¡°Se fue demasiado lejos con las restricciones de acceso a los familiares en las residencias¡±
Adelina Comas-Herrera ha monitorizado los datos de mortalidad durante la pandemia y concluye que cuatro de cada 10 muertes fueron de residentes. Alerta de un modelo obsoleto y de falta de financiaci¨®n
Adelina Comas-Herrera (49 a?os, Girona) ha liderado un equipo que ha monitorizado durante toda la pandemia la mortalidad en las residencias de m¨¢s de 20 pa¨ªses. Es especialista en pol¨ªticas de cuidados y vive en el Reino Unido desde hace 26 a?os, donde trabaja en la London School of Economics and Political Science. Se ha peleado con la calidad de los datos, pero con cifras hasta enero concluye que 4 de cada 10 fallecimientos fueron de personas que viv¨ªan en esos centros, seg¨²n explic¨® recientemente en un congreso de la Fundaci¨®n Edad y Vida. En su opini¨®n, fallan la financiaci¨®n, las condiciones laborales y los modelos residenciales han quedado obsoletos.
Pregunta. ?Por qu¨¦ ha sido tan dif¨ªcil llevar un recuento de muertes en las residencias?
Respuesta. En la mayor parte de pa¨ªses los sistemas de informaci¨®n no recogen muchos datos sobre la gente que est¨¢ en residencias. Una de las pocas cosas positivas de la pandemia es que en muchos de ellos ahora hay mejores sistemas de monitorizaci¨®n. Muchos ni siquiera sab¨ªan cu¨¢ntas personas viv¨ªan en los centros ni cu¨¢nto personal ten¨ªan.
P. Espa?a es uno de esos pa¨ªses.
R. Esto se debe a que el sistema, e incluso toda la gobernanza del sistema, est¨¢ muy fragmentado. Hay muchos niveles de gobierno: ministerios, comunidades aut¨®nomas, diputaciones, entidades locales¡ Lo que tenemos es un caos, todos recogen datos, pero estos sistemas de informaci¨®n no se hablan entre s¨ª. Hay que arreglarlo. Muchos pa¨ªses est¨¢n en ello. Esta fragmentaci¨®n es, en parte, lo que hace que este sector no se haya modernizado hasta ahora.
P. ?Son fiables los datos?
R. Hay un problema, sobre todo en la primera oleada, cuando hab¨ªa poca capacidad de hacer test en residencias. Vamos con cuidado al comparar datos internacionales porque la calidad no es muy robusta. Si en un pa¨ªs ha fallecido el 8% de los residentes y en otro el 1% sabemos que hay una diferencia grande, pero no se puede comparar entre un 4%, un 5% o un 6%, son cifras muy parecidas entre s¨ª.
P. ?Qu¨¦ ha fallado para que haya tanta mortalidad en residencias?
R. Se ha hablado mucho de la tormenta perfecta porque se han juntado muchos factores. Es una poblaci¨®n de riesgo de cara al coronavirus: muy mayores, normalmente con otras enfermedades y de salud fr¨¢gil. Adem¨¢s, cuando vives en un sitio con muchas personas es muy dif¨ªcil evitar que se transmita el virus, y aqu¨ª es imposible la distancia con los cuidadores. Sobre todo al principio de la pandemia, en muchos pa¨ªses no se prioriz¨® el acceso a equipos de protecci¨®n individual, ni a test, y se encontraban con demasiado poco personal para afrontar la situaci¨®n, porque iba enfermando. Fue dif¨ªcil. Esto mejor¨® y en muchos lugares en las siguientes olas hubo una menor proporci¨®n de muertes entre quienes viv¨ªan en residencias que en la primera oleada. En un gran n¨²mero de pa¨ªses se tard¨® en entender la importancia de poner el m¨¢ximo est¨¢ndar de protecci¨®n en residencias.
P. ?Qu¨¦ fallos estructurales ha desvelado la pandemia en las residencias?
R. El mayor problema son las condiciones en las que trabaja el personal. El segundo, la infraestructura de los centros. Y el tercero ser¨ªa la falta de mecanismos no solo de monitorizaci¨®n, tambi¨¦n de comunicaci¨®n. En cuanto al personal, cobras menos si eres una enfermera en una residencia que en un hospital, con el mismo nivel de cualificaci¨®n, y lo mismo para los auxiliares. En casi todos los pa¨ªses hay escasez y dificultades para reclutar y para retener al personal. En los n¨®rdicos es diferente, pero en casi todos los dem¨¢s, el nivel de formaci¨®n y la progresi¨®n profesional es muy baja. Esto hace que sea muy poco atractivo. En Inglaterra las residencias est¨¢n advirtiendo de que no pueden garantizar la calidad de los cuidados porque est¨¢n en un nivel demasiado bajo de personal.
P. ?Qu¨¦ papel juega la financiaci¨®n p¨²blica?
R. Gran parte de la financiaci¨®n en este sector es p¨²blica, y se paga un precio muy bajo por el servicio a los proveedores, que no pueden abonar m¨¢s de lo que reciben por el contrato. Estamos atrapados en sueldos muy bajos.
