?Una muralla para un mundo vacunado?
En la discusi¨®n sobre las patentes hay que poner en una balanza los beneficios de unas pocas compa?¨ªas, y en la otra, el coste en vidas y en p¨¦rdidas econ¨®micas de la decisi¨®n de no compartir el conocimiento
La variante delta surgi¨® en India, ¨®micron en Sur¨¢frica, dos pa¨ªses con alta incidencia de coronavirus y baja tasa de vacunaci¨®n. No es casualidad. Hace un a?o, estos dos pa¨ªses propusieron a la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC) una exenci¨®n temporal de las patentes para asegurar que las vacunas llegaran de forma r¨¢pida y equitativa a todo el mundo. Era la manera de frenar la expansi¨®n del virus y evitar que surgieran nuevas y peligrosas variantes. Hemos perdido un tiempo precioso. Ahora, la aparici¨®n de la nueva e inquietante ¨®micron ha obligado a suspender la 12 Asamblea Ministerial de la OMC que deb¨ªa celebrarse en Ginebra a partir del 30 de noviembre con la propuesta de exenci¨®n de patentes en el orden del d¨ªa. La suspensi¨®n de vuelos impide que se discuta de nuevo c¨®mo evitar que eso siga ocurriendo.
Dos terceras partes de los 164 pa¨ªses de la OMC apoyan suspender por tres a?os la protecci¨®n de la propiedad intelectual de las vacunas y los procedimientos para fabricarlas. La iniciativa encontr¨® en el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, un poderoso e inesperado aliado, pero la f¨¦rrea oposici¨®n de la Uni¨®n Europea, liderada por Alemania, y otros pa¨ªses con fuertes intereses en la comercializaci¨®n de las vacunas la ha dejado en el limbo de las discusiones paralizantes. La UE sostiene que las disposiciones vigentes sobre licencias voluntarias son suficientes para asegurar el reparto de las vacunas. Pero si algo se ha visto en este a?o perdido es que estos mecanismos son un completo fracaso, incluida la figura farragosa y llena de obst¨¢culos de las licencias obligatorias por razones de salud p¨²blica, posibles desde 2001.
Un a?o despu¨¦s, el 80% de las vacunas fabricadas, seg¨²n la OMS, se han inyectado en los pa¨ªses ricos, que apenas suman el 15% de la poblaci¨®n mundial. Y el programa Covax de donaci¨®n de vacunas apenas ha logrado repartir 400 millones de los 2.000 que deb¨ªa distribuir antes de acabar 2021.
Lo que hace inquietante esta nueva cepa es que re¨²ne muchas m¨¢s mutaciones de las esperables y en pocos d¨ªas ha desplazado a la variante delta, que ya era m¨¢s contagiosa que las anteriores. Se cree que mut¨® en el organismo de una persona inmunodeprimida a causa del VIH, lo que la conecta con otra desigualdad previa: la del acceso a los tratamientos contra el sida. Con 8,2 millones de infectados, Sur¨¢frica es el pa¨ªs con mayor impacto del VIH. ?Ser¨¢ ¨®micron la supervariante que tem¨ªan algunos reputados vir¨®logos? Todav¨ªa es pronto para saberlo, pero mientras el mundo rico cierra fronteras y se apresura a administrar una tercera dosis de refuerzo, los estragos que pueda causar se concentrar¨¢n de nuevo en los pa¨ªses pobres con menor tasa de vacunaci¨®n. Y si se confirmara que la nueva variante es capaz de eludir la protecci¨®n de las vacunas, aunque las farmac¨¦uticas pudieran desarrollar una adaptaci¨®n eficaz contra la nueva variante, no har¨ªamos sino volver a la casilla de salida.
?Cu¨¢l es la perspectiva, una muralla para el mundo vacunado? ?Con qu¨¦ costes? ?La par¨¢lisis intermitente del comercio mundial? ?Por cu¨¢nto tiempo? En la discusi¨®n sobre las patentes hay que poner en una balanza los beneficios de unas pocas compa?¨ªas, y en la otra, el coste en vidas y en p¨¦rdidas econ¨®micas de la decisi¨®n de no compartir el conocimiento para producir vacunas a gran escala. Seguro que si se hacen n¨²meros, la exenci¨®n de las patentes sale a cuenta, incluso en el caso de que hubiera que compensar generosamente a las farmac¨¦uticas por el lucro cesante. Incluso si nos olvidamos de que para obtener esas patentes, las seis principales fabricantes de vacunas recibieron 12.000 millones de d¨®lares de financiaci¨®n p¨²blica. Ojal¨¢ ¨®micron no sea tan peligrosa como puede llegar a ser. Ojal¨¢ desaparezca como desapareci¨® la variante beta. Pero si no es as¨ª, lamentaremos no haber hecho lo que todos saben que hay que hacer: compartir la tecnolog¨ªa y empezar a producir vacunas en todo el mundo.
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