¡°Los grandes pensadores han legitimado que las mujeres somos juguetes, regalos y vasijas¡±
La fil¨®sofa feminista Ana de Miguel, autora de ¡®?tica para Celia¡¯, defiende ense?ar con perspectiva de g¨¦nero: ¡°Saber por qu¨¦ las mujeres han estado excluidas del conocimiento es conocimiento¡±
La fil¨®sofa y profesora feminista Ana de Miguel (Santander, 59 a?os) disecciona en su ¨²ltimo ensayo c¨®mo la historia del pensamiento ha evolucionado con un mensaje diferente para hombres y para mujeres. En ?tica para Celia. Contra la doble verdad (Ediciones B), la pensadora revisa mitos y autores con retranca y sin piedad: desde Zeus y su af¨¢n violador a la envidia de pene que proclam¨® Sigmund Freud o la educaci¨®n de las mujeres para hacer ¡°la vida dulce y agradable a los hombres¡± que defend¨ªa Rousseau. De Miguel pide que ahora sean ellos quienes miren desde el lugar de las mujeres y subraya que no es un libro para chicas igual que ?tica para Nic¨®maco, de Arist¨®teles, no era solo para chicos. ¡°La filosof¨ªa y la ¨¦tica han instaurado y legitimado un sentido de la vida distinto, a menudo opuesto, para los hombres y las mujeres¡±, defiende la pensadora, que imparte Filosof¨ªa y G¨¦nero e Inform¨¢tica y Sociedad en la Universidad. Mientras responde a las preguntas por videollamada desde Santander, est¨¢ pendiente del t¨¦cnico que ha ido a cambiarle las persianas y, en un receso, tiende una lavadora. Tareas peque?as, s¨ª, pero que pueden marcar la visi¨®n del mundo, ¡°sobre todo condicionan la de quien ha escrito un libro de ¨¦tica a su hijo sin haber puesto una lavadora en su vida¡±. La conversaci¨®n empieza con la ¨²ltima pol¨¦mica educativa: incluir perspectiva de g¨¦nero en el aprendizaje del alumnado.
Pregunta. ?Considera necesario incluir perspectiva de g¨¦nero en las matem¨¢ticas de primaria?
Respuesta. El sistema educativo tiene que incluir siempre una perspectiva cr¨ªtica respecto a cu¨¢l es el sentido de la vida en la comunidad humana, sobre qui¨¦nes somos, de d¨®nde venimos. Y reflexionar sobre por qu¨¦ a las mujeres se las excluy¨® durante miles de a?os, no ya de la educaci¨®n, sino de lo que se consideraba bueno y valioso para los hombres. Pensar sobre por qu¨¦ Plat¨®n pone en su academia que all¨ª no puede entrar nadie sin saber geometr¨ªa y que no puede entrar ninguna mujer. Saber por qu¨¦ las mujeres han estado excluidas del conocimiento forma parte del conocimiento.
El sistema de dominaci¨®n patriarcal es el m¨¢s invisible. Solo se hace visible si lo estudiamos
P. ?Por qu¨¦ cree que ha despertado tanto recelo este asunto?
R. Lo comprendo muy bien. No tanto el de algunos partidos que lo usan para provocar y marcar territorio, sino el de los docentes. El sistema de dominaci¨®n patriarcal es el m¨¢s invisible, solo se nos hace visible si lo estudiamos. Pongo un ejemplo, porque solo con conceptos se ve. Yo ten¨ªa 19 a?os durante el golpe de Estado del 23-F. Estudiaba ya Filosof¨ªa en Salamanca y ten¨ªa mucha conciencia feminista. Cuando vimos las im¨¢genes, ninguna nos fijamos en que no hab¨ªa mujeres en el Parlamento. Teor¨ªa etimol¨®gicamente viene de ver. Vemos a trav¨¦s de los conceptos. Eso lo saben las cient¨ªficas: la tierra es redonda, aunque la veamos plana. No hab¨ªa mujeres y no lo ve¨ªamos. Hay que comprender que no lo vean, que les parezca una chorrada. Sin teor¨ªas ni conceptos no puedes ver la importancia crucial de la desigualdad entre hombres y mujeres. La humanidad ha tenido un grand¨ªsimo progreso cient¨ªfico, t¨¦cnico y art¨ªstico, pero no moral. Es la clave. Podemos hablar en la distancia, como t¨² y yo ahora, pero no me hace falta se?alar Afganist¨¢n para ver que el proyecto de vida de la gente est¨¢ amenazado. Hay tal desigualdad econ¨®mica y entre mujeres y hombres que no podemos hablar casi de progreso moral. Lo ha habido, pero es raqu¨ªtico al lado del cient¨ªfico y t¨¦cnico.
