Cuando 26 ni?os fueron las neveras de las vacunas: as¨ª viaj¨® la inmunizaci¨®n contra la viruela de Espa?a a Filipinas

En 1803 el cirujano espa?ol Francisco Javier de Balmis se embarc¨® en la que est¨¢ considerada como la primera misi¨®n humanitaria de la historia para llevar la vacuna de la viruela a todos los territorios espa?oles de ultramar: la Real Expedici¨®n Filantr¨®pica de la Vacuna. En el siglo XVIII la viruela fue la peor pandemia de la humanidad y solo en Europa mat¨® a 60 millones de personas. En 1796 el ingl¨¦s Edward Jenner descubri¨® c¨®mo frenar esta plaga: inocul¨® a humanos la viruela que padec¨ªan los bovinos, que era m¨¢s benigna y los inmunizaba. De Balmis, militar y m¨¦dico de la corte, convenci¨® a Carlos IV para sufragar una expedici¨®n sanitaria que llevara este remedio a Am¨¦rica y Filipinas. Ante trayectos tan largos y a falta de un m¨¦todo de conservaci¨®n para transportar las muestras, opt¨® por usar a ni?os sanos a los que fue inyectando el virus bovino paulatinamente para que llegara fresco a puerto.

El Archivo General de Indias de Sevilla muestra ahora, por primera vez, los nombres de los correos humanos de una de esas traves¨ªas: la lista de los 26 ni?os que partieron del puerto de Acapulco rumbo a Manila en febrero de 1805 y que, en contra de la creencia general, no eran hu¨¦rfanos obligados a realizar la traves¨ªa, sino ni?os de cuatro a 14 a?os que proced¨ªan de distintos territorios de M¨¦xico (Zacatecas, Fresnillo o Quer¨¦taro) cuyos padres hab¨ªan autorizado el viaje a cambio de una ¡°gratificaci¨®n¡±. El revelador y detallado documento incluye los nombres de los padres, la edad de los menores ¨Dtodos varones¨D, la procedencia y la ¡°calidad¡±, un casillero en el que aparece si son ¡°espa?oles¡± o ¡°mestizos¡±. Mart¨ªn Marqu¨¦s, de cuatro a?os, hijo de ¡°don Genaro y do?a Mar¨ªa Carrillo, espa?oles¡± es uno de los m¨¢s peque?os; mientras que Jos¨¦ Dolores Moreno, de 14, es el mayor. En la lista hay tres menores ¡°de padres no conocidos¡± y otros cinco en los que solo aparece el nombre de la madre.

El documento, N¨®mina de los ni?os que Francisco Javier de Balmis llev¨® a Filipinas en la expedici¨®n filantr¨®pica de la vacuna, aparece en la exposici¨®n junto a un grabado de 1804 en el que se ve un ni?o ¡°con tres botones [p¨²stulas] con la evoluci¨®n de tama?o y aspecto¡± de las zonas de aplicaci¨®n de la vacuna junto a la lanceta ¨Dpeque?o bistur¨ª¨D que Balmis usaba para inocular el suero infectado.

Ambos objetos forman parte de la muestra El poder de los archivos: conservar y curar la memoria, que podr¨¢ verse hasta el 15 de septiembre y que re¨²ne 15 documentos relacionados con la medicina que se exponen por primera vez. Van desde la petici¨®n del m¨¦dico y cirujano Alonso Hern¨¢ndez de Santaella en 1564 al Consejo de Indias de una licencia para viajar y establecerse en Guatemala, hasta una carta de Cuba de 1823 acuchillada y sumergida en una soluci¨®n de agua y vinagre para evitar la transmisi¨®n del c¨®lera. Algo parecido a las soluciones hidroalcoh¨®licas que se utilizan hoy para evitar la transmisi¨®n del coronavirus. Adem¨¢s, se muestra el proceso de trabajo, los materiales e instrumentos del taller de restauraci¨®n del Archivo de Indias que conserva m¨¢s de 38.000 legajos de los siglos XV al XIX.

De Balmis (Alicante, 1753-Madrid, 1819), quien zarp¨® de La Coru?a con 22 ni?os hu¨¦rfanos y fue vacunando y creando juntas de vacunaci¨®n en ciudades de Am¨¦rica y Asia hasta 1806, conservaba la vacuna en esas largas traves¨ªas inyect¨¢ndole el virus cada 10 d¨ªas a dos ni?os sanos, que enfermaban pero no mor¨ªan. A los inoculados les sal¨ªan unas p¨²stulas de las que el m¨¦dico extra¨ªa el suero que inyectaba a los dos siguientes y as¨ª sucesivamente, por lo que en cada puerto necesitaba nuevos receptores. El visionario m¨¦dico ha dado nombre al operativo que se cre¨® en marzo de 2020 cuando se declar¨® la pandemia para la desinfecci¨®n de infraestructuras p¨²blicas con 2.500 agentes de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado: Operaci¨®n Balmis.

En la expedici¨®n inicial viajaban otros dos m¨¦dicos, tres enfermeras, dos practicantes y la enfermera y rectora del orfanato de La Coru?a, Isabel Zendal, quien cuido con mimo a los ni?os entre los que se encontraba su hijo de nueve a?os y que ha dado nombre al pol¨¦mico hospital de emergencias construido en Madrid para luchar contra la covid-19.

Esther Cruces, directora del Archivo General de Indias (AGI), explica que la instituci¨®n custodia documentaci¨®n sobre ¡°casi todas las materias¡±, puesto que cualquier empresa que se acometiera en las posesiones espa?olas de ultramar deb¨ªa contar con el consentimiento del consejo. ¡°Un buen ejemplo de esta diversidad son los documentos que presentamos en esta exposici¨®n: planos de hospitales de finales del siglo XVIII para Montevideo y Cuman¨¢, un dibujo de una pierna ortop¨¦dica ideada por un cirujano militar en 1816 o tres hojas de quina amarilla de 1789, porque a veces las peticiones se acompa?aban de muestras de forma que aqu¨ª conservamos plantas, telas, plumarias, azogue o monedas¡±, comenta Cruces. Aclara que los expedientes, adem¨¢s de documentos escritos aportaban informaci¨®n gr¨¢fica (planos y dibujos) y, en ocasiones, muestras de las cuales se han conservado pocas, dada su fragilidad.

Manuel ?lvarez, jefe del departamento de Conservaci¨®n y coordinador de la muestra, explica que esta es un homenaje al personal sanitario que ha luchado contra la covid-19; por lo que han seleccionado documentos relacionados con epidemias y con los m¨¦todos que utilizaron la Corona y la Iglesia para frenarlas. Plagas como la de ¡°la temida peste del sarampi¨®n¡± que afect¨® a la tercera parte de la poblaci¨®n de Quito en 1785 y en la que las autoridades tomaron medidas de aislamiento como describe una misiva de Juan Jos¨¦ de Villalengua.

Las hojas de quina aparecen junto a un dibujo de la planta de guaco y una carta del boticario mayor del rey de 1790 en la que habla de la eficacia del guaco contra la mordedura de las culebras. ¡°Por el dibuxo [¡­] es imposible adivinar el g¨¦nero de planta de esta especie, asegur¨¢ndose que es nueva, esto es, desconocida hasta ahora de los escritores bot¨¢nicos. Por fortuna, se cr¨ªa en abundancia en Mariquita, donde reside [¡­] don Joseph Celestino Mutis que, sin duda, la hab¨ªa descrito, hecho dibuxar completamente y recogido las observaciones de sus virtudes con la cr¨ªtica propia de su conocimiento en la medicina y cirug¨ªa¡±, reza la carta.