La tercera dosis agrava la desigualdad mundial en el acceso a las vacunas frente al coronavirus
La OMS recuerda que la evidencia sobre los pinchazos de refuerzo ¡°no es concluyente¡± y ruega a los pa¨ªses ricos que esperen a que los pobres inmunicen a sus ciudadanos antes de universalizarlos
La humanidad se ha enfrentado en las ¨²ltimas d¨¦cadas a pocos retos m¨¢s globales que la pandemia del coronavirus. La respuesta a la crisis 20 meses y 4,5 millones de fallecidos m¨¢s tarde, sin embargo, no muestra un mundo m¨¢s cohesionado y solidario, sino otro dirigido por los intereses nacionales y en el que las desigualdades entre pa¨ªses se consolidan. Ocurri¨® en la primera ola, cuando las fronteras se cerraban para no compartir productos b¨¢sicos. Volvi¨® a pasar con las primeras vacunas, acaparadas por los pa¨ªses ricos. Y ahora, con el debate sobre la necesidad de la tercera dosis abierto, los de mayor renta se disponen a usar varios cientos de millones de vacunas que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) ruega que sean destinados a pa¨ªses que a¨²n no han podido proteger a sus colectivos m¨¢s vulnerables. Menos del 2% de la poblaci¨®n de los pa¨ªses pobres est¨¢ protegida, seg¨²n este organismo.
¡°Ha faltado una visi¨®n global para hacer frente a la pandemia¡±, lamenta ?frica Gonz¨¢lez, catedr¨¢tica en el Centro de Investigaciones Biom¨¦dicas (Cinbio) de la Universidad de Vigo. ¡°Si la tuvi¨¦ramos, el centro del debate ser¨ªa ahora c¨®mo aumentar la cobertura vacunal en todo el mundo y no si dar la tercera dosis solo en algunos pa¨ªses. El riesgo es que surjan variantes que hagan in¨²tiles todas las vacunas actuales¡±, a?ade esta experta. Quique Bassat, epidemi¨®logo e investigador ICREA del instituto ISGlobal, defiende una posici¨®n parecida: ¡°Estamos repitiendo errores. Israel y Estados Unidos [que han anunciado el tercer pinchazo para toda la poblaci¨®n adulta] ir¨¢n por su lado, pero la clave estar¨¢ en si todos los pa¨ªses les siguen o la limitan a los colectivos para los que ha quedado acreditado que es necesaria¡±.
Entre los grandes pa¨ªses europeos, Francia y Alemania han anunciado que administrar¨¢n a partir de septiembre un pinchazo de refuerzo a la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable ¡ªen el primer caso con criterios bastante laxos¡ª y a los mayores de 65 a?os. Espa?a, por ahora, aguarda a que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) se posicione.
La OMS, en cambio, pide a los pa¨ªses ricos una moratoria que retrase el tercer pinchazo. ¡°La evidencia sobre los beneficios de las dosis de refuerzo no son concluyentes. Nos enfrentamos, adem¨¢s, a un problema moral cuando hay una gran parte de la poblaci¨®n mundial sin vacunar. Los pa¨ªses ricos pueden no usar estas dosis para que otros puedan disponer de ellas. Estamos todos en el mismo barco y tratar solo a una parte de las personas no ayudar¨¢ a salir de la pandemia¡±, suplic¨® este mi¨¦rcoles el director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
La ciencia y la industria farmac¨¦utica, con enorme apoyo p¨²blico ¡ªhasta 10.000 millones de euros, seg¨²n M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF)¡ª, han logrado un ¨¦xito sin precedentes al desarrollar una docena de vacunas en un a?o y medio. Tambi¨¦n, y a pesar de los problemas iniciales, ha crecido la capacidad global de producci¨®n. En un planeta con 7.800 millones de habitantes, se necesitaban este a?o entre 10.000 y 14.000 millones de inyecciones. Las previsiones de la industria son que en diciembre se superar¨¢n los 12.000.
Unos logros que, sin embargo, siguen sin garantizar que la vacuna llegue a tiempo a todos los que la necesitan. Seg¨²n Our World in Data, las coberturas presentan diferencias abismales entre pa¨ªses. Mientras varios de los m¨¢s ricos, entre ellos Espa?a, rozan el 70% de la poblaci¨®n con la pauta completa, muchos de los m¨¢s pobres siguen por debajo del 1%. La media mundial que sale de estas grandes disparidades es de uno de cada cuatro habitantes del globo protegidos.
El sistema Covax, participado por la OMS y que pretende asegurar vacunas para al menos el 20% de la poblaci¨®n de los pa¨ªses participantes en el programa, era la llave para hacer compatible que los pa¨ªses ricos se aseguraran sus dosis lo antes posible ¡ªdespu¨¦s de todo, son los que adelantaron el dinero y donde tienen su sede las grandes farmac¨¦uticas¡ª y que la vacuna llegara luego al resto del planeta. Pero la iniciativa no est¨¢ funcionando al ritmo que se esperaba y justo ahora, cuando se atisbaba un incremento de los viales disponibles, la tercera dosis amenaza con reducirlos. Covax deber¨ªa haber recibido ya 640 millones de vacunas (2.000 millones en todo el a?o), pero apenas le han llegado 160 millones.