La humanidad ha tenido un grand¨ªsimo progreso cient¨ªfico, t¨¦cnico y art¨ªstico pero no moral. Esa es la clave
P. ?Por qu¨¦ decide escribir ?tica para Celia y denunciar lo que llama ¡°la doble verdad¡±?
R. Quer¨ªa pegar un pu?etazo en la mesa para decirles ya a los hombres intelectuales y a los chicos j¨®venes que se pongan de una vez en el lugar de las mujeres. El patriarcado siempre les ha dicho ¡®ponte en tu lugar, en el de tu deseo y tu proyecto de vida¡¯, nunca en el de una mujer. En el momento en que un chico se pone en el lugar de una mujer, la prostituci¨®n desaparece, la violaci¨®n desaparece. Los grandes fil¨®sofos morales han legitimado a los hombres para que ni nos vieran. Cuando se re¨²nen solos dicen: ¡°Nosotros, el pueblo reunido¡±. No se dan cuenta de que si est¨¢n reunidos es porque previamente han prohibido a las mujeres ir a esas asambleas, todo su progreso moral y t¨¦cnico ha sido a costa de anular a las mujeres.
Los grandes fil¨®sofos morales han legitimado a los hombres para que ni nos vieran a nosotras
P. Se remonta a Zeus y a veces parece que no estamos tan lejos.
R. Escribiendo me herv¨ªa la sangre, por eso tengo que usar el humor, el ¨²nico ant¨ªdoto razonable para asumir que los grandes escritores que forjaron mi visi¨®n del mundo, como Homero o Henry Miller, consideraron que las mujeres somos seres insignificantes. Homero nos tomaba el pelo. ?C¨®mo puede convencernos de que las tres diosas m¨¢s importantes del Olimpo est¨¢n peleadas a morir para ver cu¨¢l es la que est¨¢ m¨¢s buena y eso, ni m¨¢s ni menos, es el origen de la guerra de Troya? No podemos tolerar m¨¢s esta tomadura de pelo. ?Vamos a seguir leyendo a Arist¨®teles, a Plat¨®n, a Nietzsche, a L¨¦vi Strauss? S¨ª. Vamos a aprender de ellos, pero sin dejar de se?alar que el problema de la humanidad es que estos genios legitimaron que ellas eran juguetes, regalos, o vasijas. Para Arist¨®teles somos vasijas en las que se cuecen los hijos que engendran ellos, para Strauss somos el regalo m¨¢s valioso que se hacen unos hombres a otros, para Nietzsche el juguete m¨¢s peligroso, para Darwin claramente inferiores... Este es el problema y no la religi¨®n cristiana que se?alan todos mis estudiantes. La culpa es de que Nietzshe, que escribe El Anticristo, en esto es igual que la Biblia. A las mujeres hay que dominarlas y son nuestro entretenimiento o nuestro bot¨ªn de guerra. Eso lo han teorizado todos los grandes intelectuales. Y eso es lo que hay que ense?ar en el instituto porque si no haremos que chicos y chicas no comprendan la sociedad actual.