P. ?Es uno de los fallos estructurales?
R. Los sistemas de financiaci¨®n no son sostenibles para el nivel de demanda y de calidad al que queremos aspirar. Hemos ido a un modelo en el que tenemos residencias muy desfasadas, en la mayor parte de pa¨ªses hay centros dise?ados para mucha gente, con poco espacio privado, y eso ha hecho muy dif¨ªcil contener el virus. Aunque en los n¨®rdicos es distinto. En Dinamarca, t¨² tienes tu propio miniapartamento dentro de la residencia, con tu sal¨®n, cocina y dormitorio.
P. Espa?a es uno de los pa¨ªses en los que mayor proporci¨®n de residentes fallecieron, con sus datos hasta enero. Ese casi 8% multiplica por cuatro la cifra de Alemania. ?Esto a qu¨¦ se debe?
R. Espa?a tuvo un ataque muy fuerte de covid en la primera ola y esto se refleja tanto en la comunidad como en las residencias, con muchas muertes. Y en Alemania la pandemia, sobre todo en la primera ola, se pudo contener mejor, tal vez por su enorme esfuerzo en localizar a contactos de casos positivos desde el principio.
P. ?Hay pa¨ªses que no hayan tenido un problema en las residencias?
R. Si han tenido un problema fuera de las residencias, tambi¨¦n lo han tenido dentro, y esto refleja que algunos lugares estaban mejor preparados ante una pandemia, tanto fuera como dentro de los centros. Es el caso de Corea, Singapur o Hong Kong, que han tenido previas experiencias con este tipo de virus. No conozco ning¨²n pa¨ªs que haya contenido muy bien el virus en las residencias pero que tuviera mucha incidencia fuera.
P. ?Se fall¨® a la hora de priorizar las residencias al principio?
R. Hay que tener cuidado a la hora de interpretar los datos, pero en los pa¨ªses con mayor impacto en la primera ola, en la segunda implementaron medidas m¨¢s fuertes y la proporci¨®n de muertes en residencias baj¨®. En la primavera de 2020, cinco de cada diez fallecimientos era de mayores que viv¨ªan en residencias. Esta proporci¨®n no volvimos a verla luego. Si hubi¨¦ramos podido aplicar medidas o priorizar las residencias antes, quiz¨¢s hubiera habido menos muertes. Es posible tambi¨¦n que si m¨¢s personas hubieran tenido acceso a cuidados hospitalarios, hubieran sobrevivido, aunque es dif¨ªcil comprobarlo con datos. Por la prensa, sabemos que en pa¨ªses como Italia o Espa?a hubo un colapso y en algunos sitios se neg¨® hospitalizaci¨®n a personas por vivir en residencias, sin considerar si pod¨ªan beneficiarse de tratamiento.
P. ?La causa de menor mortalidad en algunos pa¨ªses est¨¢ en la calidad de los servicios?
R. No tenemos buenos mecanismos para comparar la calidad de los servicios entre pa¨ªses. Lo que hemos visto es que el tama?o de las residencias afecta al n¨²mero de muertes: cuanto mayor eran, proporcionalmente m¨¢s gente mor¨ªa. Otra cosa clara son las ratios de enfermeras: cuantas menos hay, m¨¢s riesgo tiene la residencia. Y el otro factor son habitaciones y ba?os compartidos. Un estudio en Canad¨¢ demuestra que si todo el mundo hubiera estado en habitaciones individuales con ba?o propio, habr¨ªa habido menos muertes. Son lecciones a tener en cuenta porque este no va a ser el ¨²ltimo virus que nos visite.
P. Quienes viven en residencias han sufrido fuertes restricciones. ?Qu¨¦ impacto han tenido?
R. Cada vez hay m¨¢s evidencia de que ha habido deterioro cognitivo, especialmente en personas con demencia. Han aumentado los sentimientos de soledad, abandono e incluso efectos en la salud por culpa del confinamiento en peque?os espacios. Han pagado un precio muy alto. Se fue demasiado lejos con las restricciones de acceso a familiares, especialmente cuando muchos fueron los primeros en vacunarse y tienen un papel muy importante para la salud emocional de los residentes. No se confi¨® lo suficiente en ellos, fue un fallo no darles un papel en el d¨ªa a d¨ªa. Espero que una de las cosas que aprendamos de esto es que cuando una persona va a una residencia contin¨²a teniendo el derecho a una vida familiar y a decidir sobre su d¨ªa a d¨ªa. En la mayor¨ªa de pa¨ªses no hay un mecanismo para asegurarnos de que esto se respeta.
P. ?En qu¨¦ ha cambiado esta crisis al sector?
R. Si intentamos buscar algo positivo, nunca hab¨ªamos o¨ªdo hablar tanto de este sector. Ha sido por razones muy negativas, pero creo que podemos girarlo como oportunidad, solventar algunos de estos fallos estructurales, de gobernanza y financiaci¨®n. Si no se arreglan, ser¨¢ muy dif¨ªcil arreglar el resto de problemas. Y la poblaci¨®n debe pensar que sus votos cuentan a la hora de cambiar el sistema. En Dinamarca, tener un buen plan para los servicios sociales es importante para los pol¨ªticos. En Espa?a hemos entrado en una especie de c¨ªrculo vicioso, de que es un problema intratable y es mejor no hablar mucho de ello. Nos explot¨® en la cara cuando lleg¨® la pandemia.
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