El d¨ªa despu¨¦s de la hecatombe en el volc¨¢n de La Palma
Habitantes y ayuntamientos de la isla tratan de prepararse para la reconstrucci¨®n de todo lo que la lava ha destruido: casas, conducciones de agua, carreteras o colegios
Fran Leal, el concejal de obras de Los Llanos de Aridane, trata de arreglar de d¨ªa lo que el volc¨¢n le destroza por la noche. Es una pelea desigual y casi perdida de antemano, pero no por eso Leal deja de darla. Cada tarde, acompa?ado de un equipo peque?o y de un polic¨ªa local, Leal, del PP, recorre la parte del municipio afectado, contempla lo da?ado y anota lo destruido o lo que est¨¢ a punto de destruirse: la farola que se derrite como si fuera de pl¨¢stico, la carretera rota, la casa hundida o la tuber¨ªa partida en dos. A la ma?ana siguiente, con un batall¨®n de operarios trata de recomponer algo del abastecimiento de agua a base de empalmar tuber¨ªas situadas en la parte m¨¢s baja de la localidad, a¨²n no estropeadas, en una suerte de desv¨ªo de urgencia, mientras cierra bocas que vierten agua al suelo. Si la lava sigue avanzando en direcci¨®n al mar esto no servir¨¢ de nada, pero Leal no se distrae con eso y prefiere ir plant¨¢ndole cara al volc¨¢n d¨ªa a d¨ªa en su pueblo (20.000 habitantes). Su tel¨¦fono recibe continuamente llamadas de vecinos evacuados que saben que ¨¦l es de los pocos que entra a la zona prohibida y al que le hacen siempre las mismas preguntas:
¡ª?Has visto mi casa? ?Sabes si ya la tir¨®?
En una semana, el brazo del volc¨¢n ha invadido cerca de 200 hect¨¢reas, ha triturado totalmente 449 edificios y parcialmente otros 45, seg¨²n el parte vulcanol¨®gico a 26 de septiembre. Y ha inutilizado m¨¢s de 15 kil¨®metros de carretera. Ahora mismo, la monta?a de lava est¨¢ detenida en el centro del barrio de Todoque, pero otra lengua avanza algo m¨¢s all¨¢, amenazando una zona de alojamientos tur¨ªsticos. Es decir: esto no ha terminado. De hecho, tal vez no haya hecho sino empezar.
Tanto Leal como la alcaldesa, Noelia Garc¨ªa, del PP, le hacen tambi¨¦n a los ge¨®logos y a los vulcan¨®logos la misma pregunta: ?Cu¨¢nto va a durar esto? Y los vulcan¨®logos y los ge¨®logos les responden lo mismo: que no lo saben, que nadie lo sabe. Lo m¨¢s seguro es que este volc¨¢n se comporte como sus inmediatos predecesores, los otros volcanes de La Palma: el Tenegu¨ªa, en 1971, dur¨® 21 d¨ªas. El San Juan, en 1949, se alarg¨® hasta los 47. Hubo otros m¨¢s antiguos con otros registros. Teniendo todo esto en cuenta, lo m¨¢s probable (sin que esto signifique mucho) es que el volc¨¢n que ahora est¨¢ en todas las televisiones del pa¨ªs dure en activo al menos tres semanas y, como m¨¢ximo, casi tres meses.
Centrado en el presente
Leal, el desbordado concejal de Los Llanos, conoce esto pero prefiere olvidarse de los tres meses y concentrarse en lo que pasa aqu¨ª y ahora. Tiene claro en qu¨¦ fijarse nada m¨¢s llegar cada tarde al ¨¢rea restringida porque sabe qu¨¦ edificio ser¨¢ el pr¨®ximo en caer si no hay suerte: el del colegio de Todoque. Est¨¢ ya vac¨ªo, les dio tiempo a llevarse los ordenadores, la pizarra, los muebles, las taquillas, los cuadros, los murales o los percheros. Cerca hay un ambulatorio. Y un poco m¨¢s lejos est¨¢ el cementerio, emplazado detr¨¢s de una loma que por ahora lo protege, pero indefenso si se acumula lava por ese sector. El concejal no quiere ni pensar en qu¨¦ significar¨ªa para su pueblo que el cementerio resultase sepultado debajo de cientos de toneladas de roca viva incandescente. Prefiere ocuparse en las tuber¨ªas que hay que reparar, en hacer planes para el futuro.