Para Strauss somos el regalo m¨¢s valioso que se hacen unos hombres a otros, para Nietzsche el juguete m¨¢s peligroso, para Darwin claramente inferiores
P. Utiliza un pseud¨®nimo, Celia, en lugar del nombre de su hija.
R. Es un libro para mi hija y para mi hijo. Eleg¨ª un nombre de chica porque mi hijo tiene que leer ese libro como si fuera para ¨¦l. Es tambi¨¦n para ellos igual que nadie cuestiona que ?tica para Nic¨®maco, de Arist¨®teles, tambi¨¦n es para nosotras. Hay tambi¨¦n una consideraci¨®n moral. En pleno siglo XIX, Hegel consideraba que nosotras no somos sujetos morales porque deseamos lo que debemos y debemos lo que deseamos. Hubiera deseado poner el nombre de mi hija, pero como soy una persona moral y reflexiva, me he puesto el l¨ªmite de no poner su nombre por si le puede condicionar. Y, en tercer lugar, hago un sentido homenaje a mi maestra, Celia Amor¨®s, y a la ni?a rebelde de la que escribi¨® Elena Fortuny, que tambi¨¦n se llamaba Celia.
P. ?Por qu¨¦ cree que no terminan de entrar las fil¨®sofas a los libros de texto ni en los ex¨¢menes de Selectividad?
R. Porque los profesores y profesoras siguen muy presos de la concepci¨®n patriarcal: ?C¨®mo no dar a Arist¨®teles, a Hume, a Nietzsche, a Ortega y Gasset! Simplemente no les queda hueco. Ense?ar a fil¨®sofas en general es importante, pero m¨¢s a¨²n es estudiar a Simone de Beauvoir, que hizo ver el inmenso problema de la cultura occidental, que el var¨®n se identificaba con el ser humano neutral. Hay que explicar por qu¨¦ Kant, el gran humanista, legitima que las mujeres no puedan pensar. Esa es la clave. Introducir a mujeres nunca ser¨ªa suficiente.
P. En su libro recupera la reflexi¨®n de De Beauvoir sobre por qu¨¦ la humanidad ha valorado m¨¢s al que quita la vida, el guerrero, que a quien la da, la mujer. ?Hasta qu¨¦ punto eso ha condicionado la historia?
R. Absolutamente. Solo los hombres reflexionaron sobre qui¨¦n es el ser humano y qu¨¦ es lo importante en la vida porque a las mujeres se lo prohibieron. Y eso ha supuesto una visi¨®n absolutamente distorsionada. La mitolog¨ªa griega lo explica muy bien: las mujeres no pudieron expresar nada, estaban encerradas en el gineceo, no se les toleraba hablar de qui¨¦n es el ser humano. Imaginaron que el ser humano es quien rompe los l¨ªmites de la ciencia o la t¨¦cnica para poder volar, pero lo hicieron a costa de limitar a las mujeres a los cuidados. Adam Smith no comprende la econom¨ªa, porque cuando se hace la c¨¦lebre pregunta de a qui¨¦n debe el filete que est¨¢ cenando, contesta que no es a la benevolencia del carnicero, sino a su inter¨¦s ego¨ªsta. Todos buscamos nuestro propio bien peor, como dice Katrine Mar?al en el libro ?Qui¨¦n le hac¨ªa la cena a Adam Smith?, este hombre le deb¨ªa el filete a su madre. Todo ser humano ha recibido cuidados y eso lo olvida la filosof¨ªa. Solo puedes conseguir todo si hay seres humanos explotados a tu servicio. La filosof¨ªa empieza una vez que ya han teorizado que los cuidados no existen, no forman parte de la reflexi¨®n humana porque los hacen mujeres que tampoco forman parte de esa reflexi¨®n. Arist¨®teles sostiene que el ser humano es sociable por naturaleza. En realidad, el ser humano es cuidable por naturaleza.
Adam Smith le deb¨ªa el filete a su madre. Todo ser humano ha recibido cuidados y eso lo olvida la filosof¨ªa
P. Habla de uno de los fines de la filosof¨ªa moral, disfrutar una vida buena. ?Es posible garantizar eso con la educaci¨®n y el conocimiento?
R. Garantizado no tenemos nada, pero las personas nos somos tan distintas. Para tener una buena vida necesitamos seguridad. ?Qu¨¦ proyecto de vida vas a construir si hoy no tienes trabajo o te echan ma?ana? La educaci¨®n y la reflexi¨®n nos hacen ver que la primera necesidad del ser humano es la seguridad, por eso inventamos el fuego.
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