La ¨®micron pone a prueba la inmunidad y los sistemas de salud en Am¨¦rica Latina
La variante llega a la regi¨®n m¨¢s desigual del planeta. Argentina, Colombia, Per¨² o M¨¦xico ya est¨¢n inmersos en picos de casos que superar¨¢n todos los anteriores
Cancelaciones de vuelos y caos en el aeropuerto de Ciudad de M¨¦xico por contagios de pilotos y personal de vuelo y colapso de los centros de pruebas de los principales destinos tur¨ªsticos de Argentina en plena temporada de verano. Una nueva ola de coronavirus vinculada a la variante ¨®micron amenaza a Am¨¦rica Latina y se est¨¢ comenzando a sentir en la regi¨®n m¨¢s desigual del planeta, que est¨¢ evaluando c¨®mo hacer frente a esta nueva etapa de la pandemia que, por acumulaci¨®n de casos, puede poner en jaque a sus sistemas de salud y diversos sectores.
El nuevo pico est¨¢ marcado por una paradoja: aunque la probabilidad de desarrollar una enfermedad grave ha descendido caso por caso gracias a la inmunidad adquirida ¡ªpor vacunas, pero tambi¨¦n por infecci¨®n previa¡ª, el contagio m¨¢s acelerado de la nueva cepa mantiene su desaf¨ªo a los sistemas de salud mundiales, especialmente a los m¨¢s vulnerables.
Argentina y Puerto Rico fueron los primeros en Am¨¦rica Latina en notar un aumento de casos mucho m¨¢s acelerado que los anteriores picos. Les siguieron Colombia, M¨¦xico, Per¨², Panam¨¢, Bolivia y ahora, tambi¨¦n, Chile. Epidemi¨®logos y pol¨ªticos est¨¢n de acuerdo esta vez: la causa es ¨®micron, la nueva variante del SARS-CoV-2 que marca el paso de la nueva fase de esta pandemia, que ya casi cumple su segundo a?o de vida.
En Argentina, el n¨²mero de casos ya ha superado con creces al anterior r¨¦cord de la pandemia. Tambi¨¦n lo ha hecho en M¨¦xico. En Colombia y Per¨², el dato diario tambi¨¦n ha marcado m¨¢ximos, y la media de los ¨²ltimos siete d¨ªas lo har¨¢ en cualquier momento. En Chile, el crecimiento va retrasado, pero nada hace pensar que la curva no siga un camino similar, como ya lo ha hecho en otros rincones del mundo y muy posiblemente lo har¨¢ en todo el continente latinoamericano.
De estos pa¨ªses, aquellos que, como es el caso de Colombia, mantienen sistemas de vigilancia gen¨®mica potentes y al d¨ªa ya est¨¢n observando c¨®mo ¨®micron est¨¢ efectivamente convirti¨¦ndose en la variante dominante dentro de las muestras que recogen.
Estos crecimientos inusitados conviven con la evidencia cada vez m¨¢s abundante de que, caso por caso, ¨®micron produce una enfermedad menos severa que delta, la variante hasta ahora dominante en el mundo. Parte de esta evidencia hace referencia a las caracter¨ªsticas intr¨ªnsecas de la nueva mutaci¨®n del virus: al menos siete estudios precl¨ªnicos en laboratorio y en ratones han confirmado que la infecci¨®n se concentra ahora en la parte alta del sistema respiratorio, lo cual reducir¨ªa el riesgo de patolog¨ªas respiratorias graves. Esta u otras caracter¨ªsticas se traducir¨ªan en un descenso del riesgo de hospitalizaci¨®n del 50% o 60% (y hasta 84% de menor riesgo de requerir ventilaci¨®n mec¨¢nica).
Por otra parte, est¨¢ el factor de la inmunidad adquirida. Los primeros estudios desde el Reino Unido o Sud¨¢frica indican que una pauta normal de vacunaci¨®n con Pfizer, Moderna, Jannsen o Astrazeneca reduce el riesgo de hospitalizaci¨®n entre un 50% y un 80%, dependiendo de lo reciente que haya sido ¨¦sta. Un refuerzo sobre cualquiera de ellas parece aumentar significativamente esta protecci¨®n: hasta entre 85% y 88%. La infecci¨®n pasada tambi¨¦n protege: hasta un 60% de reducci¨®n del riesgo de acabar en el hospital, seg¨²n lo observado en el Reino Unido.
Estos datos son prometedores, especialmente para los individuos vacunados, o vacunados y con infecci¨®n previa y sobre todo para los que no pertenecen a grupos de riesgo: porque se trata de valores medios aplicados individualmente. Su traducci¨®n poblacional no es exacta.
Lo que gobiernos, expertos y ciudadan¨ªa esperan ver a nivel agregado se puede resumir con dos palabras: desacople y moderaci¨®n. Desacople en el crecimiento en funci¨®n de la gravedad: que los m¨¢s leves crezcan de manera m¨¢s pronunciada que los m¨¢s severos. Es decir, una moderaci¨®n en la suma total de casos graves para evitar la saturaci¨®n o incluso el colapso de los sistemas de salud.
