50 a?os, hace cola ante el vecino caf¨¦ de Flore junto uno de sus cinco hijos, Ca?us, de 10 a?os. ¡°Le he dicho: ¡®Ca?us, hoy tiene derecho a no ir a la escuela. No: tienes la obligaci¨®n de no ir¡¯. A los diez a?os, no quiero que se acuerde solo del confinamiento. Quiero que se acuerde que, en este d¨ªa, estuvo en el caf¨¦.¡±
Y as¨ª es como ha decidido pasar con ¨¦l una jornada de caf¨¦s. El culto a la terraza, que como dec¨ªa Roger es el culto a la conversaci¨®n, pero tambi¨¦n a las horas perdidas o de trabajo, a la convivencia con extra?os, al ¡°arte de vivir a la francesa¡±, como proclam¨® el presidente Emmanuel Macron al anunciar, a finales de abril, un calendario para la reapertura en el que el 19 de mayo estaba marcado con el jour J, el d¨ªa D, el principio del fin.
Macron se apresur¨® a demostrarlo, a primera hora de la ma?ana, con un v¨ªdeo de ¨¦l, junto a su primer ministro, Jean Castex, en una terraza cerca del palacio del El¨ªseo, la sede presidencial. Fue el d¨ªa de las fotos y las selfis en las redes sociales. No de personas inyect¨¢ndose la vacuna ¡ªya son 30,8 millones quienes han recibido al menos una vacuna en Francia, un ritmo acelerado tras los titubeos iniciales¡ª, sino de personas en la terraza, s¨ªmbolo, tanto o m¨¢s que la vacuna, de la liberaci¨®n.
Nous y sommes !
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) May 19, 2021
Terrasses, mus¨¦es, cin¨¦mas, th¨¦?tres¡ Retrouvons ce qui fait notre art de vivre. Dans le respect des gestes barri¨¨res. pic.twitter.com/UXfOKur9D0
En parte debido a una incidencia del virus elevada en la tercera ola de la covid-19, la desescalada ¡ªo desconfinamiento, como dicen en Francia¡ª ha sido m¨¢s lento que en otros pa¨ªses y por eso m¨¢s ansiado.
En la primera etapa, abren las terrazas, pero no los interiores de restaurantes y caf¨¦s. En los cines solo se permite llenar un 35% del aforo. Los museos podr¨¢n acoger una persona por cada ocho metros cuadrados. El toque de queda se aplaza de las 19.00 a las 21.00 horas. En la segunda etapa, a partir del 9 de junio, restaurantes y caf¨¦s podr¨¢n abrir del todo y el toque de queda se aplazar¨¢ a las 23.00. En la etapa final, el 30 de junio, se levantar¨¢ el toque de queda y las restricciones.
Una de las im¨¢genes del d¨ªa fue la cola antes los cines desde las ocho de la ma?ana, cuando empezaban las primeras sesiones. Louna, una estudiante de 20 a?os, vio la reci¨¦n estrenada Drunk, de Thomas Vinterberg, en una de esas sesiones madrugadoras. Al mediod¨ªa hac¨ªa cola junto a su amiga Clara, de la misma edad y estudiante tambi¨¦n, ante el cine de reestreno Le Champo, en el Barrio Latino, para ver su segunda pel¨ªcula del d¨ªa: L¡¯avventura de Michelangelo Antonioni.
¡°Echaba de menos poder estar con otras personas en la sala, y la pantalla¡±, dijo Louna. ¡°Es tan diferente ver una pel¨ªcula en casa que en un ordenador¡±, a?adi¨® Clara.
En frente, el caf¨¦ Le Sorbon solo ten¨ªa tres mesas ocupadas. ¡°Con la pandemia no hay estudiantes, ni turistas, aunque ya viene de antes¡±, lamentaba Philippe Roche, el patr¨®n. Ni colas ni selfis, nada que ver con el Flore o el Deux-Magots. El desconfinamiento no era una fiesta para todos. Lo dif¨ªcil viene ahora.
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