Porque alg¨²n d¨ªa, dice, el volc¨¢n terminar¨¢ de arrojar ceniza y piedras en llamas y volver¨¢ a dormirse y habr¨¢ que ponerse a arreglar todo. Leal utiliza una palabra que ahora suena rara: ¡°Normalidad. Habr¨¢ que insistir en eso. Ser¨¢ dif¨ªcil porque nuestro pueblo, tal y como lo conoc¨ªamos, ha desaparecido: ha surgido algo nuevo encima, un desierto. Aunque le digo una cosa: aqu¨ª no nacemos enga?ados. Sabemos de d¨®nde venimos, lo que somos. Somos de tierra de volcanes. Nuestros padres nos hablaban de los volcanes que vieron de ni?os y nosotros les hablaremos a nuestros hijos de este que estamos viendo ahora. Por eso sabremos arreglar todo. Ahora bien: o vienen ayudas del Gobierno y del Gobierno canario o estamos muertos¡±.
5.900 evacuados
Lo primero ser¨¢ tratar de realojar a las m¨¢s de 300 familias que han perdido o perder¨¢n su casa. Este s¨¢bado, en la isla ya se contaban 5.900 evacuados. El terreno sobre el que se asentaban sus viviendas simplemente ya no existe, es otra cosa: ha sido sustituido por una ladera irregular e irreconocible de lava humeante. Y acabar¨¢ convertida en un trozo de monta?a similar a las que encontraron los primeros pobladores de esta isla. Tardar¨¢ varios meses en enfriarse, dependiendo de su lejan¨ªa respecto al volc¨¢n y de la altura que alcance. Tal vez sea declarada zona natural protegida.
En cualquier caso, habr¨¢ que buscar otro suelo edificable o pisos ya hechos en otras partes de la isla. Juan Miguel Rodr¨ªguez, el alcalde de Tazacorte (4.800 habitantes), otro de los municipios afectados, ha resuelto presentar al pleno una cesi¨®n de terrenos municipales para que, con dinero del Gobierno canario o del Gobierno central, se levanten ah¨ª bloques de pisos para acoger 168 viviendas. ¡°Lo pens¨¦ cuando un vecino me par¨® en la calle y me pregunt¨®: ¡®Juan Miguel, ?y si se me lleva la casa yo qu¨¦ hago?¡±
El Ayuntamiento de Los Llanos, por su parte, ha firmado un acuerdo con un inversor que ten¨ªa abandonadas ¡ªaunque casi terminadas¡ª una treintena de viviendas a fin de que reemprenda las obras al momento y acelere su terminaci¨®n. La alcaldesa, Noelia Garc¨ªa, del PP, a?ade que el Gobierno canario est¨¢ pensando en levantar bloques prefabricados para realojar de urgencia a los m¨¢s necesitados.
Paralelamente, cuando la lava se enfr¨ªe, ocurra cuando ocurra, entrar¨¢n las brigadas como las del concejal de Obras de Los Llanos para tratar de reabrir las carreteras cortadas. Por el valle de Aridane cruzan tres. Una fue alcanzada el primer d¨ªa por el volc¨¢n. La segunda, la m¨¢s transitada de toda la isla debido a que comunica con las plataneras pegadas a la costa, tambi¨¦n ha sido destruida. Solo queda la tercera, la que discurre casi paralela al mar. Y peligra, porque si la lava termina finalmente por llegar a la costa la acabar¨¢ seccionando. Si esto sucede, condenar¨¢ a los habitantes de la zona a dar un rodeo de m¨¢s de una hora para salvar el valle. Y dejar¨¢ incomunicadas las fincas de pl¨¢tanos, uno de los motores econ¨®micos de la isla. Por eso el alcalde de Tazacorte, de Nueva Canarias, previene: ¡°Al d¨ªa siguiente de que la lava se pare, tenemos que echar a correr para empezar a ponerlo todo en orden¡±.