Los picos en Sud¨¢frica y Reino Unido han mostrado desacoples claros. El volumen de casos en este ¨²ltimo, sin embargo, ha sido lo suficientemente alto como para poner en tensi¨®n a partes del sistema p¨²blico de salud brit¨¢nico. Esta tensi¨®n se ha visto agravada por la afectaci¨®n de ¨®micron al propio personal de salud: las bajas m¨¦dicas: el d¨ªa despu¨¦s de Navidad, hasta 1 de cada 20 trabajadores del sistema estaban de baja. M¨¢s preocupante es la experiencia estadounidense, a¨²n en marcha: los picos de ¨®micron en varias zonas del pa¨ªs est¨¢n mostrando un menor desacople y, por tanto, escasa moderaci¨®n agregada.
El aprendizaje que Am¨¦rica Latina puede sacar de los pa¨ªses que han sufrido por adelantado la ola de ¨®micron es que los picos en proceso ser¨¢n m¨¢s o menos disruptivos dependiendo de la calidad de la pared inmunitaria construida en cada pa¨ªs, la capacidad de su sistema de salud, y la distribuci¨®n de ambas en la poblaci¨®n.
La pared inmunitaria est¨¢ compuesta de muchos ladrillos. Los m¨¢s s¨®lidos son las vacunas y su distribuci¨®n poblacional. Un pa¨ªs con altas tasas de vacunaci¨®n inicial y refuerzos aplicados, especialmente a los segmentos vulnerables, tendr¨¢ una parte del trabajo hecho. Todav¨ªa hay que entender mejor la diferencia de protecci¨®n contra enfermedad grave entre vacunas, y hace falta disponer de mejores datos para las de origen chino, ruso o cubano, profusamente empleadas en la regi¨®n. ?micron supondr¨¢ una prueba para todas ellas, como ya lo est¨¢ suponiendo para las dem¨¢s.
A ello hay que sumar la infecci¨®n pasada: pa¨ªses con alto impacto asumido est¨¢n, parad¨®jicamente, en mejor posici¨®n hoy. Eso no quiere decir que el contagio anterior fuese un ¨¦xito: se perdieron cientos de miles de vidas, y habr¨ªa sido mucho mejor obtenerlo v¨ªa vacunaci¨®n. Pero es innegable que ahora puede producir un beneficio a la luz de los datos en Sud¨¢frica, pa¨ªs con alta seroprevalencia pasada.
Tambi¨¦n importa la posici¨®n de partida: poblaciones envejecidas, empobrecidas o con alta incidencia de ciertas comorbilidades relevantes est¨¢n siempre m¨¢s expuestas a desarrollos graves. Am¨¦rica Latina es un continente joven, pero al mismo tiempo tiene elevadas tasas de pobreza en varios pa¨ªses. En otros, los problemas cr¨®nicos de salud (como la obesidad y la diabetes en M¨¦xico) les han colocado desde el principio en una posici¨®n m¨¢s delicada. No cabe esperar que sea distinto con ¨®micron.
La calidad de esta pared inmunitaria filtrar¨¢ m¨¢s o menos casos hacia el sistema hospitalario, y donde menos se filtren, m¨¢s se ver¨¢ puesta a prueba su capacidad. ?micron env¨ªa a mucha menos gente a cuidados intensivos que delta, pero no tanta menos a estancias hospitalarias de menor gravedad. Es decir: mientras en las primeras olas de 2020 el foco estaba en la falta de capacidad f¨ªsica (ventiladores mec¨¢nicos, otros equipos de cuidados intensivos), ahora puede estarlo en la falta de capacidad humana para gestionar un n¨²mero mayor de cuadros moderadamente graves. En Ciudad de M¨¦xico, por ejemplo, ya se est¨¢n viendo largas filas en hospitales y centros de salud. Tambi¨¦n se est¨¢n viendo interrupciones en aeropuertos y servicios b¨¢sicos, como los transportes o educaci¨®n por el aumento del n¨²mero de contagios.
A¨²n es demasiado pronto para medir desacople y moderaci¨®n en Am¨¦rica Latina, pero en algunos pa¨ªses ya se entrev¨¦ el primero: graficando en paralelo los casos acumulados de los ¨²ltimos 14 d¨ªas y la cantidad de personas ingresadas, en Argentina resulta una separaci¨®n por ahora clara cuando se compara este dato con el anterior gran pico, a mediados de 2021. Su magnitud, sin embargo, est¨¢ por verse, dado que la ola a¨²n no ha encontrado su cumbre en el pa¨ªs.
En Colombia, donde la ola empez¨® a crecer algo m¨¢s tarde, la tendencia es la misma. All¨ª, adem¨¢s, se puede separar entre hospitalizaciones normales y de cuidado intensivo, lo que permite confirmar que, efectivamente, son estas ¨²ltimas las que m¨¢s descienden en comparaci¨®n con picos pasados.
Queda lo crucial: seguir esta tendencia en todos los pa¨ªses para confirmar que el desacople sea lo suficientemente grande como para que la moderaci¨®n quite cargas de los hombros de los sistemas de salud, y tambi¨¦n de unas sociedades que en su conjunto llevan casi dos a?os arrastrando pesos econ¨®micos, sociales y emocionales por la pandemia nunca antes sufridos.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.