Irene Bernal, responsable de acceso a medicamentos de la organizaci¨®n independiente Salud por Derecho, sostiene: ¡°Covax no ha recibido la financiaci¨®n que necesitaba y tampoco se la ha considerado un actor prioritario a la hora de adquirir vacunas. Los gobiernos la han relegado y han preferido acaparar dosis. El problema de base es que es un programa que depende de la voluntad pol¨ªtica de los pa¨ªses ricos y las farmac¨¦uticas¡±, explica.
Reventa de vacunas
El resultado es un planeta convertido en un aut¨¦ntico bazar de vacunas. En unos casos, las dosis se revenden. Es lo que ha hecho Polonia con Australia con un mill¨®n de dosis de Pfizer. En otros, se donan. Es lo que est¨¢n haciendo Estados Unidos, Canad¨¢ y la Uni¨®n Europea, que adquirieron varias veces la cantidad que necesitaban. Espa?a ha comprometido el env¨ªo a trav¨¦s de Covax de m¨¢s de seis millones de dosis a pa¨ªses latinoamericanos.
Esta situaci¨®n, en la que los pa¨ªses menos desarrollados quedan relegados a la hora de tener acceso a las vacunas, es la que ha avivado el debate sobre las patentes. La Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) retomar¨¢ en su consejo general del mes de octubre la iniciativa de India y Sud¨¢frica, apoyada por m¨¢s de 100 pa¨ªses (entre ellos Estados Unidos), para liberar las licencias. El objetivo no solo es incrementar la producci¨®n, sino hacerlo en los pa¨ªses menos desarrollados para que sean autosuficientes.
Irene Bernal considera que ¡°la tercera dosis puede causar un nuevo cuello de botella en la producci¨®n de vacunas que debe afrontarse desde varios frentes¡±. ¡°Las patentes son solo un primer paso que debe acompa?arse de la transferencia del conocimiento por parte de las compa?¨ªas. Si no est¨¢n dispuestas a dar este paso, dilatamos el acceso y perderemos miles de vidas que hoy tienen una oportunidad¡±, sostiene.
Las diferencias de coberturas vacunales entre pa¨ªses, sin embargo, ya no se deben solo a una cuesti¨®n de renta. Una nueva variable ha entrado en juego en los ¨²ltimos meses y amenaza con convertirse en otro tal¨®n de Aquiles en la lucha contra la pandemia: el rechazo a vacunarse de partes importantes de la poblaci¨®n. Es un problema, admiten los expertos, tan dif¨ªcil de afrontar como las desigualdades y que obedece a una compleja mezcla ¡ªdistinta en cada pa¨ªs¡ª de desconfianza hacia los gobiernos, ignorancia y tendencias dif¨ªciles de catalogar.
En Estados Unidos, primer pa¨ªs junto al Reino Unido en iniciar la vacunaci¨®n masiva, el ritmo de la campa?a hace meses que ha perdido fuelle y apenas tiene el 51% de la poblaci¨®n completamente inmunizada. Rusia, que desarroll¨® la vacuna Sputnik V, solo llega al 24%. Y Bulgaria, miembro a la UE que tiene mismo acceso a vacunas que Espa?a, roza el 20%.
Estrategia personalizada
Mientras, el debate sobre la necesidad de la tercera dosis sigue abierto. Expertos como ?frica Gonz¨¢lez, consideran que no es necesaria de forma general. ¡°No hay evidencia que lo apoye para todos los mayores de 65 a?os ni todos los inmunodeprimidos. Ser¨ªa m¨¢s adecuada una estrategia personalizada con estudios de inmunidad. Los resultados nos revelar¨ªan que mucha gente no la necesita y que otros, que no han desarrollado anticuerpos con dos dosis, tampoco lo har¨¢n con tres porque su problema tiene otras causas. Gastar¨ªamos muchas vacunas de forma innecesaria¡±, argumenta.
Jos¨¦ Luis Alfonso, jefe de medicina preventiva en el Hospital General de Valencia, defiende la posici¨®n contraria: ¡°La pr¨¢ctica cl¨ªnica nos demuestra que la respuesta inmunol¨®gica de muchos pacientes no es suficiente tras dos dosis y que la presencia de anticuerpos disminuye con el paso del tiempo. A partir de los 70 a?os, adem¨¢s, suele empezar la inmunosenescencia, un proceso que debilita las defensas. En una situaci¨®n en la que hay disponibilidad de vacunas, considero que el balance coste-beneficio es favorable¡±.
Alfonso se muestra partidario de administrar la tercera dosis, como han anunciado Francia y Alemania, a todos los mayores de 65 a?os e inmunodeprimidos, un colectivo que en sus distintos grados de riesgo suma a cerca del 40% de la poblaci¨®n espa?ola. Quique Bassat, en cambio, aboga por un criterio m¨¢s restrictivo: ¡°Seguramente, la tercera dosis solo ser¨ªa necesaria en los pacientes de mayor riesgo [cerca del 8% de la poblaci¨®n]. Definir qu¨¦ pacientes son candidatos es precisamente la cuesti¨®n clave ahora¡±, concluye.
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