?ngeles Nieves es la directora del colegio Los Campitos y contempla espantada el volc¨¢n desde la entrada de su casa en Los Llanos. Desde all¨ª mira el penacho de humo negro denso y feo y escucha las explosiones repetidas, con una cadencia que parece artificial. Nieves perdi¨® su colegio el primer d¨ªa. No hubo tiempo de salvar nada, al contrario de lo que ocurri¨® con el colegio hermano de Todoque. Al de Nieves iban 26 ni?os de la zona, de todas las edades. De ellos, 24 se han quedado tambi¨¦n sin casa. La directora atiende a una madre por tel¨¦fono. Habla con ella, le cuenta que est¨¢n llegando muchas donaciones para el colegio, le insufla ¨¢nimo con el poco que le queda a ella. Cuelga y vuelve a recibir otra llamada: son dos amigos de Todoque que han sido evacuados y que necesitan que Nieves les guarde alg¨²n tiempo algunas cosas de su casa en el garaje. ¡°Vale¡±, dice.
Planificar el futuro
Mientras llegan las ayudas, mientras esperan a que el volc¨¢n se duerma y as¨ª poder comenzar a planificar la reconstrucci¨®n, los habitantes de La Palma se unen para tratar de sacudirse juntos esta pesadilla. Hay una marea solidaria ins¨®lita y creciente. Hay restaurantes de Los Llanos que cierran a las doce de la ma?ana porque los cocineros se van a preparar comida para los evacuados. Se producen donaciones continuas de ropa, juguetes, libros, muebles, platos preparados o s¨¢banas reci¨¦n compradas y casi ya no hay sitio para guardar tanta cosa. Se ha tenido que habilitar una lista de espera de personas que quieren ayudar. Hay voluntarios hasta para cuidar de los perros y gatos que las familias que han perdido la casa han tenido que dejar atr¨¢s por no disponer de espacio. Entre ellos se cuenta una chica que pasea a un perro muy viejo, sin due?o y sin nombre que encontr¨® un bombero en una finca abandonada a toda prisa y que ten¨ªa todas las papeletas para morir all¨ª solo. No muri¨®. No est¨¢ solo. La chica lo ha llamado Pedro.
Con la misma determinaci¨®n del concejal de obras de Los Llanos, Nieves, la directora del colegio Los Campitos, cuenta que pronto tendr¨¢n uno nuevo. Porque los ni?os ¡°necesitan cuanto antes volver a la rutina¡±. Cuando se le pregunta que qu¨¦ tipo de rutina va a tener un ni?o que ha perdido en un d¨ªa su casa y su clase por la erupci¨®n de un volc¨¢n que no deja de estallar y que se ve desde casi cualquier parte de la isla, la profesora responde con tranquilidad:
¡ªLa que podamos darle. Por eso hace m¨¢s falta que nunca el colegio.
Poco despu¨¦s llegaron sus amigos, con una furgoneta cargada de cosas. Nieves les abri¨® la puerta del garaje.
¡ª?Y los muebles? ?No hab¨¦is tra¨ªdo muebles? ¡ªpregunt¨® la directora del colegio¡ª.
¡ªNo hemos podido desmontarlos. Se han quedado all¨ª ¡ªle respondi¨® su amiga¡ª.
Las dos mujeres se miran un largo rato sin decir nada. Despu¨¦s se ponen juntas a descargar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.